Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#26
—No importa, Ayame, eso significa que no nos ha traicionado y que ha sido por accidente —Shanise se rio, pero Ayame se estremeció involuntariamente. ¿De verdad había llegado a pensar que Mogura las traicionaría así como así?—. Lo siento, es que me lo he imaginado y me ha hecho mucha gracia. De todas formas... ¡Vamos a por él!

—¡Sí! —asintió ella.

Y, tras recoger las cosas de su compañero, ambas echaron a correr. Corrieron todo lo rápido que les permitían las piernas, y Ayame hizo un esfuerzo extra por acompañar el paso de la ANBU y no retrasarla. Alcanzaron una velocidad óptima y ambas subieron a la cinta. La inercia las empujó hacia delante, y Ayame estuvo a punto de perder el equilibrio, pero consiguió mantenerse estable al final. Pero aquello no significaba el final de la carrera, ni mucho menos. Siguieron corriendo entre largas zancadas, recorriendo el túnel e impulsadas por la velocidad de la cinta. Ayame sintió un agradable cosquilleo en el estómago al ser consciente de la velocidad a la que estaban moviéndose; pero, aunque no pudo evitar sonreír para sus adentros, era muy consciente de la gravedad de la situación y de que no podía detenerse a disfrutar de la sensación.

—¡Ahí está la salida! —exclamó Ayame, tras varios largos minutos.

La inercia de la cinta le hizo salir a trompicones hasta que consiguió recuperar el control sobre su cuerpo, pero cuando lo hizo, miró a su alrededor con ansiedad. El guardia del túnel dormía profundamente, así que era bien improbable que hubiera visto salir a Mogura.

«Pues menuda vigilancia...» No pudo evitar pensar, torciendo ligeramente el gesto.

Su corazón se olvidó de latir durante un breve instante cuando vio a lo lejos a Mogura. Parecía bastante confundido, porque no dejaba de mirar a su alrededor con gesto desorientado. Ayame se mordió el labio inferior.

—¡MOGURA-SAAAAAAAAAAN! —exclamó, prácticamente abalanzándose sobre él. Y comenzó a hablar a toda velocidad, entre confusos balbuceos como solía hacer cada vez que estaba tan nerviosa—. ¿Estás bien, Mogura-san? ¿Estás herido? ¡Lo siento, fue mi culpa! ¡No me di cuenta de que eras tú el bulto que la cinta estaba arrastrando y... y...! ¡Mira, te hemos traído tus cosas! —añadió, señalando la mochila que llevaba al hombro—. ¿A que sí, Sh...?

Se había girado, buscando a Shanise. Pero la ANBU había desaparecido de repente.

—D... ¿Dónde está? Venía detrás de mí...

¿Acaso se habían quedado solos? Una gota de sudor recorrió su frente ante la sola idea. Pero, afortunadamente, no era así. La mujer salió del túnel a los pocos minutos, caminando hacia ellos con el semblante sombrío. Nada más verla, Ayame ya supo que algo malo había pasado.

—Chicos, necesito que me escuchéis con toda la atención del mundo y que por favor no entréis en pánico.

Tarde. Cuando alguien dice eso es que trae muy malas noticias.

—Kusagakure ha asesinado a la Uzukage y ha intentado culpar a Yui-sama

«Q... ¡¿Qué?!» La bomba había caído sobre ellos sin anestesia alguna, como una bofetada.

—Afortunadamente, la Yui que nos acompañó era un Kage Bunshin. Me acaba de contactar desde Amegakure... Ha insistido en que volviéramos a la villa. Pero pese a todo teníamos una misión, y Gouna no parecía mentir. A pesar de esto debemos ir a La Ciudad Fantasma y detener a esos encapuchados que vio. Nos ha dejado hacerlo, pero, me preocupa... Me preocupa todo esto. Tened mucho cuidado a partir de ahora. Yui-dono va a intentar exculparse ante Uzushio e inculpar a Kusagakure. Kusagakure, por otra parte, intenta echarnos encima todo el marrón. Y quién sabe qué más podrían hacer. Es posible que tengamos muchos enemigos. No bajéis la guardia.

Los miró, alternativamente, y Ayame se vio incapaz de apartar su aterrorizada mirada de Shanise. De alguna manera, una parte de ella esperaba que acabara diciendo que todo aquello no era más que una broma. Pero no lo era. Así lo aseguraba la grave mirada de sus ojos cristalinos.

Todo comenzó a dar vueltas...

—Confío en vosotros —continuó—. Tenemos que confiar en nuestros compañeros de villa. Ahora, más que nunca. Así que confiad en mi e intentemos ser todo lo cautos que podemos. No reveléis esta información a nadie hasta que las noticias no vuelen. Es la hora de la discreción. De ser ninjas de verdad. ¿Entendido? Vamos. Cuanto antes acabemos con esto y volvamos a Amegakure, mejor para todos.

Pero Ayame se tambaleó, aturdida y profundamente mareada. Se llevó una mano al pecho, temblorosa. Había demasiadas preguntas en su cabeza, y casi sentía que le iba a estallar de un momento a otro.

—¿Pero cómo...? ¿Por qué...? Gouna-sama... Kusagakure... —balbuceó, muerta de miedo—. E... entonces eso significa que el pacto... —Ya no había pacto—. Y... toda la gente que hemos conocido de otras aldeas... —Ya no había amigos. Su corazón se despedazó al pensar en Taeko y en tantas otras personas que había ido conociendo a lo largo del tiempo—. ¿Y... y qué pasa con la misión? ¿Qué pasa si necesitamos refuerzos? Ya no podemos usar el pergamino... ¿Y si...? ¿Y si...?
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
Responder


Mensajes en este tema
RE: (S) Los hilos del mundo: tercer hilo - por Aotsuki Ayame - 23/08/2017, 23:37


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.