1/08/2017, 23:01
Y el tiburón pagó, tal y como había prometido.
Claro que habrá sido más por las prisas que por ser un hombre de palabra, que si las circunstancias fueran otras, seguro que poco habría desembolsillado para tal fin. Pero no le quedó de otra que soltar la pasta, dejar que la mujer tomara sus porciones y aprovechar él a devorar un slice antes de tomar rumbo hacia el karaoke.
—Gr... Gracias, shinobi-kun.. has sss... s... Sido muy bueno conmigo.
—Sí, bueno, otros no lo serán tanto. Así que a ver si aprendes a decir que no la próxima vez que un extraño te incite a asfixiarte el cerebro con esa mierda que fuman todos.
Cuando terminó su frase, escuchó el alboroto a unos cuantos metros después de cruzar la esquina. El frío que había sentido antes se le sacudió por completo, y se vio obligado a apurar el paso —con cajas de cartón en mano— hasta llegar a donde Skippy le esperaba, evidentemente ofuscado por lo que el camarero, según, le había dicho.
Finalmente, oteó a la mujer por encima de aquellas características gafas, e indagó sobre si estaba bien, o no. Kaido asintió y le extendió una de las cajas enteras para que comiera.
—Bueno, Skippy, creo que va siendo hora de recogernos. ¿En dónde te estás hospedando?
Claro que habrá sido más por las prisas que por ser un hombre de palabra, que si las circunstancias fueran otras, seguro que poco habría desembolsillado para tal fin. Pero no le quedó de otra que soltar la pasta, dejar que la mujer tomara sus porciones y aprovechar él a devorar un slice antes de tomar rumbo hacia el karaoke.
—Gr... Gracias, shinobi-kun.. has sss... s... Sido muy bueno conmigo.
—Sí, bueno, otros no lo serán tanto. Así que a ver si aprendes a decir que no la próxima vez que un extraño te incite a asfixiarte el cerebro con esa mierda que fuman todos.
Cuando terminó su frase, escuchó el alboroto a unos cuantos metros después de cruzar la esquina. El frío que había sentido antes se le sacudió por completo, y se vio obligado a apurar el paso —con cajas de cartón en mano— hasta llegar a donde Skippy le esperaba, evidentemente ofuscado por lo que el camarero, según, le había dicho.
Finalmente, oteó a la mujer por encima de aquellas características gafas, e indagó sobre si estaba bien, o no. Kaido asintió y le extendió una de las cajas enteras para que comiera.
—Bueno, Skippy, creo que va siendo hora de recogernos. ¿En dónde te estás hospedando?