10/09/2017, 12:56
Nada de lo que hubiese podido vivir Uchiha Datsue le hubiese preparado para aquel momento. Ni siquiera la anticipación, al ver venir un golpe, como el boxeador que tensa los músculos para encajar un puñetazo, hubiese atenuado el daño. Porque cuando Datsue se adentró en aquella cueva, tomando el camino opuesto que conducía a una playa idílica de arenas blancas, supo que no volvería a salir de allí… y que si lo hacía, ya no sería el mismo.
Quiso huir, pero un juramento de sangre se lo impedía. Eso, y un puñado de jounnins de su propia Aldea. Por no hablar del futuro Uzukage. Cuando vio su sonrisa, en cambio, ya no le importaba quebrantar el vínculo de sangre. Ni de enfrentarse al mismísimo Zoku. Pero ya era demasiado tarde…
La sonrisa se impregnó en su retina. Era la sonrisa de un cadáver. Una sonrisa cruel, inerte, flácida. Luego llegó la carcajada. Una risa estridente y aguda, que penetró cada poro de su piel como millares de agujas afiladas. Quiso gritar, pero el dolor era tan grande que le cortó la respiración. Un dolor inimaginable. Un dolor inmenso. Quiso arrancarse los brazos. Quiso arrancarse las piernas. La cabeza. La piel… El corazón. Cualquier cosa para dejar de sentir. Para dejar de sentir nada en absoluto.
Quiso morir… y vio que Akame moría al otro lado.
Akame… Recordó la aventura que habían vivido juntos en Yamiria. También en Isla Monotonía. Siempre tan recto, tan disciplinado, tan profesional… Se burlaba de él por su forma de ser, pero en el fondo le envidiaba. Akame era todo lo que él no era capaz de ser, y ahora la llama de su vida se extinguía…
… Dicen que los ojos son el reflejo del alma, y algo se debió romper en el interior de Datsue, porque sus ojos cambiaron de forma. Luego, su mente activó un mecanismo de defensa contra tanto dolor atroz, y lo detuvo de la única forma posible: apagándose.
De pronto, abrió los ojos. La tenue claridad de la habitación le molestó, y tuvo que entrecerrarlos. Le picaba la garganta. Tenía los labios secos y agrietados, y se sentía débil. Muy débil. Trató de incorporarse, pero el mundo dio vueltas a su alrededor y cejó en su empeño, mareado.
Entonces distinguió a Akame. Estaba a su lado, en otra cama. Entre ellos dos, sentado en una silla…
—Z-zoku… —dijo, con voz ronca.
No pudo decir nada más. Retazos de recuerdos cercanos agolparon su mente. Una sonrisa. Una carcajada que provenía de otro mundo. Una pesadilla. Un genjutsu macabro y cruel que se había convertido en realidad…
Quiso huir, pero un juramento de sangre se lo impedía. Eso, y un puñado de jounnins de su propia Aldea. Por no hablar del futuro Uzukage. Cuando vio su sonrisa, en cambio, ya no le importaba quebrantar el vínculo de sangre. Ni de enfrentarse al mismísimo Zoku. Pero ya era demasiado tarde…
La sonrisa se impregnó en su retina. Era la sonrisa de un cadáver. Una sonrisa cruel, inerte, flácida. Luego llegó la carcajada. Una risa estridente y aguda, que penetró cada poro de su piel como millares de agujas afiladas. Quiso gritar, pero el dolor era tan grande que le cortó la respiración. Un dolor inimaginable. Un dolor inmenso. Quiso arrancarse los brazos. Quiso arrancarse las piernas. La cabeza. La piel… El corazón. Cualquier cosa para dejar de sentir. Para dejar de sentir nada en absoluto.
Quiso morir… y vio que Akame moría al otro lado.
Akame… Recordó la aventura que habían vivido juntos en Yamiria. También en Isla Monotonía. Siempre tan recto, tan disciplinado, tan profesional… Se burlaba de él por su forma de ser, pero en el fondo le envidiaba. Akame era todo lo que él no era capaz de ser, y ahora la llama de su vida se extinguía…
… Dicen que los ojos son el reflejo del alma, y algo se debió romper en el interior de Datsue, porque sus ojos cambiaron de forma. Luego, su mente activó un mecanismo de defensa contra tanto dolor atroz, y lo detuvo de la única forma posible: apagándose.
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De pronto, abrió los ojos. La tenue claridad de la habitación le molestó, y tuvo que entrecerrarlos. Le picaba la garganta. Tenía los labios secos y agrietados, y se sentía débil. Muy débil. Trató de incorporarse, pero el mundo dio vueltas a su alrededor y cejó en su empeño, mareado.
Entonces distinguió a Akame. Estaba a su lado, en otra cama. Entre ellos dos, sentado en una silla…
—Z-zoku… —dijo, con voz ronca.
No pudo decir nada más. Retazos de recuerdos cercanos agolparon su mente. Una sonrisa. Una carcajada que provenía de otro mundo. Una pesadilla. Un genjutsu macabro y cruel que se había convertido en realidad…
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado