18/08/2017, 02:48
Apenas segundos llegó a estar dentro de aquel edificio localizando con la mirada a cada uno de los presentes. Siempre le costaba encontrar a la persona correcta para hacer las cosas, y seguramente esa también sería una de esas veces, pero tenía que reducir sus posibilidades al mínimo. Pero para cuando estuvo a punto de dar el primer paso una fuerza desconocida lo tomó del cuello de sus ropajes y comenzó a moverlo a pesar del pataleo del muchacho.
Oye, espera, que me sueltes, ¡QUE ME SUELTES! ¿Qué te pasa? ¿Por qué me agarras? SUELTAME SUELTAME SUELTAME ¿Quien eres? ¡NO ME TOQUES! Que yo quiero mi misión, no hice nada, juro que esta vez ni hice nada, ya sueltame SUELTAME, vamos vamos vamos
Y lo terminó soltando en el exterior, bajo la lluvia. Con cara de caprichoso y enojado se acomodó su ropa y miró a su alrededor. Dos personas que había visto antes se encontraban a su lado, y es como olvidar a uno de ellos. El cabello pelirrojo, esa mirada distintiva que costaba de olvidar dado lo que ocurrido. No era nada más que el hombre que le había clavado un kunai en pleno combate de entrenamiento, el hijo de puta mal nacido ese, y al lado.... al lado.... si Karamaru no se equivocaba era el espectador de aquel combate. Lo único que recordaba, o sentía que recordaba, era que era medio extraño o raro, pero tal vez era solamente por ser desconocido.
Frente a él un moreno grandote que seguramente era quien lo había tomado. Se encogió de hombros ante tal presencia y no tardó mucho tiempo en tomar una posición firme mostrando respeto, la reverencia que siguió a modo de disculpa por su comportamiento tal vez pasaba desapercibida por sus compañeros. Escuchó sus palabras con suma atención, mirando de vez en cuando de reojo al tonto pelirrojo.
Esta misión es seria y os tomará varios dias, así que si no os veis capaces decidlo ahora y no pasara nada, pero nada de hacer turismo ni desaparecer en medio de la misión ni cosas raras. Misión seria, castigo aún más serio.
Una gota de transpiración cayó por el rostro del calvo, su mirada se veía perdida y se sentía a si mismo oprimido, asustado. ¿Para tanto era lo que les esperaba? Apenas si había cumplido un par de misiones y ya lo solicitaban para cosas complicadas, de un nivel que merece un discurso por un hombre como el que lo estaba dando.
«Tú puedes calvo, como siempre, es tu oportunidad» y agitó su cabeza y su mirada perdida se transformó a una seria y decidida. Tenía que hacerlo.
Entendió la diferencia con sus misiones anteriores al escuchar su rango, C, y afirmó convencido al escuchar su apellido y luego su tarea en aquel equipo. No estaba muy de acuerdo con sus integrantes, pero no era algo para discutir. Cuando era servir a la patria debía de dejar los pensamientos malos fuera para ser lo más eficiente posible.
El pergamino fue entregado y Karamaru llegó a leerlo rápidamente de reojo de manos del de paraguas. Golpeó el piso al escuchar nuevamente las palabras del moreno y siguiendo su saludo militar lanzó un:
¡SEÑOR, SI SEÑOR!
Oye, espera, que me sueltes, ¡QUE ME SUELTES! ¿Qué te pasa? ¿Por qué me agarras? SUELTAME SUELTAME SUELTAME ¿Quien eres? ¡NO ME TOQUES! Que yo quiero mi misión, no hice nada, juro que esta vez ni hice nada, ya sueltame SUELTAME, vamos vamos vamos
Y lo terminó soltando en el exterior, bajo la lluvia. Con cara de caprichoso y enojado se acomodó su ropa y miró a su alrededor. Dos personas que había visto antes se encontraban a su lado, y es como olvidar a uno de ellos. El cabello pelirrojo, esa mirada distintiva que costaba de olvidar dado lo que ocurrido. No era nada más que el hombre que le había clavado un kunai en pleno combate de entrenamiento, el hijo de puta mal nacido ese, y al lado.... al lado.... si Karamaru no se equivocaba era el espectador de aquel combate. Lo único que recordaba, o sentía que recordaba, era que era medio extraño o raro, pero tal vez era solamente por ser desconocido.
Frente a él un moreno grandote que seguramente era quien lo había tomado. Se encogió de hombros ante tal presencia y no tardó mucho tiempo en tomar una posición firme mostrando respeto, la reverencia que siguió a modo de disculpa por su comportamiento tal vez pasaba desapercibida por sus compañeros. Escuchó sus palabras con suma atención, mirando de vez en cuando de reojo al tonto pelirrojo.
Esta misión es seria y os tomará varios dias, así que si no os veis capaces decidlo ahora y no pasara nada, pero nada de hacer turismo ni desaparecer en medio de la misión ni cosas raras. Misión seria, castigo aún más serio.
Una gota de transpiración cayó por el rostro del calvo, su mirada se veía perdida y se sentía a si mismo oprimido, asustado. ¿Para tanto era lo que les esperaba? Apenas si había cumplido un par de misiones y ya lo solicitaban para cosas complicadas, de un nivel que merece un discurso por un hombre como el que lo estaba dando.
«Tú puedes calvo, como siempre, es tu oportunidad» y agitó su cabeza y su mirada perdida se transformó a una seria y decidida. Tenía que hacerlo.
Entendió la diferencia con sus misiones anteriores al escuchar su rango, C, y afirmó convencido al escuchar su apellido y luego su tarea en aquel equipo. No estaba muy de acuerdo con sus integrantes, pero no era algo para discutir. Cuando era servir a la patria debía de dejar los pensamientos malos fuera para ser lo más eficiente posible.
El pergamino fue entregado y Karamaru llegó a leerlo rápidamente de reojo de manos del de paraguas. Golpeó el piso al escuchar nuevamente las palabras del moreno y siguiendo su saludo militar lanzó un:
¡SEÑOR, SI SEÑOR!
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘