8/09/2017, 00:16
—Bien, bien. —Zoku retiró las manos, y las lenguas de carmesí que les habían atrapado se difuminaron, haciéndose invisibles bajo sus pieles—. Ahora ya puedo confiar en vosotros. Y como supongo que no se os ha pasado el detalle de que el juramento no os exige lealtad hacia mi persona, sino a la villa... Espero que podáis confiar en mi buena voluntad.
«Sí, bueno… Hubiese preferido que confiaras en mí porque creías en mí, y no por estar atado a un Vínculo de Sangre. Pero supongo que eres demasiado inteligente para eso» Inteligente y bien informado, por lo que pudo comprobar a continuación, y es que Zoku estaba al tanto de sus trapicheos. Por suerte —Datsue lo consideró todo un milagro—, pensaba hacer la vista gorda mientras éstos no perjudicasen a la Aldea, aunque le pidió que aquello quedase entre ellos.
—¡Señor, sí, señor! —exclamó al instante, llevándose un puño al pecho, mientras el rubor coloreaba sus mejillas de pura vergüenza. «He sido demasiado descuidado…»
Pero sus pequeños negocios era una insignificancia en comparación de lo que tenían entre manos: los hilos. Casi olvidados por el repentino descubrimiento de que Yakisoba era en realidad Zoku, de la muerte de Gouna y del juramento, el futuro Uzukage les reveló que el hilo de Uzu ya estaba sellado. La enésima revelación, pero no por ello dejó de sorprenderle.
«Entonces… ¿Qué hacemos aquí?» Una pregunta a la que Zoku parecía estar a punto de responder. Les ofreció un asiento que ambos Uchihas tomaron en seguida, y luego empezó a analizar la guerra que estaba a punto de producirse: Amegakure y Kusagakure serían enemigos, y como la primera tenía un bijuu, la segunda querría hacerse también con uno para equilibrar la balanza del poder militar. Datsue concordaba con todas y cada una de sus suposiciones. Daba igual el Pacto, daba igual que la historia les hubiese enseñado que los bijuus no se debían usar. A la hora de la verdad, todos querrían tenerlo. Pero si ambas lograban poseerlo… ¿qué pasaría con Uzu? ¿En qué situación quedaría, siendo la única sin un bijuu?
Zoku les guiaba a la respuesta como un perro pastor a su rebaño, enseñándoles el camino:
—Capturar un bijuu.
El Uchiha entrecerró los ojos y miró al suelo. Recordó su viaje en barco con Akame. Recordó cómo habían criticado a Gouna, y cómo habían sugerido que podría haber sido ella misma la que había iniciado los rumores sobre Zoku y su ansia por hacerse con un bijuu. Y ahora allí estaban. Con Zoku. Y planeando sobre hacerse con una bestia con cola...
Era surrealista.
—Concuerdo, pero… —carraspeó—. No es como si Kusa o nosotros mismos pudiésemos hacernos con uno cuando quisiésemos, ¿no? Se supone que surgen de la nada… Nadie sabe cuándo ni dónde… —miró a Zoku, y algo le dijo que él sí lo sabía—. ¿O sí? —preguntó, con voz temblorosa.
«Sí, bueno… Hubiese preferido que confiaras en mí porque creías en mí, y no por estar atado a un Vínculo de Sangre. Pero supongo que eres demasiado inteligente para eso» Inteligente y bien informado, por lo que pudo comprobar a continuación, y es que Zoku estaba al tanto de sus trapicheos. Por suerte —Datsue lo consideró todo un milagro—, pensaba hacer la vista gorda mientras éstos no perjudicasen a la Aldea, aunque le pidió que aquello quedase entre ellos.
—¡Señor, sí, señor! —exclamó al instante, llevándose un puño al pecho, mientras el rubor coloreaba sus mejillas de pura vergüenza. «He sido demasiado descuidado…»
Pero sus pequeños negocios era una insignificancia en comparación de lo que tenían entre manos: los hilos. Casi olvidados por el repentino descubrimiento de que Yakisoba era en realidad Zoku, de la muerte de Gouna y del juramento, el futuro Uzukage les reveló que el hilo de Uzu ya estaba sellado. La enésima revelación, pero no por ello dejó de sorprenderle.
«Entonces… ¿Qué hacemos aquí?» Una pregunta a la que Zoku parecía estar a punto de responder. Les ofreció un asiento que ambos Uchihas tomaron en seguida, y luego empezó a analizar la guerra que estaba a punto de producirse: Amegakure y Kusagakure serían enemigos, y como la primera tenía un bijuu, la segunda querría hacerse también con uno para equilibrar la balanza del poder militar. Datsue concordaba con todas y cada una de sus suposiciones. Daba igual el Pacto, daba igual que la historia les hubiese enseñado que los bijuus no se debían usar. A la hora de la verdad, todos querrían tenerlo. Pero si ambas lograban poseerlo… ¿qué pasaría con Uzu? ¿En qué situación quedaría, siendo la única sin un bijuu?
Zoku les guiaba a la respuesta como un perro pastor a su rebaño, enseñándoles el camino:
—Capturar un bijuu.
El Uchiha entrecerró los ojos y miró al suelo. Recordó su viaje en barco con Akame. Recordó cómo habían criticado a Gouna, y cómo habían sugerido que podría haber sido ella misma la que había iniciado los rumores sobre Zoku y su ansia por hacerse con un bijuu. Y ahora allí estaban. Con Zoku. Y planeando sobre hacerse con una bestia con cola...
Era surrealista.
—Concuerdo, pero… —carraspeó—. No es como si Kusa o nosotros mismos pudiésemos hacernos con uno cuando quisiésemos, ¿no? Se supone que surgen de la nada… Nadie sabe cuándo ni dónde… —miró a Zoku, y algo le dijo que él sí lo sabía—. ¿O sí? —preguntó, con voz temblorosa.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado