2/08/2017, 23:23
Mientras caminaban bajo la ligera cortina de lluvia que empapaba las calles de Amegakure entre luces de neón, música de los bares y algún que otro borracho echando la pota en una esquina, el gennin de piel azul y aquel bizarro personaje formaban una pareja de lo más curiosa. Skippy parecía alegre, risueño, incluso más que de costumbre.
Ante la pregunta de Kaido sonrió de tal forma que parecía que la cara se le iba a partir por la mitad. Como si el chico le acabase de alegrar la noche. Como si ya esperara que fuese a preguntar eso mismo. Entonces, con un tono de voz melodioso y agudo, empezó a canturrear.
—Esperado tantas horas por mis coleguitis... ¿Y qué pasa? Estoy un poco intoxicado, mira cómo estoy, mira cómo estoy —extendió los brazos mientras sonreía—. ¿Cuántos años tiene Skippy? No te puedo desir cuantos años tiene, ¿sabe por qué? Porque me siento tan bien pero soy muy jodidamente viejo y nadie sabe la verdad —chasqueó los dedos frente a la cara del Gyojin—. ¿Y sabe por qué? Porque me siento tan fantástico, estoy lleno de toxinas pero después expulsa las toxinas. El Taijutsu, comer joder, cerveza, carioqui, pizza, mis amigos.
Kaido se dio cuenta de que su discurso había adoptado un tono rítmico que Skippy marcaba chasqueando los dedos de su mano libre.
—La vida, jodido estrés, dinero, intentando pagá el alquiler. Jodido bajón de tensión y joder, parriba pabajo. Los gatos, joder, hay que pagar las cosa hay que tener éxito, hay que buscar la vida. Hay que ser bueno con tus jodidos madre padre y los jodidos primos y los otros. Y no sí, nos ha aceptado, ¿qué te pasa?
Se acercó al muchacho hasta ponerse totalmente en frente de él.
—Estoy de fracaso, ¿estamos parriba, estamos pabajo? ¡De dónde coño vamos!
Skippy chasqueó los dedos una vez más con un movimiento rápido que obligo al Tiburón a cerrar los ojos un momento por puro acto reflejo.
Cuando los abrió, aquel misterioso personaje ya no estaba allí. Por más que buscase no lo hallaría, ni allí ni en ningún lado. Eso sí, notaría en su bolsillo el peso de un pergamino de misión de rango D sellado como exitosamente completo.
Ante la pregunta de Kaido sonrió de tal forma que parecía que la cara se le iba a partir por la mitad. Como si el chico le acabase de alegrar la noche. Como si ya esperara que fuese a preguntar eso mismo. Entonces, con un tono de voz melodioso y agudo, empezó a canturrear.
—Esperado tantas horas por mis coleguitis... ¿Y qué pasa? Estoy un poco intoxicado, mira cómo estoy, mira cómo estoy —extendió los brazos mientras sonreía—. ¿Cuántos años tiene Skippy? No te puedo desir cuantos años tiene, ¿sabe por qué? Porque me siento tan bien pero soy muy jodidamente viejo y nadie sabe la verdad —chasqueó los dedos frente a la cara del Gyojin—. ¿Y sabe por qué? Porque me siento tan fantástico, estoy lleno de toxinas pero después expulsa las toxinas. El Taijutsu, comer joder, cerveza, carioqui, pizza, mis amigos.
Kaido se dio cuenta de que su discurso había adoptado un tono rítmico que Skippy marcaba chasqueando los dedos de su mano libre.
—La vida, jodido estrés, dinero, intentando pagá el alquiler. Jodido bajón de tensión y joder, parriba pabajo. Los gatos, joder, hay que pagar las cosa hay que tener éxito, hay que buscar la vida. Hay que ser bueno con tus jodidos madre padre y los jodidos primos y los otros. Y no sí, nos ha aceptado, ¿qué te pasa?
Se acercó al muchacho hasta ponerse totalmente en frente de él.
—Estoy de fracaso, ¿estamos parriba, estamos pabajo? ¡De dónde coño vamos!
Skippy chasqueó los dedos una vez más con un movimiento rápido que obligo al Tiburón a cerrar los ojos un momento por puro acto reflejo.
Cuando los abrió, aquel misterioso personaje ya no estaba allí. Por más que buscase no lo hallaría, ni allí ni en ningún lado. Eso sí, notaría en su bolsillo el peso de un pergamino de misión de rango D sellado como exitosamente completo.