1/08/2017, 22:49
Dos toquecitos en la puerta auguraron la llegada del Hielo, pero Daruu ya había previsto su entrada en escena unos segundos antes de que lo hiciera. En esta ocasión, su Byakugan poco o nada tenía que ver: es que se estaba acostumbrando a distinguir las sutiles diferencias de temperatura en el aire a medida que su sensei se iba acercando, como quien sabe a ciencia cierta cuánta distancia hay entre él y un carruaje de caballos al poner el oído de cara al suelo.
Lo que no esperaba era esa bolsa de bollitos de vainilla que Kori depositó entre él y Ayame y que hizo que le rugieran las tripas sin remedio mientras los adultos conversaban sobre la situación de Ayame. Kiroe soltó una pequeña risilla y Daruu chistó colocándose el dedo índice en los labios.
—Veo que ya has despertado. ¿Te encuentras bien, Daruu-kun? —Kori le sobresaltó y Daruu dio un respingo. Removió la espalda, enarcando una ceja. «Increíble, ya no me duele nada...»—. No parece que Ayame va a poder despertar pronto, y cuando lo haga seguramente necesite algunos días más de reposo. Esto no le hará gracia, pero debemos volver nosotros dos solos a la torre a terminar la misión.
»Y, esta vez, sin laberintos de por medio.
—Créeme, Kori-sensei, no quiero ver más laberintos en toda mi vida —rio, y, todavía un poco adormilado por la anestesia, se reincorporó sobre la camilla.
—¡Daruu-kun! ¡Espera un poco! —se sorprendió su madre.
—¡Estoy bien! No me duele nada —replicó él—. Esas tuberías no van a limpiarse solas. Además, quiero hablar con Kori-sensei en privado. Hay algunas cosas que me escaman sobre todo este asunto.
»¿Dónde está mi ropa?
Media hora después, Daruu y Kori caminaban por las calles de Amegakure en dirección al edificio del laberinto.
—Ahora podemos hablar con más tranquilidad... —dijo el moreno—. Dime una cosa, Kori-sensei. ¿Habéis averiguado de quién era ese horrible laberinto?
»Disculpa la curiosidad insana, pero... ¿Cómo es posible que algo tan horrible estuviera en Amegakure desde el principio? ¡Dentro de la aldea!
Lo que no esperaba era esa bolsa de bollitos de vainilla que Kori depositó entre él y Ayame y que hizo que le rugieran las tripas sin remedio mientras los adultos conversaban sobre la situación de Ayame. Kiroe soltó una pequeña risilla y Daruu chistó colocándose el dedo índice en los labios.
—Veo que ya has despertado. ¿Te encuentras bien, Daruu-kun? —Kori le sobresaltó y Daruu dio un respingo. Removió la espalda, enarcando una ceja. «Increíble, ya no me duele nada...»—. No parece que Ayame va a poder despertar pronto, y cuando lo haga seguramente necesite algunos días más de reposo. Esto no le hará gracia, pero debemos volver nosotros dos solos a la torre a terminar la misión.
»Y, esta vez, sin laberintos de por medio.
—Créeme, Kori-sensei, no quiero ver más laberintos en toda mi vida —rio, y, todavía un poco adormilado por la anestesia, se reincorporó sobre la camilla.
—¡Daruu-kun! ¡Espera un poco! —se sorprendió su madre.
—¡Estoy bien! No me duele nada —replicó él—. Esas tuberías no van a limpiarse solas. Además, quiero hablar con Kori-sensei en privado. Hay algunas cosas que me escaman sobre todo este asunto.
»¿Dónde está mi ropa?
···
Media hora después, Daruu y Kori caminaban por las calles de Amegakure en dirección al edificio del laberinto.
—Ahora podemos hablar con más tranquilidad... —dijo el moreno—. Dime una cosa, Kori-sensei. ¿Habéis averiguado de quién era ese horrible laberinto?
»Disculpa la curiosidad insana, pero... ¿Cómo es posible que algo tan horrible estuviera en Amegakure desde el principio? ¡Dentro de la aldea!
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)