19/08/2017, 14:37
—¿Tienes muchas dudas al respecto? —pregunto mientras caminaba cerca suyo.
—Unas cuantas; es que quisiera escuchar aquel relato en su versión histórica, y no en su versión para turistas.
El conocer el verdadero rostro de aquella legenda era algo que le había mantenido atento desde que terminase de escucharla. Toda historia fantástica tiene algunas bases históricas… y algo de cierto. Generalmente, el discernir cada elemento era algo que quedaba como privilegio del escucha, pero el tener la oportunidad de preguntarle a alguien capaz de darle una respuesta más acertada, resultaba ser algo tan magnífico como necesario…, al menos para él.
El buen hospedador escucho atentamente mientras Keisuke le exponía el tema sobre el cual quería conversar.
—Ya veo —Dio un sutil sorbo a su copa y luego la miro con satisfacción—. Como habrán notado, este es un pueblo muy antiguo, y su gente es muy dada a tomar a tomar de forma literal el folclore, erigiéndolo como una certeza histórica.
—Pero detrás de toda legenda se esconde una verdad, ¿no es cierto? —se apresuro a matizar el peliblanco.
Kazushiro dejo escapar una extravagante pero suave risa que causo que le temblara cada capa de su considerable papada.
—!Definitivamente¡ —admitió, con ojos brillantes y asertivos—. En el mundo hay cosas muy extrañas, siempre lo he sabido, que en ocasiones la realidad supera la ficción. También hay historias empobrecidas y glorificadas…
»Como todo turista con imaginación, me permito el ser envuelto por el embriagador romanticismo de la mitología. Pero como hombre de negocios necesito ser poseedor de un conocimiento histórico lo más exacto posible. Con aquella consideración, me sumergí en una investigación tanto objetiva como subjetiva y, pese a mi poca experiencia como historiador y mitólogo, tengo plena confianza en que he alcanzado la “verdad” que ahora a ustedes les interesa.
El Hakagurē escuchaba, intrigado por la forma en que prácticamente le estaban vendiendo aquella historia a su juvenil curiosidad. Por su parte, estaba más que listo para comenzar a escuchar, pero el Sarutobi quería tomarse las cosas con la debida calma y previsión: No le tomo mucho el darse cuenta que con la noche la temperatura había estado descendiendo bastante, y que aquel fuego crepitante ya no calentaba como antes. Si iba a contar una historia no podía permitir que sus oyentes se distrajeran por estar tiritando. Era una cuestión de etiqueta y cortesía, dos de las principales insignias de su negocio.
Hizo un gesto con una de sus regordetas manos, y un empleado se aproximo para ofrecer un par de mantas a cada jovencito. Mientras que otro acerco una bandeja con variedad de galletas y bebidas espesas y calientes.
El dueño del hotel esperaría hasta que sus escuchas estuvieran suficientemente cómodos antes de comenzar.
—Unas cuantas; es que quisiera escuchar aquel relato en su versión histórica, y no en su versión para turistas.
El conocer el verdadero rostro de aquella legenda era algo que le había mantenido atento desde que terminase de escucharla. Toda historia fantástica tiene algunas bases históricas… y algo de cierto. Generalmente, el discernir cada elemento era algo que quedaba como privilegio del escucha, pero el tener la oportunidad de preguntarle a alguien capaz de darle una respuesta más acertada, resultaba ser algo tan magnífico como necesario…, al menos para él.
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El buen hospedador escucho atentamente mientras Keisuke le exponía el tema sobre el cual quería conversar.
—Ya veo —Dio un sutil sorbo a su copa y luego la miro con satisfacción—. Como habrán notado, este es un pueblo muy antiguo, y su gente es muy dada a tomar a tomar de forma literal el folclore, erigiéndolo como una certeza histórica.
—Pero detrás de toda legenda se esconde una verdad, ¿no es cierto? —se apresuro a matizar el peliblanco.
Kazushiro dejo escapar una extravagante pero suave risa que causo que le temblara cada capa de su considerable papada.
—!Definitivamente¡ —admitió, con ojos brillantes y asertivos—. En el mundo hay cosas muy extrañas, siempre lo he sabido, que en ocasiones la realidad supera la ficción. También hay historias empobrecidas y glorificadas…
»Como todo turista con imaginación, me permito el ser envuelto por el embriagador romanticismo de la mitología. Pero como hombre de negocios necesito ser poseedor de un conocimiento histórico lo más exacto posible. Con aquella consideración, me sumergí en una investigación tanto objetiva como subjetiva y, pese a mi poca experiencia como historiador y mitólogo, tengo plena confianza en que he alcanzado la “verdad” que ahora a ustedes les interesa.
El Hakagurē escuchaba, intrigado por la forma en que prácticamente le estaban vendiendo aquella historia a su juvenil curiosidad. Por su parte, estaba más que listo para comenzar a escuchar, pero el Sarutobi quería tomarse las cosas con la debida calma y previsión: No le tomo mucho el darse cuenta que con la noche la temperatura había estado descendiendo bastante, y que aquel fuego crepitante ya no calentaba como antes. Si iba a contar una historia no podía permitir que sus oyentes se distrajeran por estar tiritando. Era una cuestión de etiqueta y cortesía, dos de las principales insignias de su negocio.
Hizo un gesto con una de sus regordetas manos, y un empleado se aproximo para ofrecer un par de mantas a cada jovencito. Mientras que otro acerco una bandeja con variedad de galletas y bebidas espesas y calientes.
El dueño del hotel esperaría hasta que sus escuchas estuvieran suficientemente cómodos antes de comenzar.