4/07/2015, 08:34
La voz de mando del examinador dio finalmente la certeza de que el combate había terminado. Sin embargo, su voz neutra y seria le agregó una sensación de inseguridad a la situación que Kota no se había permitido sentir sino hasta ese mismo momento puesto que en su estado más vulnerable, era sencillo llenarse la cabeza de infinidades de desenlaces para el examen que estaban presentando. Ni contar con que el fallar sería sin lugar a dudas la vergüenza más grande para su clan, aunque a veces sentía que esa era la mejor arma para usar contra su padre. De cualquier forma, sus dubitativas desaparecieron en cuanto Yota se acercó para extenderle la mano. El peliblanco le vio un tanto incrédulo pero finalmente terminó dibujando su típica sonrisa para luego extender el brazo y usar el apoyo de su hermano para levantarse.
Una vez arriba, limpió la tierra de su pantalón e intentó no quejarse por los moretones que se habían pintado en sus antebrazos por el detenimiento de ese último ataque.
—No hay nada que escuchar —bromeó—. ¿dónde está mi bandana? —dijo en voz baja, inaudible excepto para su hermano. Finalmente, decidió avanzar con paso rengado hasta una distancia prudente entre ellos y el ninja encargado de decidir su futuro.
Kota le miró fijamente y esperó paciente a que diera el veredicto. En un momento sabría si el esfuerzo había valido la pena: si aquel espectáculo único de graduación para alimentar el ego de su padre había dado sus frutos. Y a pesar de sentirse extraño por ser parte de ello, lo cierto es que el método era el mismo...
—¿Y bien?
Una vez arriba, limpió la tierra de su pantalón e intentó no quejarse por los moretones que se habían pintado en sus antebrazos por el detenimiento de ese último ataque.
—No hay nada que escuchar —bromeó—. ¿dónde está mi bandana? —dijo en voz baja, inaudible excepto para su hermano. Finalmente, decidió avanzar con paso rengado hasta una distancia prudente entre ellos y el ninja encargado de decidir su futuro.
Kota le miró fijamente y esperó paciente a que diera el veredicto. En un momento sabría si el esfuerzo había valido la pena: si aquel espectáculo único de graduación para alimentar el ego de su padre había dado sus frutos. Y a pesar de sentirse extraño por ser parte de ello, lo cierto es que el método era el mismo...
—¿Y bien?