18/08/2017, 20:14
Un pastel pensado para unas cinco personas había desaparecido bajo misteriosas circunstancias en una habitación cerrada, era imposible la entrada a la misma ya que la puerta tenía el pestillo, la ventana asegurada y con las cortinas cerradas, solo una persona en el interior del departamento y justamente, esta persona tenía rastros de chocolate en el rostro, adornando un poco más su ya moteado semblante.
¿Sería ella la culpable de la atrocidad contra el dulce universo de los pasteles? Sí, es sabido que sí así que no hace falta darle más vueltas al asunto.
Luego de que Akame la tirase abruptamente al suelo, ya no sabía cómo hacerle frente pero si llegaba a regresar en ese preciso instante era muy probable que terminase por darle un buen puñetazo en la cara.
En ese momento recordó que momentos atrás, una chica había llamado a la puerta y también había pasado una nota por debajo de la puerta que por algún motivo no se había dignado a levantar, seguramente por la ira y la depresión que le habían dado por lo ocurrido, pero ahora era un buen momento para aparecerse por los aposentos de aquella desconocida…
No había mucha necesidad de arreglarse demasiado, ni siquiera de peinarse un poco el cabello que tenía algo revuelto así que dejó la bandeja en la que había estado el pastel, fue hasta la cocina a buscar una bolsa con bollos dulces en la nevera y después, tras levantar y leer rápidamente la nota de la otra kunoichi, se dirigió a la puerta de Eri, solo por descarte ya que no había ninguna otra kunoichi según recordaba.
—¿Hola? —preguntó con tono neutro a la vez que llamaba a la puerta.
Hablar con otra del sexo femenino tal vez le sea útil para desahogarse un poco de lo que le acababa de ocurrir con el Uchiha.
¿Sería ella la culpable de la atrocidad contra el dulce universo de los pasteles? Sí, es sabido que sí así que no hace falta darle más vueltas al asunto.
Luego de que Akame la tirase abruptamente al suelo, ya no sabía cómo hacerle frente pero si llegaba a regresar en ese preciso instante era muy probable que terminase por darle un buen puñetazo en la cara.
En ese momento recordó que momentos atrás, una chica había llamado a la puerta y también había pasado una nota por debajo de la puerta que por algún motivo no se había dignado a levantar, seguramente por la ira y la depresión que le habían dado por lo ocurrido, pero ahora era un buen momento para aparecerse por los aposentos de aquella desconocida…
No había mucha necesidad de arreglarse demasiado, ni siquiera de peinarse un poco el cabello que tenía algo revuelto así que dejó la bandeja en la que había estado el pastel, fue hasta la cocina a buscar una bolsa con bollos dulces en la nevera y después, tras levantar y leer rápidamente la nota de la otra kunoichi, se dirigió a la puerta de Eri, solo por descarte ya que no había ninguna otra kunoichi según recordaba.
—¿Hola? —preguntó con tono neutro a la vez que llamaba a la puerta.
Hablar con otra del sexo femenino tal vez le sea útil para desahogarse un poco de lo que le acababa de ocurrir con el Uchiha.