24/08/2017, 01:41
El chico no tardó en tocar la mano de Aiko, después de haber aclarado que efectivamente podía ver. Curioso, cuanto menos. ¿Por qué no tenía entonces color en los ojos? Casi parecía tenerlos muertos, ausentes de vida alguna. Ésta no pudo evitar mirarlo extrañada, por llamarlo de alguna manera. No daba crédito, era como un ciego que podía ver...
—Ostras... pues si que puedes ver. —confirmó. —El color de tus ojos... pensé que eras ciego...
El sujeto no tardó en pedirle a la pelirroja que le firmase el bloc, el dibujo que había hecho. Para cuando ésta miró el boceto, se trataba de su propia figura, el momento exacto de cuando esgrimió la espada. El chico la había captado con bastante calidad, pese a que solo se trataba de un mero boceto.
«¿Firmarle el dibujo? ¿sabrá que soy la inmortal de la que hablan los rumores por los dojos...?»
Antes de que le diese respuesta, una tercera persona hizo aparición, y fue el segundo en llegar quien recalcó su presencia. Al parecer se conocían, ambos desvelaron sus nombres. Y antes de que la pelirroja hubiese dado respuesta al chico, la rubia resaltó el detalle de que también dibujaba. Sin comerlo ni beberlo, se había metido en mitad de una amistosa charla en mitad de un tatami.
Sin embargo, su silencio no pudo aguantar demasiado. La pelirroja quedó anonadada cuando la otra chica le saludó, como si la conociese de toda la vida. Sin duda, el destino era realmente caprichoso, últimamente no hacía mas que cruzarse con gente que la conocía pero sin embargo ella no podía reconocerlos. Maldita fuese la hora en que a su inmortalidad se le había puesto esa traba para con la memoria...
—Siento mucho no saber quien eres... supongo que me conociste antes de haber muerto alguna que otra vez. —espetó, sin miedo alguno. —Es lo que tiene morir, que pierdes la noción del tiempo y las personas...
»¿Eramos amigas o algo?
La chica tomó el dibujo del joven de ojos blancos, y tras ello tomaría el pincel. Con destreza y parsimonia, la chica dejaría grabada su firma en el borde inferior derecho del dibujo, tal y como el chico le había solicitado.
—Aquí tienes... creo que es la primera vez que me piden ésto, la verdad... jajaja.
—Ostras... pues si que puedes ver. —confirmó. —El color de tus ojos... pensé que eras ciego...
El sujeto no tardó en pedirle a la pelirroja que le firmase el bloc, el dibujo que había hecho. Para cuando ésta miró el boceto, se trataba de su propia figura, el momento exacto de cuando esgrimió la espada. El chico la había captado con bastante calidad, pese a que solo se trataba de un mero boceto.
«¿Firmarle el dibujo? ¿sabrá que soy la inmortal de la que hablan los rumores por los dojos...?»
Antes de que le diese respuesta, una tercera persona hizo aparición, y fue el segundo en llegar quien recalcó su presencia. Al parecer se conocían, ambos desvelaron sus nombres. Y antes de que la pelirroja hubiese dado respuesta al chico, la rubia resaltó el detalle de que también dibujaba. Sin comerlo ni beberlo, se había metido en mitad de una amistosa charla en mitad de un tatami.
Sin embargo, su silencio no pudo aguantar demasiado. La pelirroja quedó anonadada cuando la otra chica le saludó, como si la conociese de toda la vida. Sin duda, el destino era realmente caprichoso, últimamente no hacía mas que cruzarse con gente que la conocía pero sin embargo ella no podía reconocerlos. Maldita fuese la hora en que a su inmortalidad se le había puesto esa traba para con la memoria...
—Siento mucho no saber quien eres... supongo que me conociste antes de haber muerto alguna que otra vez. —espetó, sin miedo alguno. —Es lo que tiene morir, que pierdes la noción del tiempo y las personas...
»¿Eramos amigas o algo?
La chica tomó el dibujo del joven de ojos blancos, y tras ello tomaría el pincel. Con destreza y parsimonia, la chica dejaría grabada su firma en el borde inferior derecho del dibujo, tal y como el chico le había solicitado.
—Aquí tienes... creo que es la primera vez que me piden ésto, la verdad... jajaja.