10/09/2017, 19:38
Erase una vez un cementerio. El silencio primaba por cada rincon de aquel acogedor lugar que se llenaba de niebla al tiempo que se vaciaba de luz, poco a poco todo era cada vez más fantasmagorico. Sobretodo por la enorme cantidad de tumbas que adornaban aquel sitio.
Dos jovenes conversaban tranquilamente sobre qué debían hacer sobre el tercer joven, un muchacho que andaba de un lado a otro sin saber ni hacia donde iba. Hasta que de pronto, algo le quitó toda la tensión a la situación.
¡¡¡¡¡HEEEEEEEYYYYYY!!!!!
¡¡¡¡MUCHACHOOOOOOOOOOS!!!!
¡¡¡¡¡ACA ESTOOOOOOY, SOY KARAMARUUUUUUU!!!!!
Resonó tan fuerte que los muertos estuvieron a punto de levantarse para quejarse del escandalo que estaba armanda, pero no lo hicieron por razones obvias, como que estan muertos. Entonces algo más ocurrió.
¡¡¡¡¡HEEEEEEEYYYYYY!!!!!
¡¡¡¡MUCHACHOOOOOOOOOOS!!!!
¡¡¡¡¡ACA ESTOOOOOOY, SOY KARAMARUUUUUUU!!!!!
Ese era el eco que ahora resonaba en todas direcciones, pero ambos shinobis sabrían perfectamente en qué direccion habia venido el primer grito y se girarían para encarar dicha dirección. Sin embargo, antes de llegar a una conclusión o nada parecido a eso, una luz más fuerte y cercana que el sol alumbraría la niebla. No tardarían en reconocer el brillo del fuego en forma de bola que se dirigía hacia ellos a través de la niebla.
Y si eso no les ponía tensos, seguro que saber que el creador de dicha técnica era su compañero perdido que se había dedicado a tirar katonazos a diestro y siniestro les ayudaba a digerir esa bola de fuego.
Dos jovenes conversaban tranquilamente sobre qué debían hacer sobre el tercer joven, un muchacho que andaba de un lado a otro sin saber ni hacia donde iba. Hasta que de pronto, algo le quitó toda la tensión a la situación.
¡¡¡¡¡HEEEEEEEYYYYYY!!!!!
¡¡¡¡MUCHACHOOOOOOOOOOS!!!!
¡¡¡¡¡ACA ESTOOOOOOY, SOY KARAMARUUUUUUU!!!!!
Resonó tan fuerte que los muertos estuvieron a punto de levantarse para quejarse del escandalo que estaba armanda, pero no lo hicieron por razones obvias, como que estan muertos. Entonces algo más ocurrió.
¡¡¡¡¡HEEEEEEEYYYYYY!!!!!
¡¡¡¡MUCHACHOOOOOOOOOOS!!!!
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Ese era el eco que ahora resonaba en todas direcciones, pero ambos shinobis sabrían perfectamente en qué direccion habia venido el primer grito y se girarían para encarar dicha dirección. Sin embargo, antes de llegar a una conclusión o nada parecido a eso, una luz más fuerte y cercana que el sol alumbraría la niebla. No tardarían en reconocer el brillo del fuego en forma de bola que se dirigía hacia ellos a través de la niebla.
Y si eso no les ponía tensos, seguro que saber que el creador de dicha técnica era su compañero perdido que se había dedicado a tirar katonazos a diestro y siniestro les ayudaba a digerir esa bola de fuego.