30/08/2017, 02:08
Mis pies me llevaron hasta mi habitación, tardé un poco más de lo habitual ya que mis pasos eran bastante perezosos y la manta que me protegía me mantenía lo suficientemente cómodo como para acostarme en cualquier rincón de algún pasillo y pasar la noche ahí. Tras avanzar algunos cuantos metros, siempre bostezaba notoriamente, y esto se convertía en un ciclo que me acompañó hasta la puerta de mi cuarto, lugar en donde mi hermano yacía más que dormido, la luz estaba apagada, solo cerré la puerta y me tiré en la cama, mi parpados se volvieron tan pesados que abrirlos sería imposible y entonces mi cuerpo se encontraba descansando, por el contrario mi mente se encontraba en algún lugar lejano que seguramente no recordaría al despertar.
Luego de unas merecidas horas de descanso, finalmente me puse de pie, miré por la ventana y Haze estaba parado junto a ella con la manta envolviendo su cuerpo, escuché decirle que era demasiado temprano y que regresaría a dormir con la promesa de despertar una vez el sol se alzará en lo más alto.
Me levanté con cierta incertidumbre, pero con decisión me dirigí a la ducha y dejé el calentador abierto, me desprendí de mi kimono y lo doble lo mejor posible, claro con algunas cuantas desproporciones pero estaba aceptable según yo. El agua tibia recorrió todo mi cuerpo y agradecí el estado de relajación en el que me sumergí, unos minutos más tardes cuando estaba saliendo de la regadera escuché un llamado a la puerta de la habitación.
Toc
Toc
Toc
¿Quién será? ¿Acaso vendrán a limpiar tan temprano? Me preguntaba mientras protegía mi piel con la impecable y blanca bata de ducha, escurrí bien mis pies y salí, frente a mi se manifestó la viva imagen del shinobi de uzushiogakure.
—Buenos días, Keisuke-san, tienes que ver esto —
—Buenos días.— Sonreí y dirigí mi mirada a los boletos dorados, no sabía exactamente que decir, no obstante, el peliblanco no dejó tiempo a la duda ya que lo explicó en breves segundos.
—Me lo ha dado nuestro hospedador, son un par de pases para que ambos recorramos la tundra en ciervo, a lomos de un ciervo y no en un trineo. ¿No es genial?
—Eeemm— Dije lo suficientemente alto como para que él se enterase de mi tono de duda, realmente estaba imaginándome montado en un reno o algún animal parecido, sería una experiencia nueva. —Sí, genial.— Expresé en un tono poco convincente. "Genial... ¿No?"
—Estoy abierto a nuevas aventuras jeje y está será una de ellas.— Abrí la puerta y me hice a un lado. —Pasa, me termino de vestir en algunos minutos y podremos bajar a desayunar, bueno ya veremos sí vamos primero a la tundra o a donde... ¿Shinda?.— Pregunté para ver si mis oídos no me habían traicionado.
No tardé en cerrar la puerta una vez el moreno estuviese adentro y me puse a buscar los abrigos necesarios para un día fuera del hotel.
...
Luego de unas merecidas horas de descanso, finalmente me puse de pie, miré por la ventana y Haze estaba parado junto a ella con la manta envolviendo su cuerpo, escuché decirle que era demasiado temprano y que regresaría a dormir con la promesa de despertar una vez el sol se alzará en lo más alto.
Me levanté con cierta incertidumbre, pero con decisión me dirigí a la ducha y dejé el calentador abierto, me desprendí de mi kimono y lo doble lo mejor posible, claro con algunas cuantas desproporciones pero estaba aceptable según yo. El agua tibia recorrió todo mi cuerpo y agradecí el estado de relajación en el que me sumergí, unos minutos más tardes cuando estaba saliendo de la regadera escuché un llamado a la puerta de la habitación.
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¿Quién será? ¿Acaso vendrán a limpiar tan temprano? Me preguntaba mientras protegía mi piel con la impecable y blanca bata de ducha, escurrí bien mis pies y salí, frente a mi se manifestó la viva imagen del shinobi de uzushiogakure.
—Buenos días, Keisuke-san, tienes que ver esto —
—Buenos días.— Sonreí y dirigí mi mirada a los boletos dorados, no sabía exactamente que decir, no obstante, el peliblanco no dejó tiempo a la duda ya que lo explicó en breves segundos.
—Me lo ha dado nuestro hospedador, son un par de pases para que ambos recorramos la tundra en ciervo, a lomos de un ciervo y no en un trineo. ¿No es genial?
—Eeemm— Dije lo suficientemente alto como para que él se enterase de mi tono de duda, realmente estaba imaginándome montado en un reno o algún animal parecido, sería una experiencia nueva. —Sí, genial.— Expresé en un tono poco convincente. "Genial... ¿No?"
—Estoy abierto a nuevas aventuras jeje y está será una de ellas.— Abrí la puerta y me hice a un lado. —Pasa, me termino de vestir en algunos minutos y podremos bajar a desayunar, bueno ya veremos sí vamos primero a la tundra o a donde... ¿Shinda?.— Pregunté para ver si mis oídos no me habían traicionado.
No tardé en cerrar la puerta una vez el moreno estuviese adentro y me puse a buscar los abrigos necesarios para un día fuera del hotel.