6/09/2017, 10:08
El recepcionista no apartó la penetrante mirada de sus ojos oscuros de los dos genin mientras estos le devolvían el saludo. Inmutable como una roca, el hombre tomó el papel que le tendía Eri y sus ojos se pasearon por las indicaciones. Ni siquiera había más de diez palabras escritas, pero aún así se pasó varios largos minutos leyendo. Y sólo después volvió la mirada hacia los dos chicos.
—Por supuesto, señores. Pero sin un permiso escrito, sólo la señora Kanari puede retirar su correspondencia. Si necesitáis el formulario de permiso número A024, podéis solicitarlo en la ventana 10.
Señaló hacia su diestra. Y allí, al fondo del mismo edificio, otra cola de considerables proporciones aguardaba su turno de manera impaciente hasta la ventana 10...
—Por supuesto, señores. Pero sin un permiso escrito, sólo la señora Kanari puede retirar su correspondencia. Si necesitáis el formulario de permiso número A024, podéis solicitarlo en la ventana 10.
Señaló hacia su diestra. Y allí, al fondo del mismo edificio, otra cola de considerables proporciones aguardaba su turno de manera impaciente hasta la ventana 10...