6/07/2015, 21:43
Era un día lluvioso de principios de invierno en Uzushiogakure cuando la pequeña Eri se levantó de la cama sin ganas, le encantaba la lluvia, pero odiaba madrugar tanto. No eran ni las seis de la mañana cuando recordó que ese día tenía que hacer unos recados que le habían encomendado hará no más de dos días y obviamente, el tiempo corría demasiado rápido. Sin perder más el tiempo se levantó bostezando y se puso su típica ropa, olvidándose de su túnica de viaje que seguro echaría en falta cuando saliese de casa.
Desayunó una tostada y un zumo, mientras observaba a Shian preparar lo que necesitaba su hija en el viaje, en su rostro se reflejaba preocupación.
-¿De verdad que no quieres que te acompañe? Te vas muy lejos y podría ser peligroso... Además, todavía es muy pronto para salir.- Shian se había sentado junto a Eri, rodeando los hombros de la joven con su brazo. -No me perdonaría que te pasase algo.
-Mamá, no te preocupes, sabes perfectamente que soy capaz de realizar esto, además si no comienzo a hacer las cosas sola... Nunca lograré convertirme en una kunoichi como tú. - Susurró la menor de ojos verdes. -Y quiero salir temprano porque cuando antes me vaya, antes regresaré. No me pasará nada, no te preocupes mamá, popu. - Terminó de hablar mostrando una sonrisa a su madre, sin embargo no logró relajarla.
-Cuidate bien, ten cuidado y no hables con desconocidos. - Advertía la mayor de las dos, todavía preocupada.
-No te preocupes mamá, volveré pronto y bien, lo prometo, popu.- Eri besó la mejilla de su madre y tomó lo que su madre había preparado para su viaje, y despidiéndola con un movimiento de manos, marchó de su casa rumbo a su destino. ¿Dónde iba? Hacia una aldea del País del Fuego para recoger un pedido. La aldea en sí no se encontraba muy lejos, sin embargo sabía que tardaría un par de días como poco en cumplir su cometido. La suerte que tenía es que contaba con un mapa por si se perdía y por si acaso había un camino que no tenía pérdida a partir de cierto tramo del País de la Espiral hacia la aldea del país vecino al que se dirigía.
Aunque lloviese e hiciera frío, no era una lluvia tan difícil de soportar, y el frío todavía no era tan notable al ser principios de invierno. Sin embargo cuando entró en el camino dicho anteriormente encontró algunos problemas en la vegetación de al rededor, varios árboles talados sin el control de tala de árboles que tenía por regla cada país, básicamente a cada dos pasos que daba la joven había dos árboles talados sin venir a cuento, y eso no parecía nada normal.
Siguió caminando, esta vez un poco más rápido, no le apetecía nada encontrar problemas en el trayecto, cuando escuchó la voz de alguien detrás de ella.
-¡Hola niña! ¿Eres de por aquí? - Dijo la voz, primero con una voz normal y luego alzándola. Eri se asustó y de la impresión pegó un bote hacia delante, tapándose con ambas manos, luego se dio cuenta de quién había hablado y se encontró con un chico pelirrojo mirándola.
''Otra vez haciendo el retrasado Eri, ya te vale, así vas a ser reconocida rápidamente pero no por algo importante.''
La de ojos verdes lo miró entrecerrando los ojos, intentando divisar mejor la cara del extraño que la acompañaba. Entonces decidió que sus modales debían hacer acto de presencia, sobretodo porque no parecía mala persona.
-Hola señor desconocido.- No creía que eso era un buen comienzo, pero bueno, menos da una piedra de Nabi. - No, no soy de por aquí, vengo del País de la Espiral, ¿por qué? ¿Ocurre algo, popu?- Decidió preguntar ella también, ya que él había preguntado sobre esos lugares y definitivamente con tanto árbol talado algo no iba bien aquí y ella tenía demasiada curiosidad.
Desayunó una tostada y un zumo, mientras observaba a Shian preparar lo que necesitaba su hija en el viaje, en su rostro se reflejaba preocupación.
-¿De verdad que no quieres que te acompañe? Te vas muy lejos y podría ser peligroso... Además, todavía es muy pronto para salir.- Shian se había sentado junto a Eri, rodeando los hombros de la joven con su brazo. -No me perdonaría que te pasase algo.
-Mamá, no te preocupes, sabes perfectamente que soy capaz de realizar esto, además si no comienzo a hacer las cosas sola... Nunca lograré convertirme en una kunoichi como tú. - Susurró la menor de ojos verdes. -Y quiero salir temprano porque cuando antes me vaya, antes regresaré. No me pasará nada, no te preocupes mamá, popu. - Terminó de hablar mostrando una sonrisa a su madre, sin embargo no logró relajarla.
-Cuidate bien, ten cuidado y no hables con desconocidos. - Advertía la mayor de las dos, todavía preocupada.
-No te preocupes mamá, volveré pronto y bien, lo prometo, popu.- Eri besó la mejilla de su madre y tomó lo que su madre había preparado para su viaje, y despidiéndola con un movimiento de manos, marchó de su casa rumbo a su destino. ¿Dónde iba? Hacia una aldea del País del Fuego para recoger un pedido. La aldea en sí no se encontraba muy lejos, sin embargo sabía que tardaría un par de días como poco en cumplir su cometido. La suerte que tenía es que contaba con un mapa por si se perdía y por si acaso había un camino que no tenía pérdida a partir de cierto tramo del País de la Espiral hacia la aldea del país vecino al que se dirigía.
Aunque lloviese e hiciera frío, no era una lluvia tan difícil de soportar, y el frío todavía no era tan notable al ser principios de invierno. Sin embargo cuando entró en el camino dicho anteriormente encontró algunos problemas en la vegetación de al rededor, varios árboles talados sin el control de tala de árboles que tenía por regla cada país, básicamente a cada dos pasos que daba la joven había dos árboles talados sin venir a cuento, y eso no parecía nada normal.
Siguió caminando, esta vez un poco más rápido, no le apetecía nada encontrar problemas en el trayecto, cuando escuchó la voz de alguien detrás de ella.
-¡Hola niña! ¿Eres de por aquí? - Dijo la voz, primero con una voz normal y luego alzándola. Eri se asustó y de la impresión pegó un bote hacia delante, tapándose con ambas manos, luego se dio cuenta de quién había hablado y se encontró con un chico pelirrojo mirándola.
''Otra vez haciendo el retrasado Eri, ya te vale, así vas a ser reconocida rápidamente pero no por algo importante.''
La de ojos verdes lo miró entrecerrando los ojos, intentando divisar mejor la cara del extraño que la acompañaba. Entonces decidió que sus modales debían hacer acto de presencia, sobretodo porque no parecía mala persona.
-Hola señor desconocido.- No creía que eso era un buen comienzo, pero bueno, menos da una piedra de Nabi. - No, no soy de por aquí, vengo del País de la Espiral, ¿por qué? ¿Ocurre algo, popu?- Decidió preguntar ella también, ya que él había preguntado sobre esos lugares y definitivamente con tanto árbol talado algo no iba bien aquí y ella tenía demasiada curiosidad.