13/07/2015, 15:15
La chica estaba mas inquieta que un mono en una fábrica de piojos. Apenas era capaz de quedarse quieta, mucho menos lo era de tomarse un respiro y relajarse. Pero tras las palabras del rubio, la chica hizo por intentarlo. Tomó tierra con la espalda, tumbándose de la misma manera que lo había hecho el Yotsuki segundos antes. El rubio la obsequió con una sonrisa, la cual a lo mejor ni vería dada la posición. Tampoco importaba demasiado...
— Se siete dulce esta brisa tan fresca, ¿verdad? — Preguntó el chico.
Sin embargo, su pregunta quedó en el aire, mecida por la mencionada brisa. Llegó al olvido, pues nadie le dio respuesta. El chico se quedó algo extrañado, se elevó un poco y asistió a mirar a su compañera de descanso. Al verla, comprendió el porqué no había tenido respuesta su pregunta. La chica se había quedado seca. En nada de tiempo se había quedado dormida como una niña pequeña. El rubio no pudo evitar reír.
"Pues sí que estaba cansada... no ha durado ni un asalto."
No tardó mucho en volver a su posición anterior. Quería disfrutar un rato mas de esa comodidad inexpropiable. Quería disfrutar un poco mas de la brisa marina, el frescor del aire, el silencio... quería calar hasta el último milímetro de su cuerpo en esa increíblemente agradable sensación de bienestar y armonía.
Al cabo de un rato, hasta volvió a quedarse dormido. No era de extrañar...
— Se siete dulce esta brisa tan fresca, ¿verdad? — Preguntó el chico.
Sin embargo, su pregunta quedó en el aire, mecida por la mencionada brisa. Llegó al olvido, pues nadie le dio respuesta. El chico se quedó algo extrañado, se elevó un poco y asistió a mirar a su compañera de descanso. Al verla, comprendió el porqué no había tenido respuesta su pregunta. La chica se había quedado seca. En nada de tiempo se había quedado dormida como una niña pequeña. El rubio no pudo evitar reír.
"Pues sí que estaba cansada... no ha durado ni un asalto."
No tardó mucho en volver a su posición anterior. Quería disfrutar un rato mas de esa comodidad inexpropiable. Quería disfrutar un poco mas de la brisa marina, el frescor del aire, el silencio... quería calar hasta el último milímetro de su cuerpo en esa increíblemente agradable sensación de bienestar y armonía.
Al cabo de un rato, hasta volvió a quedarse dormido. No era de extrañar...