14/07/2015, 16:27
Nuestro prisionero tenía curiosidad por saber por qué diantres deseábamos conocer el nombre del líder de la chusma, aquella chusma que esperaba la debilidad de un país o gobierno, para imponer su voluntad mediante el uso de la fuerza, eso a mi parecer, me resultaba un verdadero despropósito.
Resoplé resignado y le tuve que dar a entender cual era su situación. -Oye, las preguntas aquí las hacemos nosotros. Estoy seguro que te gustaría una demostración de esas bombas vivientes que llevas a la espalda para ayudarte a soltar la lengua, pero hacerlo supondría tu irremediable muerte. Y nadie de los que estamos aquí, queremos eso. A diferencia de vosotros, nosotros no somos asesinos.
"¡Por fin!" Al final de su boca salió el nombre de Dageki, pero seguido de un misterioso "y". A Eri también le picó la curiosidad, tanto que entró a participar en nuestro pequeño interrogatorio. Pero no hubo forma, el tipo se pensó que nos podría engañar y cambió de tema. Por ese motivo, alcé la cabeza con un gesto despectivo, acompañado de un energíco movimiento de brazos, ya que aún mantenía formado el sello de la serpiente. -No, no, sigue hablando, no omitas detalles, quiero saberlo todo. Quiero que me lo describas tan bien, que cuando me lo cruce, lo reconozca como si fuera mi padre ¿Entiendes?
"Sin duda, iba a decir algo comprometedor"
El único testigo de nuestra conversación era la lluvia, la perfecta confidente. Con el ruido del agua al abrazar el suelo empantanado, nadie podría escuchar la conversación. Y muy poco probable de que fuéramos descubiertos. Es más, desdichado aquel que nos encontrara.
-¿Y bien? No soy muy paciente y los brazos me comienzan a cansar ¿Entiendes?
Resoplé resignado y le tuve que dar a entender cual era su situación. -Oye, las preguntas aquí las hacemos nosotros. Estoy seguro que te gustaría una demostración de esas bombas vivientes que llevas a la espalda para ayudarte a soltar la lengua, pero hacerlo supondría tu irremediable muerte. Y nadie de los que estamos aquí, queremos eso. A diferencia de vosotros, nosotros no somos asesinos.
"¡Por fin!" Al final de su boca salió el nombre de Dageki, pero seguido de un misterioso "y". A Eri también le picó la curiosidad, tanto que entró a participar en nuestro pequeño interrogatorio. Pero no hubo forma, el tipo se pensó que nos podría engañar y cambió de tema. Por ese motivo, alcé la cabeza con un gesto despectivo, acompañado de un energíco movimiento de brazos, ya que aún mantenía formado el sello de la serpiente. -No, no, sigue hablando, no omitas detalles, quiero saberlo todo. Quiero que me lo describas tan bien, que cuando me lo cruce, lo reconozca como si fuera mi padre ¿Entiendes?
"Sin duda, iba a decir algo comprometedor"
El único testigo de nuestra conversación era la lluvia, la perfecta confidente. Con el ruido del agua al abrazar el suelo empantanado, nadie podría escuchar la conversación. Y muy poco probable de que fuéramos descubiertos. Es más, desdichado aquel que nos encontrara.
-¿Y bien? No soy muy paciente y los brazos me comienzan a cansar ¿Entiendes?