2/09/2017, 03:17
Conscientemente o inconscientemente, seguimos los pasos del calvo, no tuve nada que objetar ya que el rumbo que tomamos era directamente al cementerio, Mogura se vio en minoría, dos contra uno. El trayecto continuó de forma tranquila, no fue muy cómodo en sí ya que avanzamos en silencio, por lo menos hasta que llegamos al campo lleno de lápidas y una energía un tanto diferente al camino por el cual veníamos.
El primero en demostrar un acto de respeto hacia los difuntos fue el cenobita, seguido de Manase y más atrás estaba yo... Viendo como cada uno presentaba sus consideraciones, por mi parte no hice nada similar a ellos, respeté sus intenciones y nada más... Pocas veces había estado en un lugar como ese y no tenía nadie a quien llorarle o a quien rezarle, no sabía exactamente sí alguno de ellos había sepultado a algún ser querido o lo hacían por tradición, simplemente yo no lo hice.
Una vez terminado todo los asuntos religiosos, morales y demás; mi homologo comentó lo obvio. —Si apuramos un poco el paso podríamos llegar con el atardecer.— Y luego salieron a relucir los mitos y/o misterios que se escondían entre la niebla y las tumbas. —En realidad nunca he estado por aquí de noche, ni siquiera he pasado... Y espero que esta no sea la primera vez que tengamos nuestro encuentro sobrenatural.— Comencé a dar pasos en dirección a la torre.
—La proxima parada será la torre de meditación.— Anuncié como sí estuviera apurandoles.
Mis pies me llevarían directamente a la torre, aunque no pude mirar el centenar de lápidas que adornaban la tierra, seguramente pasar la noche en el cementerio no era buena idea...
El primero en demostrar un acto de respeto hacia los difuntos fue el cenobita, seguido de Manase y más atrás estaba yo... Viendo como cada uno presentaba sus consideraciones, por mi parte no hice nada similar a ellos, respeté sus intenciones y nada más... Pocas veces había estado en un lugar como ese y no tenía nadie a quien llorarle o a quien rezarle, no sabía exactamente sí alguno de ellos había sepultado a algún ser querido o lo hacían por tradición, simplemente yo no lo hice.
Una vez terminado todo los asuntos religiosos, morales y demás; mi homologo comentó lo obvio. —Si apuramos un poco el paso podríamos llegar con el atardecer.— Y luego salieron a relucir los mitos y/o misterios que se escondían entre la niebla y las tumbas. —En realidad nunca he estado por aquí de noche, ni siquiera he pasado... Y espero que esta no sea la primera vez que tengamos nuestro encuentro sobrenatural.— Comencé a dar pasos en dirección a la torre.
—La proxima parada será la torre de meditación.— Anuncié como sí estuviera apurandoles.
Mis pies me llevarían directamente a la torre, aunque no pude mirar el centenar de lápidas que adornaban la tierra, seguramente pasar la noche en el cementerio no era buena idea...