26/08/2017, 00:10
Keisuke lanzo una mirada a Kōtetsu, buscando algún indicio de la necesidad de preguntar que el mismo poseía. Sin embargo, el joven de cabellos blancos lucia satisfecho con aquello que le habían contado. Incluso se mantuvo pensativo, como asimilando todo lo que había escuchado, para luego compararlo con lo que ya sabía.
—Entonces... ¿No había ningún monstruo real? Digo... Sería otras personas que usarían chakra, pero, teniendo en consideración lo que nos dijeron en el trayecto hasta acá, ¿era cierto que los caídos en combate se levantaban de entre los muertos sí no se quemaban sus cuerpos?
El Sarutobi le miro y se rio un poco, agraciado por tan pura curiosidad.
—En realidad, no lo se. Supongo que eran tan monstruosos como lo puede llegar a ser cualquier usuario del chakra —opino desapasionadamente—. Y es que cuando se trata de ninjas, la realidad supera a la ficción.
»De todas formas, en cuanto a tu pregunta: Los antiguos registros de la “guerra de fuego y hielo” conservados por mi familia coinciden en muchos puntos con las narraciones fantásticas de la historia que les contaron… Si, se mencionan a muertos levantándose y a combatientes congelados en cuestión de instantes. Pero las explicaciones están llenas de un lenguaje técnico que está más allá del interés o comprensión de un civil como yo… Puede que para un ninja sea un asunto diferente.
—Por supuesto. Cada quien investiga según sus intereses, ¿no? —alcanzo a señalar el Hakagurē, mientras se descubría.
—Ciertamente: Mis intereses al momento de investigar eran meramente geopolíticos, culturales y comerciales… sin embargo…
—¿Sin embargo…? —repitió el de ojos grises mientras se inclinaba hacia adelante, sintiendo que estaban a punto de revelarle algo importante.
—Sin embargo, y si es de su interés, se dé un sujeto muy versado en lo referente a los ninjas y a los elemento sobrenaturales de la historia local… —Kazushiro ya intuía, desde hace un rato, que el interés de aquellos jóvenes estaba en la legenda sobre el origen de la localidad. Y aunque para el resultase algo completamente fútil y hasta impropio, gustaba de, según los intereses de cada quien, proveer buen entretenimiento a sus huéspedes—. Vive en una vieja casa en el límite de pueblo. Les será fácil encontrarlo, pues es casi tan conocido como yo… Digo, si yo soy el guardián del patrimonio administrativo, él vendría a ser el guardián del conocimiento tradicional…
—Suena interesante, muy interesante… Para un ninja como yo, claro está —declaro, Kōtetsu—. ¿Qué piensas tú, Keisuke-san, es una historia digna de ser examinada?
—Entonces... ¿No había ningún monstruo real? Digo... Sería otras personas que usarían chakra, pero, teniendo en consideración lo que nos dijeron en el trayecto hasta acá, ¿era cierto que los caídos en combate se levantaban de entre los muertos sí no se quemaban sus cuerpos?
El Sarutobi le miro y se rio un poco, agraciado por tan pura curiosidad.
—En realidad, no lo se. Supongo que eran tan monstruosos como lo puede llegar a ser cualquier usuario del chakra —opino desapasionadamente—. Y es que cuando se trata de ninjas, la realidad supera a la ficción.
»De todas formas, en cuanto a tu pregunta: Los antiguos registros de la “guerra de fuego y hielo” conservados por mi familia coinciden en muchos puntos con las narraciones fantásticas de la historia que les contaron… Si, se mencionan a muertos levantándose y a combatientes congelados en cuestión de instantes. Pero las explicaciones están llenas de un lenguaje técnico que está más allá del interés o comprensión de un civil como yo… Puede que para un ninja sea un asunto diferente.
—Por supuesto. Cada quien investiga según sus intereses, ¿no? —alcanzo a señalar el Hakagurē, mientras se descubría.
—Ciertamente: Mis intereses al momento de investigar eran meramente geopolíticos, culturales y comerciales… sin embargo…
—¿Sin embargo…? —repitió el de ojos grises mientras se inclinaba hacia adelante, sintiendo que estaban a punto de revelarle algo importante.
—Sin embargo, y si es de su interés, se dé un sujeto muy versado en lo referente a los ninjas y a los elemento sobrenaturales de la historia local… —Kazushiro ya intuía, desde hace un rato, que el interés de aquellos jóvenes estaba en la legenda sobre el origen de la localidad. Y aunque para el resultase algo completamente fútil y hasta impropio, gustaba de, según los intereses de cada quien, proveer buen entretenimiento a sus huéspedes—. Vive en una vieja casa en el límite de pueblo. Les será fácil encontrarlo, pues es casi tan conocido como yo… Digo, si yo soy el guardián del patrimonio administrativo, él vendría a ser el guardián del conocimiento tradicional…
—Suena interesante, muy interesante… Para un ninja como yo, claro está —declaro, Kōtetsu—. ¿Qué piensas tú, Keisuke-san, es una historia digna de ser examinada?