16/08/2017, 19:09
—Y yo que pensé que ibas a comer un poco de helado... —arrojo Keisuke, y el peliblanco le pillo en el acto.
—Que te puedo decir, al final me han vencido las ganas de catar el chocolate —aseguro, con una sonrisa tenue.
—Yo tampoco tengo sueño aún, y bueno la historia del trineo fue bastante interesante sí...— Dio un breve sorbo de agua y recordó aquello sobrenatural que se escondió en las llanuras hace años. —Veamos que tiene el anfitrión para nosotros.
—Bien, aun hay muchas cosas que quedaron sin responder.
Y con aquello dicho, el peliblanco se despidió de Naomi y se encamino hacia la sala de descanso en busca del anfitrión. Esperaba que Keisuke le acompañase en su paciente marchar, pues su guardiana había optado por retirarse a descansar, y no parecía que otros estuviesen interesados en aquella invitación.
Al poco rato habrían de llegar al dichoso salón de descanso, un lugar amplio y de aspecto apacible, con una suave iluminación y una atmosfera cálida. Kōtetsu se desplazo por la gruesa alfombra hasta llegar al sitio en donde se encontraba la persona que estaban buscando: Kazushiro estaba arrebujado en un enorme y suave sillón, frente a una brillante y calurosa chimenea. Su rostro se mostraba satisfecho mientras su mirada se divertía con la danza de las llamas. Los jóvenes se aproximaron por su espalda y, de alguna manera, su servidor les percibió.
—Es bueno tener compañía en una noche como esta —declaro, mientras hacía que el mueble girase para quedar de cara a los recién llegados y de espalda al fuego—. Pero, por favor, que no sea nada relacionado con los negocios; este es un lugar de descanso, no de trabajo.
—Creo que el tema de conversación que tenemos para ofrecerle es bastante trivial, pero le puedo asegurar que nada tiene que ver con algún negocio o trabajo.
—¡Excelente! Los jóvenes siempre tienen ideas y preguntas fascinantes… Díganme, ¿De que desean hablar?
Se quedo observando al pelirrojo, mientras bamboleaba una copa medio llena con un fragante vino tinto en su mano derecha, y con la izquierda hizo un amplio gesto que les invitaba a tomar asiento.
—Que te puedo decir, al final me han vencido las ganas de catar el chocolate —aseguro, con una sonrisa tenue.
—Yo tampoco tengo sueño aún, y bueno la historia del trineo fue bastante interesante sí...— Dio un breve sorbo de agua y recordó aquello sobrenatural que se escondió en las llanuras hace años. —Veamos que tiene el anfitrión para nosotros.
—Bien, aun hay muchas cosas que quedaron sin responder.
Y con aquello dicho, el peliblanco se despidió de Naomi y se encamino hacia la sala de descanso en busca del anfitrión. Esperaba que Keisuke le acompañase en su paciente marchar, pues su guardiana había optado por retirarse a descansar, y no parecía que otros estuviesen interesados en aquella invitación.
Al poco rato habrían de llegar al dichoso salón de descanso, un lugar amplio y de aspecto apacible, con una suave iluminación y una atmosfera cálida. Kōtetsu se desplazo por la gruesa alfombra hasta llegar al sitio en donde se encontraba la persona que estaban buscando: Kazushiro estaba arrebujado en un enorme y suave sillón, frente a una brillante y calurosa chimenea. Su rostro se mostraba satisfecho mientras su mirada se divertía con la danza de las llamas. Los jóvenes se aproximaron por su espalda y, de alguna manera, su servidor les percibió.
—Es bueno tener compañía en una noche como esta —declaro, mientras hacía que el mueble girase para quedar de cara a los recién llegados y de espalda al fuego—. Pero, por favor, que no sea nada relacionado con los negocios; este es un lugar de descanso, no de trabajo.
—Creo que el tema de conversación que tenemos para ofrecerle es bastante trivial, pero le puedo asegurar que nada tiene que ver con algún negocio o trabajo.
—¡Excelente! Los jóvenes siempre tienen ideas y preguntas fascinantes… Díganme, ¿De que desean hablar?
Se quedo observando al pelirrojo, mientras bamboleaba una copa medio llena con un fragante vino tinto en su mano derecha, y con la izquierda hizo un amplio gesto que les invitaba a tomar asiento.