18/07/2015, 16:15
''Mierda...''
Una vez llegados hasta la puerta de la aldea, en vez de estar abiertas y dejar entrar y salir comerciantes, turistas o transeúntes, estaban cerradas y con dos guardias con lanzas, sin poder permitir el paso entre civiles. Eri suspiró cansada, pero enseguida entendió que quizás estarían ahí por el incidente con los golpistas. ''Si supiesen que el jefe está dentro de la aldea...''
Uno de los guardias preguntó, y esta vez fue Eri la que habló.
-Buenas tardes, y disculpad la intromisión, pero somos únicamente dos jóvenes cansados, empapados y con ganas de tomar algo caliente, ¿podrían dejarnos pasar?-Pidió cortés, sin embargo no había sonado tan bien como hubiese imaginado.
Esperó a que los guardias les dejasen pasar, no quería seguir bajo la lluvia más tiempo y parecía que no iba a cesar en unos días, mucho menos en el tiempo que podrían estar ahí fuera hablando con los guardias. La de ojos verdes mostró una sonrisa, ante todo tenía que ser educada y enseñar que no hay malas intenciones.
-Verán, vengo a buscar un pedido de mi madre, popu...-Intentó explicar, a ver si con un poco de suerte el tiempo se reducía. Sin embargo su estómago volvió a hablar por ella, dejándola en evidencia con unos sonidos impropios de una joven. Su cara volvió a transformarse en un tomate, e intentó ocultarse con sus manos, avergonzada.
Una vez llegados hasta la puerta de la aldea, en vez de estar abiertas y dejar entrar y salir comerciantes, turistas o transeúntes, estaban cerradas y con dos guardias con lanzas, sin poder permitir el paso entre civiles. Eri suspiró cansada, pero enseguida entendió que quizás estarían ahí por el incidente con los golpistas. ''Si supiesen que el jefe está dentro de la aldea...''
Uno de los guardias preguntó, y esta vez fue Eri la que habló.
-Buenas tardes, y disculpad la intromisión, pero somos únicamente dos jóvenes cansados, empapados y con ganas de tomar algo caliente, ¿podrían dejarnos pasar?-Pidió cortés, sin embargo no había sonado tan bien como hubiese imaginado.
Esperó a que los guardias les dejasen pasar, no quería seguir bajo la lluvia más tiempo y parecía que no iba a cesar en unos días, mucho menos en el tiempo que podrían estar ahí fuera hablando con los guardias. La de ojos verdes mostró una sonrisa, ante todo tenía que ser educada y enseñar que no hay malas intenciones.
-Verán, vengo a buscar un pedido de mi madre, popu...-Intentó explicar, a ver si con un poco de suerte el tiempo se reducía. Sin embargo su estómago volvió a hablar por ella, dejándola en evidencia con unos sonidos impropios de una joven. Su cara volvió a transformarse en un tomate, e intentó ocultarse con sus manos, avergonzada.