5/09/2017, 13:25
Desde luego esos tres shinobis habían hecho poco por afianzar los lazos a lo largo del día de viaje, no habían hablado nada que no fuese el itinerario y uno de ellos ni eso. El Sol empezaba a ponerse conforme salían del Cementerio del Gobi, menos mal que ya no les cogía con ellos dentro porque una ligera niebla empezaba a hacerse presente por el lugar.
Pero pronto empezaría a preocuparles esa niebla, en el mismo instante en que se diesen cuenta de que faltaba uno del equipo. Un shinobi que había decidido desorientarse casi a proposito andando sin rumbo por un enorme cementerio donde todas las tumbas eran iguales. La niebla no era lo suficientemente espesa como para que no viese tres en un burro, pero le impedía ver el horizonte con claridad, con lo cual lo único que podría usar Karamaru para orientarse eran tumbas y más tumbas.
Para Keisuke y Mogura era más díficil, sobretodo emocionalmente, era la segunda vez que perdían un compañero antes de siquiera empezar la verdadera misión, y encima como en vez de ir todos juntos bien pegaditos habían ido cada uno un poco por su lado no tenían ni idea de donde se había metido. Tal vez había sido la falta de presencia del calvo, al no hablar ni opinar, o las prisas por salir de aquel tenebroso lugar, a saber.
Ahora estaban en una situación completamente diferente a cuando se perdió Hazegawa en plena villa, habían perdido a un compañero fuera de la villa, y lo que era peor, en un cementerio. ¿Cómo explicarían todo eso al encargado de la misión? ¿Y a Yui-sama? ¿Y si aparecía el cadaver de Karamaru días despues apuñalado por la espalda?
La niebla se espesaba tan rápidamente como bajaba el sol y se iba la luz. Iban a contrarreloj y ni siquiera sabían si su compañero estaba bien o necesitaba ayuda.
Pero pronto empezaría a preocuparles esa niebla, en el mismo instante en que se diesen cuenta de que faltaba uno del equipo. Un shinobi que había decidido desorientarse casi a proposito andando sin rumbo por un enorme cementerio donde todas las tumbas eran iguales. La niebla no era lo suficientemente espesa como para que no viese tres en un burro, pero le impedía ver el horizonte con claridad, con lo cual lo único que podría usar Karamaru para orientarse eran tumbas y más tumbas.
Para Keisuke y Mogura era más díficil, sobretodo emocionalmente, era la segunda vez que perdían un compañero antes de siquiera empezar la verdadera misión, y encima como en vez de ir todos juntos bien pegaditos habían ido cada uno un poco por su lado no tenían ni idea de donde se había metido. Tal vez había sido la falta de presencia del calvo, al no hablar ni opinar, o las prisas por salir de aquel tenebroso lugar, a saber.
Ahora estaban en una situación completamente diferente a cuando se perdió Hazegawa en plena villa, habían perdido a un compañero fuera de la villa, y lo que era peor, en un cementerio. ¿Cómo explicarían todo eso al encargado de la misión? ¿Y a Yui-sama? ¿Y si aparecía el cadaver de Karamaru días despues apuñalado por la espalda?
La niebla se espesaba tan rápidamente como bajaba el sol y se iba la luz. Iban a contrarreloj y ni siquiera sabían si su compañero estaba bien o necesitaba ayuda.