22/07/2017, 23:43
(Última modificación: 29/07/2017, 02:29 por Amedama Daruu.)
Sin embargo, Daruu no parecía tan contento como ella, la sujetó del hombro antes de que pudiera ir más lejos y cuando ella se giró para mirarle, interrogante, vio que estaba serio. Muy serio.
—Espera, Ayame —objetó—. Hasta ahora, todo este sitio han sido trampas mortales, una tras otra. Vamos a entrar en el ascensor, pero hagámoslo con cautela y preparándonos para lo que pudiera venir, ¿vale? No nos relajemos, por favor.
Ayame se mantuvo en silencio algunos segundos, pero después asintió.
—Tienes razón. Lo siento, me he dejado llevar por la emoción.
Entraron con cautela en el vestíbulo, y enseguida notaron que estaba encharcado. Sus pies chapoteaban en el agua sin remedio, y entonces Ayame se detuvo a mitad del camino, con los ojos abiertos de par en par y conteniendo a Daruu para que no fuera más lejos. Había escuchado un bisbiseo a lo lejos, en algún lugar dentro de aquel receptáculo, pero los ojos de Daruu también habían podido ver unos finos hilos brillantes moviéndose de manera oscilante en el agua. Alrededor de ellos, dando vueltas, algunos acercándose más que otros.
Y entonces, una de ellas salió momentáneamente del agua para atacar a Daruu desde la espalda. Una serpiente acuática de brillantes escamas azules que tenía sus colmillos preparados para clavarlos en su pierna.
—¡Cuidado, Daruu-kun!
—Espera, Ayame —objetó—. Hasta ahora, todo este sitio han sido trampas mortales, una tras otra. Vamos a entrar en el ascensor, pero hagámoslo con cautela y preparándonos para lo que pudiera venir, ¿vale? No nos relajemos, por favor.
Ayame se mantuvo en silencio algunos segundos, pero después asintió.
—Tienes razón. Lo siento, me he dejado llevar por la emoción.
Entraron con cautela en el vestíbulo, y enseguida notaron que estaba encharcado. Sus pies chapoteaban en el agua sin remedio, y entonces Ayame se detuvo a mitad del camino, con los ojos abiertos de par en par y conteniendo a Daruu para que no fuera más lejos. Había escuchado un bisbiseo a lo lejos, en algún lugar dentro de aquel receptáculo, pero los ojos de Daruu también habían podido ver unos finos hilos brillantes moviéndose de manera oscilante en el agua. Alrededor de ellos, dando vueltas, algunos acercándose más que otros.
Y entonces, una de ellas salió momentáneamente del agua para atacar a Daruu desde la espalda. Una serpiente acuática de brillantes escamas azules que tenía sus colmillos preparados para clavarlos en su pierna.
—¡Cuidado, Daruu-kun!