8/08/2017, 19:25
(Última modificación: 11/08/2017, 11:21 por Uchiha Akame.)
Akame rió y masticó con gusto el trozo de bocadillo que tenía en la boca. «Oye, pues este gordo no parece mala gente. Ahora entiendo que no quisiera disputas con Gouna, es un bonachón, vaya que sí. La verdad, al principio tenía mis dudas sobre esta misión, pero acompañados de Yakisoba no hay nada que tem...»
De repente se quedó paralizado, con la boca entreabierta y el bocadillo cayó de sus manos mientras el jounin recitaba los ingredientes.
—Además de tomate, como todos los buenos bocadillos, tiene lomo, lechuga, queso...
«Queso».
Queso.
Queso.
Antes de poder darse cuenta, el Uchiha estaba reclinado sobre sus propias rodillas con unas arcadas terribles. Al tercer burp, potó la parte del bocadillo que había comido. Olía a rayos. Mientras a su alrededor Datsue experimentaba una sensación típica también de la alergia, Yakisoba terminó por vomitar también de puro asco. Akame quiso incorporarse, disculparse y seguir vomitando, todo al mismo tiempo, así que al final simplemente optó por quedarse a gatas frente al fuego.
—Jod... ¡Joder! —maldijo antes de vomitar otra vez—. Tengo que... El portaobjetos...
Mientras el rostro le ardía, Akame fue capaz de deslizar una mano dentro de su portaobjetos y sacar un tubito de cristal con un líquido verdoso dentro. Tratando de aguantar las arcadas se metió el antídoto en la boca y tragó. «Esto tiene que servir... Vamos... Tiene que servir...»
De repente se quedó paralizado, con la boca entreabierta y el bocadillo cayó de sus manos mientras el jounin recitaba los ingredientes.
—Además de tomate, como todos los buenos bocadillos, tiene lomo, lechuga, queso...
«Queso».
Queso.
Queso.
Antes de poder darse cuenta, el Uchiha estaba reclinado sobre sus propias rodillas con unas arcadas terribles. Al tercer burp, potó la parte del bocadillo que había comido. Olía a rayos. Mientras a su alrededor Datsue experimentaba una sensación típica también de la alergia, Yakisoba terminó por vomitar también de puro asco. Akame quiso incorporarse, disculparse y seguir vomitando, todo al mismo tiempo, así que al final simplemente optó por quedarse a gatas frente al fuego.
—Jod... ¡Joder! —maldijo antes de vomitar otra vez—. Tengo que... El portaobjetos...
Mientras el rostro le ardía, Akame fue capaz de deslizar una mano dentro de su portaobjetos y sacar un tubito de cristal con un líquido verdoso dentro. Tratando de aguantar las arcadas se metió el antídoto en la boca y tragó. «Esto tiene que servir... Vamos... Tiene que servir...»