11/07/2015, 00:43
-Bien, mi labor aquí ha terminado, pero recordad, ahora sois shinobis a las ordenes de Shiona-sama, entrenad duro y convertíos en ninjas formidables. ¡Bienvenidos a las fuerzas de Uzushiogakure!-
Tras aquellas palabras, el abrazo las palmaditas y aquel subidon de adrenalina que solo las grandes ocasiones brindaban. Y las solitarias palmadas del hombre más orgulloso de la aldea en aquellos momentos y la mirada también orgullosa de una madre que no cabía en si misma al ver lo que habían conseguido sus retoños aquel día. Todos los demás miembros del clan Uchiha entonaron un hurra ensordecedor que sacaron del trance al hombre que estaba aplaudiendo, Uchiha Seiyo.
La fiesta se prolongó durante toda la tarde; no falto la comida, galletitas hechas por Senju Naomi, dangos, bebida de todos los gustos, desde sake hasta refrescos de naranja y limón. Todo con el propósito de que la fiesta se alargase hasta bien entrada la noche. Era un día de celebración en el seno de los Uchiha. Los hijos de su líder se habían graduado y ahora eran nombrados gennins de pleno derecho.
Allí me encontraba con Kota, observando la oscuridad que emanaba del cielo desde aquel puente que levitaba encima de uno de los riachuelos que cruzaban la aldea, pensativo y luciendo aquella tela rojiza en la frente.
-¿Y ahora qué, hermanito?- nos encontrábamos alejados del bullicio de la fiesta, llevábamos tan solo unos minutos allí, sin saber qué decir ni qué hacer -Supongo que lo que se espera de nosotros es que nos pongamos a trabajar... ¡Misiones! ¿Eso es lo que se espera de los gennins, no?-
Tras aquellas palabras, el abrazo las palmaditas y aquel subidon de adrenalina que solo las grandes ocasiones brindaban. Y las solitarias palmadas del hombre más orgulloso de la aldea en aquellos momentos y la mirada también orgullosa de una madre que no cabía en si misma al ver lo que habían conseguido sus retoños aquel día. Todos los demás miembros del clan Uchiha entonaron un hurra ensordecedor que sacaron del trance al hombre que estaba aplaudiendo, Uchiha Seiyo.
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La fiesta se prolongó durante toda la tarde; no falto la comida, galletitas hechas por Senju Naomi, dangos, bebida de todos los gustos, desde sake hasta refrescos de naranja y limón. Todo con el propósito de que la fiesta se alargase hasta bien entrada la noche. Era un día de celebración en el seno de los Uchiha. Los hijos de su líder se habían graduado y ahora eran nombrados gennins de pleno derecho.
Allí me encontraba con Kota, observando la oscuridad que emanaba del cielo desde aquel puente que levitaba encima de uno de los riachuelos que cruzaban la aldea, pensativo y luciendo aquella tela rojiza en la frente.
-¿Y ahora qué, hermanito?- nos encontrábamos alejados del bullicio de la fiesta, llevábamos tan solo unos minutos allí, sin saber qué decir ni qué hacer -Supongo que lo que se espera de nosotros es que nos pongamos a trabajar... ¡Misiones! ¿Eso es lo que se espera de los gennins, no?-
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa