12/07/2015, 00:40
Pude apreciar como aquel hombre tomó por la fuerza a Eri, levantándola unos palmos del suelo. "Ese cabrón se está rifando unas cuantas ostias" Pensé malhumorado, haciendo que sacara fuerzas para correr todavía más deprisa. Al final llegué hasta ellos y me posicioné por detrás, quedaría a la vista de Eri que justo acababa de ser liberada por el individuo.
Le lance por la espalda y con sutileza, dos pares de bombas que se colocaron en sus omóplatos, y después me adelanté hasta él. ""Ya eres mío". -¡EI EI! ¿Que cojones le hace a mi hermana? Dije con bravuconería. -Como se le ocurra tocarle un pelo, se las verá conmigo. Advertí desafiante.
Tenía en mente muchas cosas, pero mi idea principal era coaccionarle para agenciarme sus ropas para poder acercarme a las tiendas de campaña, que con el revuelo todo sería confuso. Podría localizar al líder y darle pasaporte al otro mundo. Pero antes me gustaría saber quién cojones era este tipo.
-¿Estás bien, hermana? Me acerque hasta Eri, que salió de unos arbustos y me posicioné delante de ella.
Parecía que había llegado a tiempo, Eri parecía aquejarse un poco de su muñeca pero por lo demás, todo estaba bien. Me giré de nuevo a aquel tipo indeseable y le pregunté. -¿Quien eres?¿Has sido tú el que ha provocado esa explosión? Mis preguntas quizás desconcertarían a aquel hombre, pues tenía cara de poker, haciendo que resultara más un interrogatorio que otra cosa.
Le lance por la espalda y con sutileza, dos pares de bombas que se colocaron en sus omóplatos, y después me adelanté hasta él. ""Ya eres mío". -¡EI EI! ¿Que cojones le hace a mi hermana? Dije con bravuconería. -Como se le ocurra tocarle un pelo, se las verá conmigo. Advertí desafiante.
Tenía en mente muchas cosas, pero mi idea principal era coaccionarle para agenciarme sus ropas para poder acercarme a las tiendas de campaña, que con el revuelo todo sería confuso. Podría localizar al líder y darle pasaporte al otro mundo. Pero antes me gustaría saber quién cojones era este tipo.
-¿Estás bien, hermana? Me acerque hasta Eri, que salió de unos arbustos y me posicioné delante de ella.
Parecía que había llegado a tiempo, Eri parecía aquejarse un poco de su muñeca pero por lo demás, todo estaba bien. Me giré de nuevo a aquel tipo indeseable y le pregunté. -¿Quien eres?¿Has sido tú el que ha provocado esa explosión? Mis preguntas quizás desconcertarían a aquel hombre, pues tenía cara de poker, haciendo que resultara más un interrogatorio que otra cosa.