22/08/2017, 16:18
Akame esbozó una ligera y maliciosa sonrisa ante las quejas del maleducado, que más pronto que tarde había recibido su merecido. El Uchiha ni siquiera ladeó el rostro para encararle, sino que esperó lo inevitable; el maestro detuvo su ceremonia y le increpó personalmente al muchacho. «Amejin... Cómo si no», se dijo a sí mismo Akame tras ver la bandana de la Lluvia que aquel peculiar chico llevaba encima. En su experiencia, los de Amegakure no destacaban precisamente por ser respetuosos o disciplinados.
La demostración siguió su curso, y en un momento dado el maestro realizó un movimiento tan sublime que arrancó varias exclamaciones entre los observadores; Akame incluído. «La destreza de este anciano con la espada puede sobrepasar incluso a la de un chuunin... Creo que he venido al lugar adecuado». Sus ojos, rojos por el Sharingan, examinaban detenidamente los movimientos del espadachín con la esperanza de poder reproducirlos luego. Aunque Akame sabía bien que tanto importaba la fuerza y rapidez de su cuerpo como lo bien que hubiese aprendido un movimiento. «Probablemente debería entrenar durante años para poder alcanzar ese nivel de maestría...» No era algo que le interesase.
Así pues, el Uchiha continuó atendiendo a las demostraciones del maestro, a la espera de que terminase para poder acercarse y hacerle alguna que otra pregunta.
La demostración siguió su curso, y en un momento dado el maestro realizó un movimiento tan sublime que arrancó varias exclamaciones entre los observadores; Akame incluído. «La destreza de este anciano con la espada puede sobrepasar incluso a la de un chuunin... Creo que he venido al lugar adecuado». Sus ojos, rojos por el Sharingan, examinaban detenidamente los movimientos del espadachín con la esperanza de poder reproducirlos luego. Aunque Akame sabía bien que tanto importaba la fuerza y rapidez de su cuerpo como lo bien que hubiese aprendido un movimiento. «Probablemente debería entrenar durante años para poder alcanzar ese nivel de maestría...» No era algo que le interesase.
Así pues, el Uchiha continuó atendiendo a las demostraciones del maestro, a la espera de que terminase para poder acercarse y hacerle alguna que otra pregunta.