2/08/2017, 23:41
Su interrogante desembocó en una de las tan características reacciones de su interlocutor. Y es que en cuanto empezó a tratar de explicar su edad, Skippy terminó yéndose por las ramas, realizando una actuación digna de alguien como él.
—La vida, jodido estrés, dinero, intentando pagá el alquiler. Jodido bajón de tensión y joder, parriba pabajo. Los gatos, joder, hay que pagar las cosa hay que tener éxito, hay que buscar la vida. Hay que ser bueno con tus jodidos madre padre y los jodidos primos y los otros. Y no sí, nos ha aceptado, ¿qué te pasa?
Se acercó al muchacho hasta ponerse totalmente en frente de él.
—Estoy de fracaso, ¿estamos parriba, estamos pabajo? ¡De dónde coño vamos!
Un chasquido melodioso. Y así, de pronto, la noche terminó tal y como había empezado. Con una fugaz desaparición, luego una tonada pegajosa acompañada además de una letra que no tenía ningún tipo de sentido. Pero así era Skippy, el hombre con fans, y audiensias.
Siempre intentando pagar el alquiler.
Aún ensimismado por la repentina desaparición de su contratista, Kaido hizo acto de presencia en la torre de la Arashikage a la mañana siguiente. Hizo entrega del pergamino que de alguna forma, avalaba por el tal Skippy que la misión había sido exitosa —que, a opinión personal, no sabía cómo catalogarla realmente, teniendo en cuenta que desde principio a fin se trató de uno de los encargos más extraños que hubiese tenido nunca, y ni hablar de su desenlace— y esperó además el pago de la misma, para poder despachar su azulado trasero a casa.
En el camino cantaría, inconscientemente, alguna de las frases más características del extraño personaje. Como cuando no puedes evitar repetir una melodía que puedes no recordar de dónde haberla escuchado.
—La vida, jodido estrés, dinero, intentando pagá el alquiler. Jodido bajón de tensión y joder, parriba pabajo. Los gatos, joder, hay que pagar las cosa hay que tener éxito, hay que buscar la vida. Hay que ser bueno con tus jodidos madre padre y los jodidos primos y los otros. Y no sí, nos ha aceptado, ¿qué te pasa?
Se acercó al muchacho hasta ponerse totalmente en frente de él.
—Estoy de fracaso, ¿estamos parriba, estamos pabajo? ¡De dónde coño vamos!
Un chasquido melodioso. Y así, de pronto, la noche terminó tal y como había empezado. Con una fugaz desaparición, luego una tonada pegajosa acompañada además de una letra que no tenía ningún tipo de sentido. Pero así era Skippy, el hombre con fans, y audiensias.
Siempre intentando pagar el alquiler.
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Aún ensimismado por la repentina desaparición de su contratista, Kaido hizo acto de presencia en la torre de la Arashikage a la mañana siguiente. Hizo entrega del pergamino que de alguna forma, avalaba por el tal Skippy que la misión había sido exitosa —que, a opinión personal, no sabía cómo catalogarla realmente, teniendo en cuenta que desde principio a fin se trató de uno de los encargos más extraños que hubiese tenido nunca, y ni hablar de su desenlace— y esperó además el pago de la misma, para poder despachar su azulado trasero a casa.
En el camino cantaría, inconscientemente, alguna de las frases más características del extraño personaje. Como cuando no puedes evitar repetir una melodía que puedes no recordar de dónde haberla escuchado.