7/09/2017, 16:48
El Uchiha se sintió sorprendentemente complacido al oír las palabras aduladoras de Zoku. Aseguraba que eran los mejores gennins de su promoción, y aquello, pese a que nunca había sido su objetivo, le hinchó de orgullo. Cierto era que si lo pensaba fríamente, tampoco era un gran halago. La promoción de Akame era ya famosa por haber sido una de las mejores que había parido la Villa en mucho tiempo. Gente como el propio Akame, Eri, Riko, Nabi, Noemi o el difunto Haskoz la habían compuesto. Era difícil destacar entre ellos. Datsue, en cambio, tenía poca competencia. Hozuki Chokichi era un repetidor que se preocupaba más por sacar fotos a las compañeras que de atender en clase. Aburame Plum tenía carácter, pero su falta de constancia era peor incluso que la del propio Datsue. Y el resto eran chicos que nunca habían destacado en demasía, pese a no ser malos.
Pero un cumplido era un cumplido, y el Uchiha optó por no hacerle ascos y esbozar una media sonrisa. Una sonrisa que pronto se esfumaría, cuándo el futuro Uzukage les pidió la mano. Datsue obedeció al instante, pese a que su instinto le decía a gritos que no era buena idea.
—Ketsueki Keiyaku.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Datsue, antes incluso de que el brazo le ardiese. Antes incluso de que un hilo rojo subiese por su piel hasta el codo, atándole. Atándole de una forma que el Uchiha jamás se hubiese imaginado…
—¿Os comprometéis a no faltar jamás a los intereses de Uzushiogakure no Sato y trabajar lealmente en dirección a su progreso, conservación y supremacía?
«¿¡Qué cojones!? ¿No me digas que…?»
—¿Os comprometéis a no revelar nada de lo sucedido en torno a la muerte de Yakisoba y de Gouna, y en torno a mi ascenso al poder? ¿Os comprometéis a obedecerme hasta que mis acciones o palabras vayan en contra del bien para con Uzushiogakure no Sato?
«No, no, no, no. Todo menos eso, por favor. No puede ser. No puede estar pasando…»
—Los que respondan que sí, quedarán unidos por un Vínculo de Sangre, y quien rompa dicho Vínculo, lo pagará con la muerte, y con el peor de las agonías existentes.
«¡Hijo de puta! ¡Lo sabía! ¡Mierda, lo sabía!» El Uchiha había estado trabajando en su propio fuuinjutsu para hacer promesas inquebrantables. Por el momento, sus resultados habían sido infructuosos, pero había estudiado lo suficiente como para reconocer el patrón… y sus sospechas sobre lo que les estaba haciendo acababan de ser confirmadas por el propio Zoku.
Ser leal a la Villa y no faltar jamás a sus intereses. No revelar nada sobre la muerte de Gouna. Obedecerle hasta que sus acciones vayan en contra de los intereses de Uzu… Las dos últimas eran fáciles de cumplir, pero la primera…
La primera se presuponía en todo ninja de Uzu. Pero Datsue nunca había sido un ninja cualquiera. ¿Y si se presentaba el momento en el que sus propios intereses iban en contra de los de la Villa? ¿Y si en una misión debía sacrificarse por el bien de Uzu? Hasta aquel momento, el Uchiha siempre había tenido clara la respuesta: huir, y que con suerte otro se sacrificase por él. Pero con aquella promesa…
«No puedo… No puedo aceptar esta mierda…»
—Sí…
No podía, y aun así era su única opción. Zoku le había cogido por los huevos y no había escapatoria.
—Lo juro.
Y de pronto sus hombros se hundieron, como si un gran peso hubiese caído sobre su espalda. Ya no sería libre... nunca más.
Pero un cumplido era un cumplido, y el Uchiha optó por no hacerle ascos y esbozar una media sonrisa. Una sonrisa que pronto se esfumaría, cuándo el futuro Uzukage les pidió la mano. Datsue obedeció al instante, pese a que su instinto le decía a gritos que no era buena idea.
—Ketsueki Keiyaku.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Datsue, antes incluso de que el brazo le ardiese. Antes incluso de que un hilo rojo subiese por su piel hasta el codo, atándole. Atándole de una forma que el Uchiha jamás se hubiese imaginado…
—¿Os comprometéis a no faltar jamás a los intereses de Uzushiogakure no Sato y trabajar lealmente en dirección a su progreso, conservación y supremacía?
«¿¡Qué cojones!? ¿No me digas que…?»
—¿Os comprometéis a no revelar nada de lo sucedido en torno a la muerte de Yakisoba y de Gouna, y en torno a mi ascenso al poder? ¿Os comprometéis a obedecerme hasta que mis acciones o palabras vayan en contra del bien para con Uzushiogakure no Sato?
«No, no, no, no. Todo menos eso, por favor. No puede ser. No puede estar pasando…»
—Los que respondan que sí, quedarán unidos por un Vínculo de Sangre, y quien rompa dicho Vínculo, lo pagará con la muerte, y con el peor de las agonías existentes.
«¡Hijo de puta! ¡Lo sabía! ¡Mierda, lo sabía!» El Uchiha había estado trabajando en su propio fuuinjutsu para hacer promesas inquebrantables. Por el momento, sus resultados habían sido infructuosos, pero había estudiado lo suficiente como para reconocer el patrón… y sus sospechas sobre lo que les estaba haciendo acababan de ser confirmadas por el propio Zoku.
Ser leal a la Villa y no faltar jamás a sus intereses. No revelar nada sobre la muerte de Gouna. Obedecerle hasta que sus acciones vayan en contra de los intereses de Uzu… Las dos últimas eran fáciles de cumplir, pero la primera…
La primera se presuponía en todo ninja de Uzu. Pero Datsue nunca había sido un ninja cualquiera. ¿Y si se presentaba el momento en el que sus propios intereses iban en contra de los de la Villa? ¿Y si en una misión debía sacrificarse por el bien de Uzu? Hasta aquel momento, el Uchiha siempre había tenido clara la respuesta: huir, y que con suerte otro se sacrificase por él. Pero con aquella promesa…
«No puedo… No puedo aceptar esta mierda…»
—Sí…
No podía, y aun así era su única opción. Zoku le había cogido por los huevos y no había escapatoria.
—Lo juro.
Y de pronto sus hombros se hundieron, como si un gran peso hubiese caído sobre su espalda. Ya no sería libre... nunca más.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado