10/09/2017, 19:26
Akame tuvo una reacción muy parecida a la de su compañero de Aldea cuando Zoku volvió con aquellos dos vasos de agua, que a ojos del Uchiha eran ahora poco menos que el elixir de la vida eterna. Imitando a Datsue, Akame agarró con manos temblorosas el vaso que le correspondía y se lo volcó sobre la cara sin miramientos. Por suerte había tanta agua que, incluso después de haber derramado casi la mitad, pudo refrescarse la garganta irritada y seca. Estaba mareado y notaba todo su cuerpo muy flojo, como si fuese una marioneta a la que le habían cortado los hilos. Ni siquiera tuvo fuerzas para dejar el vaso, ahora vacío, sobre la mesilla; de modo que dejó caer el recipiente en su regazo.
Miró a su alrededor con gesto confuso y ojos todavía enrojecidos, y entonces escuchó la voz de Datsue. «¿Eh? ¿Qué...?» Pensó un momento y recordó. Lo recordó todo. Horrorizado, el Uchiha quiso levantarse, huir de allí. Si hubiese tenido un objeto afilado a mano, tal vez incluso se hubiera rajado las venas allí mismo.
Entonces algo se revolvió dentro de él, y apartó aquellos pensamientos suicidas de su cabeza.
—Uzumaki-sama... ¿Somos... Somos...? —habló con torpeza, pero finalmente logró articular la palabra que estaba buscando—. ¿... jinchuuriki?
Miró a su alrededor con gesto confuso y ojos todavía enrojecidos, y entonces escuchó la voz de Datsue. «¿Eh? ¿Qué...?» Pensó un momento y recordó. Lo recordó todo. Horrorizado, el Uchiha quiso levantarse, huir de allí. Si hubiese tenido un objeto afilado a mano, tal vez incluso se hubiera rajado las venas allí mismo.
Entonces algo se revolvió dentro de él, y apartó aquellos pensamientos suicidas de su cabeza.
—Uzumaki-sama... ¿Somos... Somos...? —habló con torpeza, pero finalmente logró articular la palabra que estaba buscando—. ¿... jinchuuriki?