9/08/2017, 18:06
—No tengo intenciones de decir nada al respecto pero... Shanise-san ¿Está usted habilitada a compartir ese tipo de información con un shinobi de mi rango...?
Shanise soltó un JÁ. Fue un JÁ tan grande que rebotó contra las paredes del túnel y se abrió paso a través de él. Fue un JÁ tan grande que los guardias de la entrada y de la salida tuvieron que dar un respingo porque les pareció oír algo.
—Mogura-san, soy la consejera oficial de Arashikage-sama. Tengo voz y voto para eso y para mucho más —dijo, simplemente, aunque no aclaró hasta dónde se extendían sus funciones, pero sí añadió—: Somos amigas desde que éramos niñas. Es como una hermana para mi.
El equipo continuó corriendo, infatigable, con la infinidad del túnel frente a sí, durante unos minutos. Hasta que, de nuevo, alguien rompió el hielo.
—S... sé que no estoy en una posición para reclamar nada —Gruñido de inconformidad de Shanise—. Pero no quiero que me portejáis sólo porque soy jinchuriki... Q... quiero ser parte del equipo como una genin más. Sin... sin ningún tipo de privilegio. Por favor.
Shanise se detuvo en seco. Los dos genin pasaron a ambos lados de ella por la imposibilidad de que reaccionaran a tiempo para frenar ellos también.
—¿Privilegio...? No lo entiendes, niña —dijo—. Ser la jinchuuriki no te concede ningún privilegio. ¡Eres la guardiana del bijuu, eso es lo que eres!
Clavó esos ojos con dureza y se quitó el respirador para poder hablar mejor, tomando un buen soplo de aire. Ahora se podían ver aquellos dientes triangulares, como sierras, como los de Yui.
—No es un privilegio. Es una responsabilidad. ¡Y muy grande! Parece que no entiendes por qué tenemos que protegerte, joder. Hay gente que podría querer hacerse con ese poder para hacer el mal, ¿entiendes? Para causar daños a todos nosotros. Amegakure también estaría en peligro. Tus amigos. Tu familia.
»Así que sí, eres parte del equipo. Como Mogura, tienes exactamente las mismas misiones que él. Eso incluye proteger a la jinchuuriki. ¿Y qué eres tú? Una genin y una jinchuuriki. Así que te tienes que proteger a ti misma. ¿Es que no ves que es muy sencillo? Si la misión es protegerte, nosotros te protegemos. Y tú... te proteges.
Suspiró.
—Ahora, continuemos la marcha. Poco a poco, que me tenéis cansada. ¡Y nada de volver a sacar este tema!
Pero sólo consiguieron caminar diez metros hasta que Ayame volvió a interrumpir el silencio.
—Oye, Shamisen-san, ¿no podrías preguntarle a Ara-
—Me llamo Shanise, y qué coño quieres ahora —las dos frases vinieron en una sóla, como en un pack.
-shikage-sama qué es eso del chakra natural? Seguro que ella lo sabe...?
Shanise dejó caer los brazos y lanzó un grito gutural al cielo, de cansancio, de agonía. «Dios santo, pero qué cabezones son estos críos joder, por qué me mandarán a mí a hacer de niñera, ugghhhh».
—¿Quieres que le preguntemos a Yui-sama? Bien. ¿Quieres? Vale. Bien. De acuerdo. —Shanise sonrió malignamente, y se acercó a Ayame. Se arrodilló delante de ella para quedar a su altura y le tocó el hombro.
—Pues pregúntale tú misma, guapita.
»Oye, Yui. Ayame quiere preguntarte algo.
Ayame escuchó nítidamente:
—Qué pasa ahora.
Shanise soltó un JÁ. Fue un JÁ tan grande que rebotó contra las paredes del túnel y se abrió paso a través de él. Fue un JÁ tan grande que los guardias de la entrada y de la salida tuvieron que dar un respingo porque les pareció oír algo.
—Mogura-san, soy la consejera oficial de Arashikage-sama. Tengo voz y voto para eso y para mucho más —dijo, simplemente, aunque no aclaró hasta dónde se extendían sus funciones, pero sí añadió—: Somos amigas desde que éramos niñas. Es como una hermana para mi.
El equipo continuó corriendo, infatigable, con la infinidad del túnel frente a sí, durante unos minutos. Hasta que, de nuevo, alguien rompió el hielo.
—S... sé que no estoy en una posición para reclamar nada —Gruñido de inconformidad de Shanise—. Pero no quiero que me portejáis sólo porque soy jinchuriki... Q... quiero ser parte del equipo como una genin más. Sin... sin ningún tipo de privilegio. Por favor.
Shanise se detuvo en seco. Los dos genin pasaron a ambos lados de ella por la imposibilidad de que reaccionaran a tiempo para frenar ellos también.
—¿Privilegio...? No lo entiendes, niña —dijo—. Ser la jinchuuriki no te concede ningún privilegio. ¡Eres la guardiana del bijuu, eso es lo que eres!
Clavó esos ojos con dureza y se quitó el respirador para poder hablar mejor, tomando un buen soplo de aire. Ahora se podían ver aquellos dientes triangulares, como sierras, como los de Yui.
—No es un privilegio. Es una responsabilidad. ¡Y muy grande! Parece que no entiendes por qué tenemos que protegerte, joder. Hay gente que podría querer hacerse con ese poder para hacer el mal, ¿entiendes? Para causar daños a todos nosotros. Amegakure también estaría en peligro. Tus amigos. Tu familia.
»Así que sí, eres parte del equipo. Como Mogura, tienes exactamente las mismas misiones que él. Eso incluye proteger a la jinchuuriki. ¿Y qué eres tú? Una genin y una jinchuuriki. Así que te tienes que proteger a ti misma. ¿Es que no ves que es muy sencillo? Si la misión es protegerte, nosotros te protegemos. Y tú... te proteges.
Suspiró.
—Ahora, continuemos la marcha. Poco a poco, que me tenéis cansada. ¡Y nada de volver a sacar este tema!
Pero sólo consiguieron caminar diez metros hasta que Ayame volvió a interrumpir el silencio.
—Oye, Shamisen-san, ¿no podrías preguntarle a Ara-
—Me llamo Shanise, y qué coño quieres ahora —las dos frases vinieron en una sóla, como en un pack.
-shikage-sama qué es eso del chakra natural? Seguro que ella lo sabe...?
Shanise dejó caer los brazos y lanzó un grito gutural al cielo, de cansancio, de agonía. «Dios santo, pero qué cabezones son estos críos joder, por qué me mandarán a mí a hacer de niñera, ugghhhh».
—¿Quieres que le preguntemos a Yui-sama? Bien. ¿Quieres? Vale. Bien. De acuerdo. —Shanise sonrió malignamente, y se acercó a Ayame. Se arrodilló delante de ella para quedar a su altura y le tocó el hombro.
—Pues pregúntale tú misma, guapita.
»Oye, Yui. Ayame quiere preguntarte algo.
Ayame escuchó nítidamente:
—Qué pasa ahora.
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