7/07/2015, 15:04
La kunoichi peliazul se presentó por el nombre de Eri, al parecer "popu" solo se trataba de una coletilla que llevaba arrastrando desde la niñez, algo que le resultó muy gracioso a Yoshimitsu. Para confraternizar con la joven kunoichi, Yoshi también le confesó que el también usaba una coletilla.
-Ah! jaja, con que popu es una coletilla, yo también tengo una, suelo acabar las frases diciendo, sin duda. Cuando dije sin duda, puse semblate serio y voz grave como si me estuviera parodiando a mi mismo, después le sonreí.
Al final, fue Eri quién acosó a Yoshimitsu con sus preguntas. Reveló que venía de lejos para llevar a cabo un pedido en una aldea no muy lejos de aquí. -Supongo que ya se hacía donde te diriges. Afirmé. Luego se dio cuenta de la tala de árboles, algo que cantaba a leguas. Estaba claro que el caprichoso destino nos colocó en este bosque lluvioso en mitad del país del Fuego para que nos encontráramos.
-Veo que eres muy perspicaz... sin duda. Dije mientras me frotaba la barbilla, observando los tocones desde donde me encontraba. -A fin de cuentas eres una kunoichi, quizás puedas ayudarme... El pueblo donde seguramente te hayan mandado a hacer tu recado, esté siendo sitiado ahora mismo por unos golpistas que quieren apoderarse de probablemente de la aldea más joven y próspera de la zona.
La lluvia continuaba de forma intensa y no parecía que tuviera intención de cesar en breve. Además era acompañada por una sucesión de truenos y relámpagos, ideal para llevar a cabo mi incursión. El problema era que todavía tenía que encontrar mis objetivos, por suerte, sabía que no andaban muy lejos.
Continué explicándole a Eri lo que sucedía. -Últimamente los Señores Feudales están un poco ausentes y eso ha provocado que las cosas se hayan vuelto un poco caóticas, por así decirlo. Y he venido a ayudar en lo que buenamente pueda, si quieres llevar a cabo tu recado, tendremos que apaciguar a los golpistas. Por que sino, no podrás entrar a la aldea, y a saber que te harían si te cogieran...
Creo que le dí a la Kunoichi de la Espiral suficientes argumentos razonables para que me ayudara en mi tarea, en cierto modo sería como si nos ayudáramos mutuamente. La cuestión era, ¿Sería lo suficientemente valiente para ello?
-¿Que me dices entonces?, Eri, Kunoichi de la Espiral. ¿Me hechas una mano? Por un mundo mejor, claro está.
-Ah! jaja, con que popu es una coletilla, yo también tengo una, suelo acabar las frases diciendo, sin duda. Cuando dije sin duda, puse semblate serio y voz grave como si me estuviera parodiando a mi mismo, después le sonreí.
Al final, fue Eri quién acosó a Yoshimitsu con sus preguntas. Reveló que venía de lejos para llevar a cabo un pedido en una aldea no muy lejos de aquí. -Supongo que ya se hacía donde te diriges. Afirmé. Luego se dio cuenta de la tala de árboles, algo que cantaba a leguas. Estaba claro que el caprichoso destino nos colocó en este bosque lluvioso en mitad del país del Fuego para que nos encontráramos.
-Veo que eres muy perspicaz... sin duda. Dije mientras me frotaba la barbilla, observando los tocones desde donde me encontraba. -A fin de cuentas eres una kunoichi, quizás puedas ayudarme... El pueblo donde seguramente te hayan mandado a hacer tu recado, esté siendo sitiado ahora mismo por unos golpistas que quieren apoderarse de probablemente de la aldea más joven y próspera de la zona.
La lluvia continuaba de forma intensa y no parecía que tuviera intención de cesar en breve. Además era acompañada por una sucesión de truenos y relámpagos, ideal para llevar a cabo mi incursión. El problema era que todavía tenía que encontrar mis objetivos, por suerte, sabía que no andaban muy lejos.
Continué explicándole a Eri lo que sucedía. -Últimamente los Señores Feudales están un poco ausentes y eso ha provocado que las cosas se hayan vuelto un poco caóticas, por así decirlo. Y he venido a ayudar en lo que buenamente pueda, si quieres llevar a cabo tu recado, tendremos que apaciguar a los golpistas. Por que sino, no podrás entrar a la aldea, y a saber que te harían si te cogieran...
Creo que le dí a la Kunoichi de la Espiral suficientes argumentos razonables para que me ayudara en mi tarea, en cierto modo sería como si nos ayudáramos mutuamente. La cuestión era, ¿Sería lo suficientemente valiente para ello?
-¿Que me dices entonces?, Eri, Kunoichi de la Espiral. ¿Me hechas una mano? Por un mundo mejor, claro está.