8/08/2017, 19:52
—Nrngh.
Fue la respuesta inicial a la pregunta que habían hecho los genin. Mogura no podía evitar sentir que había hecho algo mal.
—Está bien, ¡está bien! No tengo ni idea, ¿vale? ¡No lo sé! Todos esos ninjas de tan altísimo nivel hablando de chakra natural y yo no sé qué huevos es.
Se notaba que el admitir aquello le había resultado molesto, o que era el hecho de no poder responderles lo que le molestaba. De una forma u otra había incomodado con su pregunta a la ANBU.
Seguidamente dejó planteado la verdad del asunto, ese dichoso chakra natural era tan poderoso como un bijuu. De ahí venía toda la preocupación a nivel internacional, razón por la cual los tres grandes lideres se sentarían a charlar y compartir uno o dos secretos.
Pero de lo que vendría a continuación no tendría la menor idea ni por asomo.
Shanise se detuvo, se giró y señaló al joven médico.
—Tenemos otra misión aparte de lo de los hilos. La misión es proteger a Ayame a cualquier coste. ¿Entendido?
Mogura no pudo evitar hacer otra cosa que asentir con la cabeza.
Y, Mogura-kun, esto es altamente secreto, así que si lo cuentas a alguien eres hombre muerto... es porque Ayame es la jinchuuriki del Gobi.
Todo lo que había estado sucediendo era un secreto. Lo que estaba sucediendo era secreto, el Túnel no dejaría que ningún secreto se escapara al exterior. Pero ese dato realmente no lo esperaba, sabía que había un jinchuuriki con la bestia de cinco colas en algún lado de Amegakure.
¿Era una broma? No, no podía ser una broma. No tenía sentido que lo fuera, tenía que ser verdad. Una ANBU bromeando con algo como eso en el Túnel en medio de una importante misión de rango S, o era la mejor broma del mundo y Mogura estaba cayendo en ella o era todo verdad. Pasarían un par de segundos y el joven médico de Amegakure respiraría profundamente.
«Jinchuuriki del Gobi... ¡Vaya! ¡Supongo que si había algo especial en ella...!»
Dejando escapar el aire se llevaría una mano a la cabeza y se acomodaría el cabello.
Una ligera sonrisa se dibujó en su rostro por un par de segundos.
«La bestia de cinco colas que causo un montón de estragos a lo largo del País de la Tormenta sellada en Aotsuki Ayame, una tímida chica quien hasta hace poco no era capaz de lanzar una shuriken a un árbol...»
Se encogió entonces de hombros.
«Por más que se lo dijese a alguien, nadie me creería.»
No era un pensamiento pesimista ni nada por el estilo, era simplemente realista. Por más que fuese le mejor médico de Amegakure, nadie le creería a un genin sobre esas cosas, después de todo solo los shinobi y kunoichi de alto rango tenían conocimiento sobre ese tema.
Shanise había sido relativamente amable con él, sus palabras habían sido pocas y no se había metido personalmente consigo. Pero Ayame era otro tema, le hizo un llamamiento de atención bastante personalizado, se notaba que la ANBU sabía algunas cosas sobre la joven kunoichi.
Espabila de una puta vez, Ayame-chan. No eres un copito de nieve, eres una subordinada más, y tienes la misión de no permitir que te pase nada, por el bien de todos. Y, bueno, de encontrar unos hilos de chakra natural de mierda o lo que sea eso. Vamos.
Miró un par de segundos a Ayame después de escuchar todo lo que Shanise tenía para decirle. No tenía forma de ponerse en los zapatos de la kunoichi, su educación había sido diferente y los valores inculcados probablemente también. Pero teóricamente habían recibido un adiestramiento similar y tenía que responder a la orden de su superior y seguir el camino.
Si la jinchuuriki lo hacía, él también seguiría.
En un momento del camino, si todo seguía su ritmo, el shinobi rompería el silencio.
No tengo intenciones de decir nada al respecto pero... Shanise-san ¿Está usted habilitada a compartir ese tipo de información con un shinobi de mi rango...?
Consultaría con un tono jocoso y una ligera sonrisa dibujada en el rostro intentando romper con la seriedad del momento que había tenido lugar instantes atrás. Si Shanise había revelado esa información sin autorización alguna, podría decirse que la kunoichi se estaba buscando problemas con sus propios superiores.
Fue la respuesta inicial a la pregunta que habían hecho los genin. Mogura no podía evitar sentir que había hecho algo mal.
—Está bien, ¡está bien! No tengo ni idea, ¿vale? ¡No lo sé! Todos esos ninjas de tan altísimo nivel hablando de chakra natural y yo no sé qué huevos es.
Se notaba que el admitir aquello le había resultado molesto, o que era el hecho de no poder responderles lo que le molestaba. De una forma u otra había incomodado con su pregunta a la ANBU.
Seguidamente dejó planteado la verdad del asunto, ese dichoso chakra natural era tan poderoso como un bijuu. De ahí venía toda la preocupación a nivel internacional, razón por la cual los tres grandes lideres se sentarían a charlar y compartir uno o dos secretos.
Pero de lo que vendría a continuación no tendría la menor idea ni por asomo.
Shanise se detuvo, se giró y señaló al joven médico.
—Tenemos otra misión aparte de lo de los hilos. La misión es proteger a Ayame a cualquier coste. ¿Entendido?
Mogura no pudo evitar hacer otra cosa que asentir con la cabeza.
Y, Mogura-kun, esto es altamente secreto, así que si lo cuentas a alguien eres hombre muerto... es porque Ayame es la jinchuuriki del Gobi.
Todo lo que había estado sucediendo era un secreto. Lo que estaba sucediendo era secreto, el Túnel no dejaría que ningún secreto se escapara al exterior. Pero ese dato realmente no lo esperaba, sabía que había un jinchuuriki con la bestia de cinco colas en algún lado de Amegakure.
¿Era una broma? No, no podía ser una broma. No tenía sentido que lo fuera, tenía que ser verdad. Una ANBU bromeando con algo como eso en el Túnel en medio de una importante misión de rango S, o era la mejor broma del mundo y Mogura estaba cayendo en ella o era todo verdad. Pasarían un par de segundos y el joven médico de Amegakure respiraría profundamente.
«Jinchuuriki del Gobi... ¡Vaya! ¡Supongo que si había algo especial en ella...!»
Dejando escapar el aire se llevaría una mano a la cabeza y se acomodaría el cabello.
Una ligera sonrisa se dibujó en su rostro por un par de segundos.
«La bestia de cinco colas que causo un montón de estragos a lo largo del País de la Tormenta sellada en Aotsuki Ayame, una tímida chica quien hasta hace poco no era capaz de lanzar una shuriken a un árbol...»
Se encogió entonces de hombros.
«Por más que se lo dijese a alguien, nadie me creería.»
No era un pensamiento pesimista ni nada por el estilo, era simplemente realista. Por más que fuese le mejor médico de Amegakure, nadie le creería a un genin sobre esas cosas, después de todo solo los shinobi y kunoichi de alto rango tenían conocimiento sobre ese tema.
Shanise había sido relativamente amable con él, sus palabras habían sido pocas y no se había metido personalmente consigo. Pero Ayame era otro tema, le hizo un llamamiento de atención bastante personalizado, se notaba que la ANBU sabía algunas cosas sobre la joven kunoichi.
Espabila de una puta vez, Ayame-chan. No eres un copito de nieve, eres una subordinada más, y tienes la misión de no permitir que te pase nada, por el bien de todos. Y, bueno, de encontrar unos hilos de chakra natural de mierda o lo que sea eso. Vamos.
Miró un par de segundos a Ayame después de escuchar todo lo que Shanise tenía para decirle. No tenía forma de ponerse en los zapatos de la kunoichi, su educación había sido diferente y los valores inculcados probablemente también. Pero teóricamente habían recibido un adiestramiento similar y tenía que responder a la orden de su superior y seguir el camino.
Si la jinchuuriki lo hacía, él también seguiría.
En un momento del camino, si todo seguía su ritmo, el shinobi rompería el silencio.
No tengo intenciones de decir nada al respecto pero... Shanise-san ¿Está usted habilitada a compartir ese tipo de información con un shinobi de mi rango...?
Consultaría con un tono jocoso y una ligera sonrisa dibujada en el rostro intentando romper con la seriedad del momento que había tenido lugar instantes atrás. Si Shanise había revelado esa información sin autorización alguna, podría decirse que la kunoichi se estaba buscando problemas con sus propios superiores.
Hablo - Pienso