14/07/2017, 12:03
De pronto, el interés de Skippy se volcó estrepitosamente sobre aquella larga barra de tragos y de los cuantiosos menjurjes que allí le podrían servir. Llamó la atención de los camareros, y ordenó lo que parecía ser una cerveza, en un inmenso jarrón de cristal que seguro le mantendría ocupado por lo menos unos cinco minutos antes de acabarla completamente, o eso creía él.
El escualo, no obstante, se dedicó a echarle un ojo a los alrededores y bastó un peinado completo del área para percatarse de la zona más llamativa, una esquina bien acomodada cuyos ocupantes no lucían igual al resto de los fiesteros. Allí, un hombre de edad avanzada con una visible cicatriz en el lado izquierdo de su rostro jugueteaba con un puñado de mujeres, concentradas única y exclusivamente en él, y además, otros dos hombres, cuyos rostros daban la certeza de que no estaban allí para divertirse ni mucho menos, sino para cuidar del capo que suponía ser el polígamo vejestorio.
Daba la sensación de que esa gente no quería ser molestada, y la voluntad de Kaido cedió ante esa agobiante premisa. Así que por su bien, decidió dejar esa opción para último, si no lograba obtener la información de algún otro asiduo conocedor de locales nocturnos y demás zonas de diversión vespertina.
«Probemos primero con los camareros»
Se acercó a paso agigantado hasta la barra, a tres asientos contiguos del de Skippy, y esperó a que el camarero se acercara. Siempre observando de reojo al extraño personaje, cauteloso pues conocía de sus repentinos fogonazos, y que se le podría perder en cualquier momento.
—Colega, ¿sabes de casualidad cómo llegar a Lindesvan desde aquí? tengo a mi tío de visita desde Shinogi-to y no se va a ir del distrito hasta que visite ese lugar.
El escualo, no obstante, se dedicó a echarle un ojo a los alrededores y bastó un peinado completo del área para percatarse de la zona más llamativa, una esquina bien acomodada cuyos ocupantes no lucían igual al resto de los fiesteros. Allí, un hombre de edad avanzada con una visible cicatriz en el lado izquierdo de su rostro jugueteaba con un puñado de mujeres, concentradas única y exclusivamente en él, y además, otros dos hombres, cuyos rostros daban la certeza de que no estaban allí para divertirse ni mucho menos, sino para cuidar del capo que suponía ser el polígamo vejestorio.
Daba la sensación de que esa gente no quería ser molestada, y la voluntad de Kaido cedió ante esa agobiante premisa. Así que por su bien, decidió dejar esa opción para último, si no lograba obtener la información de algún otro asiduo conocedor de locales nocturnos y demás zonas de diversión vespertina.
«Probemos primero con los camareros»
Se acercó a paso agigantado hasta la barra, a tres asientos contiguos del de Skippy, y esperó a que el camarero se acercara. Siempre observando de reojo al extraño personaje, cauteloso pues conocía de sus repentinos fogonazos, y que se le podría perder en cualquier momento.
—Colega, ¿sabes de casualidad cómo llegar a Lindesvan desde aquí? tengo a mi tío de visita desde Shinogi-to y no se va a ir del distrito hasta que visite ese lugar.