13/07/2015, 11:48
Habían vuelto a quedarse solos en el callejón. Se habían convertido de nuevo en dos agentes camuflados entre la gente que pasaba por allí. La atención se había diluido con la lluvia, para suerte de ambos.
Reiji no tardó en responder a la proposición de Ayame, pero ante sus palabras, la muchacha no pudo evitar parpadear confundida.
—Espera, he dicho para compen... Oh —sus ojos habían viajado a la neverita sobre la que reposaba el shinobi, al recordar lo que llevaba en su interior. Decenas y decenas de bolsas de sangre, muy similares a las de las donaciones que hacía la gente. Por un momento se preguntó si los ciudadanos conocerían el hecho de que parte de las donaciones de sangre que hacían, esperanzados de salvar alguna vida, iban destinadas a la alimentación de la familia de aquel curioso chico. Torció el gesto ligeramente, y entonces se cruzó de brazos con gesto orgulloso—. Lo siento, pero un Hōzuki no sangra, así que no puedo ofrecerte lo que me pides.
Ni siquiera hizo referencia a su familia, ella no era quien para intervenir en sus decisiones. De hecho, siendo Zetsuo el director del hospital...
«Zetsuo...» Su rostro se congeló, lívido al pensar en su padre.
—Lo siento —se justificó, con una sonrisa nerviosa—. Pero creo que se me está haciendo tarde. Debería irme...
Estaba completamente empapada, con los cabellos pegados a su rostro y sus ropas pesadas y ensuciadas por el agua y el polvo de la ciudad. Sin duda, la mataría en cuanto la viera aparecer por el umbral de la puerta.
—¡Ya nos veremos!
Se dio media vuelta, y arrancó a correr con rápidas y largas zancadas hacia su casa, varias manzanas más al norte.
«Me va a matar, me va a matar...»
Reiji no tardó en responder a la proposición de Ayame, pero ante sus palabras, la muchacha no pudo evitar parpadear confundida.
—Espera, he dicho para compen... Oh —sus ojos habían viajado a la neverita sobre la que reposaba el shinobi, al recordar lo que llevaba en su interior. Decenas y decenas de bolsas de sangre, muy similares a las de las donaciones que hacía la gente. Por un momento se preguntó si los ciudadanos conocerían el hecho de que parte de las donaciones de sangre que hacían, esperanzados de salvar alguna vida, iban destinadas a la alimentación de la familia de aquel curioso chico. Torció el gesto ligeramente, y entonces se cruzó de brazos con gesto orgulloso—. Lo siento, pero un Hōzuki no sangra, así que no puedo ofrecerte lo que me pides.
Ni siquiera hizo referencia a su familia, ella no era quien para intervenir en sus decisiones. De hecho, siendo Zetsuo el director del hospital...
«Zetsuo...» Su rostro se congeló, lívido al pensar en su padre.
—Lo siento —se justificó, con una sonrisa nerviosa—. Pero creo que se me está haciendo tarde. Debería irme...
Estaba completamente empapada, con los cabellos pegados a su rostro y sus ropas pesadas y ensuciadas por el agua y el polvo de la ciudad. Sin duda, la mataría en cuanto la viera aparecer por el umbral de la puerta.
—¡Ya nos veremos!
Se dio media vuelta, y arrancó a correr con rápidas y largas zancadas hacia su casa, varias manzanas más al norte.
«Me va a matar, me va a matar...»

![[Imagen: kQqd7V9.png]](https://i.imgur.com/kQqd7V9.png)