16/07/2017, 16:54
(Última modificación: 28/07/2017, 19:23 por Uchiha Akame.)
Skippy alzó su jarra en dirección al gennin cuando vio que se le acercaba, y seguidamente se bebió más de la mitad de un solo trago. Su sonrisa bobalicona se desvaneció cuando vio que Kaido no pensaba acompañarle a beber, sino que su interés estaba más bien del lado del camarero. Skippy le dedicó un gran eructo antes de levantarse del taburete jarra en mano.
El camarero, un muchacho de unos veinte y pico años, rubio de ojos azules y piel pálida —como casi todo el mundo en Amegakure—, atendió a Kaido con patente desinterés. Quizás fuese el hecho de que aquella noche estaban llenos y el Gyojin le estaba haciendo perder un tiempo valioso, o tal vez que el chico preguntase por un bar de la competencia.
—Colega, tienes que coger la segunda a la derecha una vez estés en la avenida principal. Es un localucho con un cartel de neón rosa en la puerta.
Mientras tanto, Kaido captó por el rabillo del ojo cómo Skippy se acercaba a la esquina donde estaba ubicado el curioso grupo. Se plantó frente a la mesa del mayor de los hombres, mientras los otros dos se ponían en pie y le cerraban el paso.
—¡Hola qué tal hermanos y hermanas!
Extendió ambos brazos, jarra de cerveza en una mano y un curioso cigarrillo —más regordete de lo normal— en la otra.
—¡Vaya, Skippy, hace mucho tiempo que no nos vemos! ¿Eh? —le respondió el hombre de la cicatriz, soltando una carcajada.
Skippy se encendió aquel cigarro con ayuda de un mechero que le proporcionó uno de los muchachos, y tras dar cuatro o cinco caladas, expulsó el humo lentamente.
—¿Eh? ¿Qué es eso, Skippy?
—Ah, esto es... Algo especial.
El camarero, un muchacho de unos veinte y pico años, rubio de ojos azules y piel pálida —como casi todo el mundo en Amegakure—, atendió a Kaido con patente desinterés. Quizás fuese el hecho de que aquella noche estaban llenos y el Gyojin le estaba haciendo perder un tiempo valioso, o tal vez que el chico preguntase por un bar de la competencia.
—Colega, tienes que coger la segunda a la derecha una vez estés en la avenida principal. Es un localucho con un cartel de neón rosa en la puerta.
Mientras tanto, Kaido captó por el rabillo del ojo cómo Skippy se acercaba a la esquina donde estaba ubicado el curioso grupo. Se plantó frente a la mesa del mayor de los hombres, mientras los otros dos se ponían en pie y le cerraban el paso.
—¡Hola qué tal hermanos y hermanas!
Extendió ambos brazos, jarra de cerveza en una mano y un curioso cigarrillo —más regordete de lo normal— en la otra.
—¡Vaya, Skippy, hace mucho tiempo que no nos vemos! ¿Eh? —le respondió el hombre de la cicatriz, soltando una carcajada.
Skippy se encendió aquel cigarro con ayuda de un mechero que le proporcionó uno de los muchachos, y tras dar cuatro o cinco caladas, expulsó el humo lentamente.
—¿Eh? ¿Qué es eso, Skippy?
—Ah, esto es... Algo especial.