2/08/2017, 14:58
—Tsukiyama Daigo Un gusto, Nabi-san.
La presentación fue muy estandar, obviando la sonrisa escalofriante que me había ofrecido el kuseño. Tras intercambiar nombres un silencio tenso fue lo único que quedó. Buscar la opción que más contentase a alguien de Kusagakure era todo un reto para mi mente, intenté juntar palabras de forma que no se ofendiera sino que aumentase su confianza hacia mi.
Y encima estaba todo el tema del torneo, que cualquier paso en falso podría pensar que lo que quiero es información sobre su forma de combatir o sus armas. Que sí quería esa información, pero la mejor información es la que nadie sabe que sabes. En resumen, ni puta idea de que decirle para ganarme su confianza.
—También te estás preparando para el torneo ¿no? podemos entrenar juntos, si quieres.
No estaba seguro si era un idiota por soltarlo tan directamente como si no fuera a sospechar que quiere ver cómo me desenvuelvo en combate y mis tacticas o por pretender entrenar con un shinobi de otra villa como opción optima de entrenamiento.
— Ehhhhh, sí... Claro, sí, ¿por qué no?
Mi actuación estaba a la altura de la fuerza de Riko en los Juegos de Uzushiogakure, más nulo que un cero a la izquierda. Lo mejor sería olvidarme en contentar o dejar de contentar al Kuseño y recopilar información a la vez que practico.
— ¿Nos separamos un par de troncos y practicamos un poco de Taijutsu sobre estas cosas?
Le comenté señalando los pilares sobre los que nos apoyabamos, no parecía especialmente fuerte así que no veía ningún peligro en darnos un par de patadas. Bueno, el peligro sí lo veía, darte un espaldazo contra el suelo de los que te dejan tetraplejico y acabas comiendo con pajita. Pero eso ya era problema de él, yo era demasiado guapo para caerme.
La presentación fue muy estandar, obviando la sonrisa escalofriante que me había ofrecido el kuseño. Tras intercambiar nombres un silencio tenso fue lo único que quedó. Buscar la opción que más contentase a alguien de Kusagakure era todo un reto para mi mente, intenté juntar palabras de forma que no se ofendiera sino que aumentase su confianza hacia mi.
Y encima estaba todo el tema del torneo, que cualquier paso en falso podría pensar que lo que quiero es información sobre su forma de combatir o sus armas. Que sí quería esa información, pero la mejor información es la que nadie sabe que sabes. En resumen, ni puta idea de que decirle para ganarme su confianza.
—También te estás preparando para el torneo ¿no? podemos entrenar juntos, si quieres.
No estaba seguro si era un idiota por soltarlo tan directamente como si no fuera a sospechar que quiere ver cómo me desenvuelvo en combate y mis tacticas o por pretender entrenar con un shinobi de otra villa como opción optima de entrenamiento.
— Ehhhhh, sí... Claro, sí, ¿por qué no?
Mi actuación estaba a la altura de la fuerza de Riko en los Juegos de Uzushiogakure, más nulo que un cero a la izquierda. Lo mejor sería olvidarme en contentar o dejar de contentar al Kuseño y recopilar información a la vez que practico.
— ¿Nos separamos un par de troncos y practicamos un poco de Taijutsu sobre estas cosas?
Le comenté señalando los pilares sobre los que nos apoyabamos, no parecía especialmente fuerte así que no veía ningún peligro en darnos un par de patadas. Bueno, el peligro sí lo veía, darte un espaldazo contra el suelo de los que te dejan tetraplejico y acabas comiendo con pajita. Pero eso ya era problema de él, yo era demasiado guapo para caerme.
—Nabi—