8/09/2017, 18:27
—Manase Mogura, eres un médico con recursos.
El joven médico asintió con un ligero movimiento de su cabeza, pero por dentro estaba sonriendo. A Ayame por otro lado, se le comandó trabajar en su fobia y que no diese mas vueltas a lo sucedido.
—S... Sí, Shanise-senpai
Dijo la joven kunoichi para luego probar el pastel de fresa.
¡Está muy buena, Mogura-san!
¿Verdad que si...? ¡De la mejor panadería en Amegakure...!
Dijo con un tono un tanto jocoso. Un pastel completo comprado en la mejor tienda de todo Amegakure, la pastelería de Kiroe-san. No podía esperarse menos que lo mejor.
El trío comió el postre sin mayor complicación, no podía esperar que ninguna de las dos emitiese una sola queja sobre los posibles nutrientes que podía tener el pastel, mucho menos después de ver como se iban a envenenar comiendo sándwiches rancios en un túnel. Los estómagos de ambas le debían la vida al mejor médico de Amegakure.
—Bien, chicos. Entiendo que estáis preocupados por la situación en general, pero aquí no tenéis nada que temer. Estamos en una sección interior secreta del palacio del señor feudal
Sus sospechas habían sido bien fundamentadas, aquella base secreta estaba situada debajo de un lugar sumamente importante en Shinogi-To. La ornamentación y la elección de materiales no era de la Arashikage, sino del Señor Feudal.
«¡Lo sabía!»
Pensó elevando la vista cuando la fémina señaló la puerta decorada.
—Esa puerta es bastante ornamental. Detrás sólo hay un viejo almacén de palacio, pero en realidad es nuestro pasaporte para defender al Señor cuando estamos en Shinogi-To. No tengáis miedo. Aquí no os va a pasar nada. De hecho, ¡es el único sitio de Oonindo en el que me puedo permitir estar tranquila toda la noche sin mi respirador!
Mogura correspondió el gesto delineando una ligera sonrisa en su rostro también. Quizás por el ambiente, quizás por la comida o por todo junto pero comenzaba a sentir la necesidad de descansar un poco.
Seguidamente Shanise guiaría al grupo hasta un pasillo, con muchas puertas y una puerta un poco más llamativa al final de todo.
—Como os he dicho, no hay nada que temer pero aún así, si tuviéramos que salir, bajo cualquier circunstancia, mejor por esas puertas del final, ¿vale? Dan al tejado de palacio, y de allí podemos salir a la calle y huir rápidamente, escondernos... No queremos comprometer al Señor Feudal.
El joven médico se limitó a realizar una ligera reverencia e imitar las palabras de la joven kunoichi. El lugar estaba bien pensado, no confiaba ciegamente en la seguridad de estar debajo del palacio de la persona más importante de todo el País de la Tormenta, sino que estaba preparado para casos de emergencia.
Entendido, Shanise-san.
Aunque su tono era mas claro y serio.
—Yo dormiré en esta habitación. Vosotros coged las dos contiguas. Mañana saldremos muy temprano, de modo que no hagáis el tonto y dáos un buen sueño, ¿vale? Venga, chicos, hasta mañana...
—Ha... hasta mañana...
Diría Ayame, despidiendose del grupo para luego meterse en la puerta del medio.
Buenas noches, Aotsuki-san.
Llegó a decir Mogura antes de que la joven se metiera en la habitación.
Me retiraré a mi habitación yo también. Buenas noches, Shanise-san.
Sin más, el médico ingresó al cuarto.
Inspeccionó el lugar ni bien dio el primer paso en su interior, no parecían habitaciones hechas para recibir soldados.
«Aunque nada de este lugar, salvo por el ingreso, parece hecho para recibir soldados...»
Las comodidades eran muchas, demasiadas, lo único que le habría faltado a ese lugar era una cocina. Aunque quizás, si se tomase el tiempo suficiente, la encontraría. Se acercó a la cama y se puso cómodo.
No pudo evitar pensar en todo lo que había pasado aquel día. Como casi había terminado vaya a saber donde culpa de la cinta del Túnel, las noticias sobre la muerte de Uzumaki Gouna y posible conflicto que se avecinaba con las otras dos grandes aldeas, el hecho de que estaba en una suerte de cuartel de lujo debajo del Palacio del Señor Feudal. Eso y muchas cosas más.
Pensó en todo hasta que finalmente se durmió.
El joven médico asintió con un ligero movimiento de su cabeza, pero por dentro estaba sonriendo. A Ayame por otro lado, se le comandó trabajar en su fobia y que no diese mas vueltas a lo sucedido.
—S... Sí, Shanise-senpai
Dijo la joven kunoichi para luego probar el pastel de fresa.
¡Está muy buena, Mogura-san!
¿Verdad que si...? ¡De la mejor panadería en Amegakure...!
Dijo con un tono un tanto jocoso. Un pastel completo comprado en la mejor tienda de todo Amegakure, la pastelería de Kiroe-san. No podía esperarse menos que lo mejor.
El trío comió el postre sin mayor complicación, no podía esperar que ninguna de las dos emitiese una sola queja sobre los posibles nutrientes que podía tener el pastel, mucho menos después de ver como se iban a envenenar comiendo sándwiches rancios en un túnel. Los estómagos de ambas le debían la vida al mejor médico de Amegakure.
—Bien, chicos. Entiendo que estáis preocupados por la situación en general, pero aquí no tenéis nada que temer. Estamos en una sección interior secreta del palacio del señor feudal
Sus sospechas habían sido bien fundamentadas, aquella base secreta estaba situada debajo de un lugar sumamente importante en Shinogi-To. La ornamentación y la elección de materiales no era de la Arashikage, sino del Señor Feudal.
«¡Lo sabía!»
Pensó elevando la vista cuando la fémina señaló la puerta decorada.
—Esa puerta es bastante ornamental. Detrás sólo hay un viejo almacén de palacio, pero en realidad es nuestro pasaporte para defender al Señor cuando estamos en Shinogi-To. No tengáis miedo. Aquí no os va a pasar nada. De hecho, ¡es el único sitio de Oonindo en el que me puedo permitir estar tranquila toda la noche sin mi respirador!
Mogura correspondió el gesto delineando una ligera sonrisa en su rostro también. Quizás por el ambiente, quizás por la comida o por todo junto pero comenzaba a sentir la necesidad de descansar un poco.
Seguidamente Shanise guiaría al grupo hasta un pasillo, con muchas puertas y una puerta un poco más llamativa al final de todo.
—Como os he dicho, no hay nada que temer pero aún así, si tuviéramos que salir, bajo cualquier circunstancia, mejor por esas puertas del final, ¿vale? Dan al tejado de palacio, y de allí podemos salir a la calle y huir rápidamente, escondernos... No queremos comprometer al Señor Feudal.
El joven médico se limitó a realizar una ligera reverencia e imitar las palabras de la joven kunoichi. El lugar estaba bien pensado, no confiaba ciegamente en la seguridad de estar debajo del palacio de la persona más importante de todo el País de la Tormenta, sino que estaba preparado para casos de emergencia.
Entendido, Shanise-san.
Aunque su tono era mas claro y serio.
—Yo dormiré en esta habitación. Vosotros coged las dos contiguas. Mañana saldremos muy temprano, de modo que no hagáis el tonto y dáos un buen sueño, ¿vale? Venga, chicos, hasta mañana...
—Ha... hasta mañana...
Diría Ayame, despidiendose del grupo para luego meterse en la puerta del medio.
Buenas noches, Aotsuki-san.
Llegó a decir Mogura antes de que la joven se metiera en la habitación.
Me retiraré a mi habitación yo también. Buenas noches, Shanise-san.
Sin más, el médico ingresó al cuarto.
Inspeccionó el lugar ni bien dio el primer paso en su interior, no parecían habitaciones hechas para recibir soldados.
«Aunque nada de este lugar, salvo por el ingreso, parece hecho para recibir soldados...»
Las comodidades eran muchas, demasiadas, lo único que le habría faltado a ese lugar era una cocina. Aunque quizás, si se tomase el tiempo suficiente, la encontraría. Se acercó a la cama y se puso cómodo.
No pudo evitar pensar en todo lo que había pasado aquel día. Como casi había terminado vaya a saber donde culpa de la cinta del Túnel, las noticias sobre la muerte de Uzumaki Gouna y posible conflicto que se avecinaba con las otras dos grandes aldeas, el hecho de que estaba en una suerte de cuartel de lujo debajo del Palacio del Señor Feudal. Eso y muchas cosas más.
Pensó en todo hasta que finalmente se durmió.
Hablo - Pienso