9/09/2017, 00:07
Un par de toquecitos en el hombro, delicados, sutiles, pero que bastaron para arrancar a Ayame de los brazos de Morfeo. Se revolvió con un débil gemido, y aún adormilada, se giró hacia la persona que la había llamado. Una mujer de cabellos oscuros y con una máscara de gas que le cubría la parte inferior del rostro...
—Ayame-chan —susurraba, tratando de despertarla del todo—. Ayame-chan, despierta. Quiero enseñarte una cosa. Vamos, sígueme.
—¿Shanise-senpai...? —balbuceó, acompañando su pregunta de un sonoro bostezo.
¿Pero cuánto tiempo había pasado desde que se había dormido? Sólo parecían haber sido unos pocos minutos. ¿Ya había amanecido? ¿Se había dormido? No. La luz que inundaba la habitación no provenía del exterior, sino de la lamparita que tenía en la mesita de noche junto a la cama y que debía de haber encendido la mujer, que estaba completamente vestida y ya la esperaba junto a la puerta.
—¿Qué ocurre, Shanise-senpai? ¿Qué quiere enseñarme? —preguntó, incorporándose y apoyando los pies en el suelo.
Se levantó, frotándose los ojos y tratando de despejar las telarañas del sueño que aún inundaban su mente. Aunque debía admitir que la curiosidad por lo que Shanise tenía que enseñarle estaba comenzando a eclipsar ese sueño.
—Rápido. Y tratemos de no despertar a tu compañero, ¿eh?
Ayame se detuvo momentáneamente y ladeó la cabeza ligeramente.
—¿Mogura-san? ¿Por qué? ¿No viene con nosotras?
—Ayame-chan —susurraba, tratando de despertarla del todo—. Ayame-chan, despierta. Quiero enseñarte una cosa. Vamos, sígueme.
—¿Shanise-senpai...? —balbuceó, acompañando su pregunta de un sonoro bostezo.
¿Pero cuánto tiempo había pasado desde que se había dormido? Sólo parecían haber sido unos pocos minutos. ¿Ya había amanecido? ¿Se había dormido? No. La luz que inundaba la habitación no provenía del exterior, sino de la lamparita que tenía en la mesita de noche junto a la cama y que debía de haber encendido la mujer, que estaba completamente vestida y ya la esperaba junto a la puerta.
—¿Qué ocurre, Shanise-senpai? ¿Qué quiere enseñarme? —preguntó, incorporándose y apoyando los pies en el suelo.
Se levantó, frotándose los ojos y tratando de despejar las telarañas del sueño que aún inundaban su mente. Aunque debía admitir que la curiosidad por lo que Shanise tenía que enseñarle estaba comenzando a eclipsar ese sueño.
—Rápido. Y tratemos de no despertar a tu compañero, ¿eh?
Ayame se detuvo momentáneamente y ladeó la cabeza ligeramente.
—¿Mogura-san? ¿Por qué? ¿No viene con nosotras?