9/08/2017, 20:20
El poder de la voz de la ANBU sin duda alguna era de temer, probablemente habría gente al principio y al final del Túnel preguntandose "Hey ¿escuchaste eso?" Pero a Mogura, quien estaba a unos metros de la fuente de origen, el sonido lo atravesó de lado a lado.
—Mogura-san, soy la consejera oficial de Arashikage-sama. Tengo voz y voto para eso y para mucho más.
Por alguna razón, sentía que en su pobre intento de lanzar una shuriken de madera, Shanise le había contestado con una Fuuma Shuriken.
Somos amigas desde que éramos niñas. Es como una hermana para mi.
La mujer pisaba fuerte, muy fuerte, y no se molestó en guardárselo. No solo ocupaba un puesto militar importante sino que formaba parte del circulo intimo de Amekoro Yui.
¡Vaya! ¡Aprecio entonces que me hayan elegido digno de guardar este secreto...!
Contestó intentando no perder el tono que había manejado segundos atrás pero lo cierto era que estaba un poco nervioso, debería haber esperado ese tipo de respuesta por parte de la mujer. Probablemente no buscaría hacer algo como eso en el futuro próximo, por su propio bien.
Sea como fuere, Ayame se robaría toda la atención con un comentario cargado con un poco de... ¿Inocencia?
Pidió que no se la tratase con privilegios ni ninguna otra clase de trato especial. Shanise parecía que las palabras de la joven kunoichi merecían clavar el freno de mano y hablarle cara a cara nuevamente.
Mogura demoró un poco en frenar, quizás más que Ayame incluso, pero llegó a escuchar lo que tenía para decirle su superior a la confundida muchacha.
—¿Privilegio...? No lo entiendes, niña
La reacción de Ayame no demoró en manifestarse.
Ser la jinchuuriki no te concede ningún privilegio. ¡Eres la guardiana del bijuu, eso es lo que eres!
La fémina se quitaría el aparato que llevaba en la cara para tomar aire y, de paso, mostrar la dentadura tan particular que se podía apreciar en algunos miembros del clan Hoozuki.
—No es un privilegio. Es una responsabilidad. ¡Y muy grande! Parece que no entiendes por qué tenemos que protegerte, joder. Hay gente que podría querer hacerse con ese poder para hacer el mal, ¿entiendes? Para causar daños a todos nosotros. Amegakure también estaría en peligro. Tus amigos. Tu familia.
»Así que sí, eres parte del equipo. Como Mogura, tienes exactamente las mismas misiones que él. Eso incluye proteger a la jinchuuriki. ¿Y qué eres tú? Una genin y una jinchuuriki. Así que te tienes que proteger a ti misma. ¿Es que no ves que es muy sencillo? Si la misión es protegerte, nosotros te protegemos. Y tú... te proteges.
Mogura no podía evitar sentirse que estaba visitando la casa de una compañera de Academia y venía un tutor o un pariente a darle un reto por algo que hizo o mejor dicho dijo. Prestó atención a la escena y sus ojos pasaban de Shanise mientras hablaba a Ayame mientras reaccionaba a lo que le decían.
«¡Qué momento incómodo!»
—Ahora, continuemos la marcha. Poco a poco, que me tenéis cansada. ¡Y nada de volver a sacar este tema!
Si alguien se interesaba por lo que hacía el joven médico en ese momento y se giraban a verle, verían que asintiría con la cabeza y se dispondría a seguir el camino.
«¡Oh Oh...!»
Fue lo primero que pasó por su cabeza cuando la ANBU volvió a detenerse. Pero no solo se detuvo, sino que también soltó un grito bastante fuerte.
Ayame se disculpaba pero aún así Shanise se acercó a ella y mirándola con una cara que causaría cierto espantó en los niños, y por qué no también en los grandes, dijo:
—¿Quieres que le preguntemos a Yui-sama? Bien. ¿Quieres? Vale. Bien. De acuerdo. Pues pregúntale tú misma, guapita.
Le pondría entonces el oido cerca a la kunoichi.
—¿Eh? ¿Que le pregunte yo? ¡Ah, vale! ¡Buena idea! ¿Cómo se enciende la telepatía?
—Oye, Yui. Ayame quiere preguntarte algo.
—¡Oh, vaya! Vale, vale...
El gesto de Ayame en ese momento le heló la sangre a Mogura.
«No... no no ¡no!»
—¡¡¡HOLA, ARASHIKAGE-SAMA!!! ¿¿¿SE ME OYE BIEN??? ¡SOY AYAME! ¡NO QUERRÍA MOLESTARLA! ¡SÓLO QUERÍA PREGUNTARLE QUÉ ERA ESO DEL CHAKRA NATURAL PORQUE SHANISE-SAN NO PARECE SABERLOOOOO!
El joven médico de Amegakure no pudo evitar llevarse las manos a la cabeza, no para peinarse ni nada por el estilo. Simplemente no creía lo que había pasado, Aotsuki Ayame le estaba gritando en el oido a su superior, superior que ya estaba suficientemente picada como para mandarla a que seque las calles de la aldea con una esponja y un trapo seco.
«¡¿Qué acabas de hacer Aotsuki Ayame?!»
—Mogura-san, soy la consejera oficial de Arashikage-sama. Tengo voz y voto para eso y para mucho más.
Por alguna razón, sentía que en su pobre intento de lanzar una shuriken de madera, Shanise le había contestado con una Fuuma Shuriken.
Somos amigas desde que éramos niñas. Es como una hermana para mi.
La mujer pisaba fuerte, muy fuerte, y no se molestó en guardárselo. No solo ocupaba un puesto militar importante sino que formaba parte del circulo intimo de Amekoro Yui.
¡Vaya! ¡Aprecio entonces que me hayan elegido digno de guardar este secreto...!
Contestó intentando no perder el tono que había manejado segundos atrás pero lo cierto era que estaba un poco nervioso, debería haber esperado ese tipo de respuesta por parte de la mujer. Probablemente no buscaría hacer algo como eso en el futuro próximo, por su propio bien.
Sea como fuere, Ayame se robaría toda la atención con un comentario cargado con un poco de... ¿Inocencia?
Pidió que no se la tratase con privilegios ni ninguna otra clase de trato especial. Shanise parecía que las palabras de la joven kunoichi merecían clavar el freno de mano y hablarle cara a cara nuevamente.
Mogura demoró un poco en frenar, quizás más que Ayame incluso, pero llegó a escuchar lo que tenía para decirle su superior a la confundida muchacha.
—¿Privilegio...? No lo entiendes, niña
La reacción de Ayame no demoró en manifestarse.
Ser la jinchuuriki no te concede ningún privilegio. ¡Eres la guardiana del bijuu, eso es lo que eres!
La fémina se quitaría el aparato que llevaba en la cara para tomar aire y, de paso, mostrar la dentadura tan particular que se podía apreciar en algunos miembros del clan Hoozuki.
—No es un privilegio. Es una responsabilidad. ¡Y muy grande! Parece que no entiendes por qué tenemos que protegerte, joder. Hay gente que podría querer hacerse con ese poder para hacer el mal, ¿entiendes? Para causar daños a todos nosotros. Amegakure también estaría en peligro. Tus amigos. Tu familia.
»Así que sí, eres parte del equipo. Como Mogura, tienes exactamente las mismas misiones que él. Eso incluye proteger a la jinchuuriki. ¿Y qué eres tú? Una genin y una jinchuuriki. Así que te tienes que proteger a ti misma. ¿Es que no ves que es muy sencillo? Si la misión es protegerte, nosotros te protegemos. Y tú... te proteges.
Mogura no podía evitar sentirse que estaba visitando la casa de una compañera de Academia y venía un tutor o un pariente a darle un reto por algo que hizo o mejor dicho dijo. Prestó atención a la escena y sus ojos pasaban de Shanise mientras hablaba a Ayame mientras reaccionaba a lo que le decían.
«¡Qué momento incómodo!»
—Ahora, continuemos la marcha. Poco a poco, que me tenéis cansada. ¡Y nada de volver a sacar este tema!
Si alguien se interesaba por lo que hacía el joven médico en ese momento y se giraban a verle, verían que asintiría con la cabeza y se dispondría a seguir el camino.
«¡Oh Oh...!»
Fue lo primero que pasó por su cabeza cuando la ANBU volvió a detenerse. Pero no solo se detuvo, sino que también soltó un grito bastante fuerte.
Ayame se disculpaba pero aún así Shanise se acercó a ella y mirándola con una cara que causaría cierto espantó en los niños, y por qué no también en los grandes, dijo:
—¿Quieres que le preguntemos a Yui-sama? Bien. ¿Quieres? Vale. Bien. De acuerdo. Pues pregúntale tú misma, guapita.
Le pondría entonces el oido cerca a la kunoichi.
—¿Eh? ¿Que le pregunte yo? ¡Ah, vale! ¡Buena idea! ¿Cómo se enciende la telepatía?
—Oye, Yui. Ayame quiere preguntarte algo.
—¡Oh, vaya! Vale, vale...
El gesto de Ayame en ese momento le heló la sangre a Mogura.
«No... no no ¡no!»
—¡¡¡HOLA, ARASHIKAGE-SAMA!!! ¿¿¿SE ME OYE BIEN??? ¡SOY AYAME! ¡NO QUERRÍA MOLESTARLA! ¡SÓLO QUERÍA PREGUNTARLE QUÉ ERA ESO DEL CHAKRA NATURAL PORQUE SHANISE-SAN NO PARECE SABERLOOOOO!
El joven médico de Amegakure no pudo evitar llevarse las manos a la cabeza, no para peinarse ni nada por el estilo. Simplemente no creía lo que había pasado, Aotsuki Ayame le estaba gritando en el oido a su superior, superior que ya estaba suficientemente picada como para mandarla a que seque las calles de la aldea con una esponja y un trapo seco.
«¡¿Qué acabas de hacer Aotsuki Ayame?!»
Hablo - Pienso