18/08/2017, 03:29
Mogura sin duda alguna había hecho una oferta que no podía ser negada, la experimentada kunoichi no dudó en dejar de comer aquella porquería y se acercó a tomar un poco de comida de verdad.
—Gfafiaf. Eftaba oliendo fe puta mafre.
Comentó mientras tomaba un poco de yakitori sin molestarse en pedir un par de palillos. El shinobi simplemente delineó una ligera sonrisa y asintió con un gesto de su cabeza.
¿Verdad que si...?
Llegaría a comentar con un tono jocoso en algún momento.
Habiendo finalizado la cena, Mogura se aseguraría de guardar los sándwiches en un pergamino aparte, un pergamino que estaría destinado a sellar desperdicios y basura que debía ser descartada cuando fuese posible.
Shanise tenía otras prioridades para las cosas que sellaba en pergaminos, una noche de descanso significaba más que una buena comida y no había argumento del cual pudiese armarse Mogura para contraatacar.
Ya en las bolsas de dormir, calentitos y cómodos.
—Ayame... Zetsuo-san solo trata de protegerte, como su hija. Shiruka-san era... era una buena kunoichi. Y también mi amiga. Y ambos la perdimos. Supongo que no quiere perderte a ti también.
Desde luego que Mogura no podría evitar escuchar la conversación de la mujer y la joven kunoichi. Un par de nombres interesantes habían sido nombrados, lazos cortados por la muerte y un aparentemente sobreprotector tutor.
»Trata de esforzarte para ser tan buena kunoichi como ella. Todos tenemos algo que proteger. Protegiendo a la jinchuuriki, protegemos a la aldea. Y tú formas parte de ella.
Una ligera sonrisa se dibujaría en el rostro del joven médico. Después de un día tan largo y tan lleno de diferentes emociones, escuchar algo como eso realmente era tan bien recibido como una comida caliente o un lugar cómodo para pasar la noche, aunque las palabras no fuesen especialmente dirigidas a él.
»Mogura... ¿tienes más comida sellada? A lo mejor... A lo mejor mañana nos viene bien. Ya sabes.
»Compraré más en Shinogi-to.
¡Debería quedarme un poco más de comida, Shanise-san...!
Contestaría, no había liberado de su sello el pastel de fresa aún, quizás en otro momento sería más digno de un postre de tal magnitud. Pero si, contaba con más comida.
—Gfafiaf. Eftaba oliendo fe puta mafre.
Comentó mientras tomaba un poco de yakitori sin molestarse en pedir un par de palillos. El shinobi simplemente delineó una ligera sonrisa y asintió con un gesto de su cabeza.
¿Verdad que si...?
Llegaría a comentar con un tono jocoso en algún momento.
Habiendo finalizado la cena, Mogura se aseguraría de guardar los sándwiches en un pergamino aparte, un pergamino que estaría destinado a sellar desperdicios y basura que debía ser descartada cuando fuese posible.
Shanise tenía otras prioridades para las cosas que sellaba en pergaminos, una noche de descanso significaba más que una buena comida y no había argumento del cual pudiese armarse Mogura para contraatacar.
Ya en las bolsas de dormir, calentitos y cómodos.
—Ayame... Zetsuo-san solo trata de protegerte, como su hija. Shiruka-san era... era una buena kunoichi. Y también mi amiga. Y ambos la perdimos. Supongo que no quiere perderte a ti también.
Desde luego que Mogura no podría evitar escuchar la conversación de la mujer y la joven kunoichi. Un par de nombres interesantes habían sido nombrados, lazos cortados por la muerte y un aparentemente sobreprotector tutor.
»Trata de esforzarte para ser tan buena kunoichi como ella. Todos tenemos algo que proteger. Protegiendo a la jinchuuriki, protegemos a la aldea. Y tú formas parte de ella.
Una ligera sonrisa se dibujaría en el rostro del joven médico. Después de un día tan largo y tan lleno de diferentes emociones, escuchar algo como eso realmente era tan bien recibido como una comida caliente o un lugar cómodo para pasar la noche, aunque las palabras no fuesen especialmente dirigidas a él.
»Mogura... ¿tienes más comida sellada? A lo mejor... A lo mejor mañana nos viene bien. Ya sabes.
»Compraré más en Shinogi-to.
¡Debería quedarme un poco más de comida, Shanise-san...!
Contestaría, no había liberado de su sello el pastel de fresa aún, quizás en otro momento sería más digno de un postre de tal magnitud. Pero si, contaba con más comida.
Hablo - Pienso