10/09/2017, 20:58
—Que tal, joven Mikazuki. ¿Una misión? ¡claro! déjame buscar tu expediente, un momento por favor.
Detrás de la montaña de papeles que había sobre el escritorio de la recepción se encontraba un hombre de avanzada edad con aparentes problemas de vista que solucionaba con unas enormes gafas. Al menos eso era lo que aparentaba, pero Mikazuki era de ese tipo de personas que evitan los prejuicios, sobre todo por la apariencia. El sabia de sobra lo que se sentía, y aquel afable señor parecía no haberlo juzgado a él por ser, como muchos decían, “demasiado joven para ser un ninja de verdad”.
Al cabo de apenas un minuto el hombre le cedió a Mikazuki un pergamino con la información del que sería su primer trabajo como Ninja. Lo abrió y leyó atentamente su contenido para si mismo:
—¿Alguna duda?
Más que tener dudas sobre la misión en sí misma, el joven Yuki tenía dudas sobre lo que podía o no hacer durante la misión. La misión en si podía resumirse en la sencilla tarea de averiguar qué había pasado, y reportarlo. Pero a priori, no podía descartar que el culpable pudiera haber sido un jonin experimentado que obviamente le daría una paliza si intentaba detenerlo. De ser así, probablemente iba a resultarle un reto muy difícil encontrar pistas que lo llevaran a resolver el caso. Lo estaba deseando, muy dentro de él, quería que fuera una tarea complicada.
—Tengo un par de preguntas sencillas ¿Tengo alguna autoridad para interrogar a quien yo considere sospecho aunque se trate de un shinobi de rango superior? Y, en caso de respuesta afirmativa ¿Tengo algo que demuestre que poseo dicha autoridad?
Él no era más que un mocoso a la vista de los adultos. Frente a un civil no había ningún problema, la badana ya le proporcionaba cierta autoridad sobre ellos, y aunque la mayoría de los adultos lo tomaban por un simple crio, era capaz de lidiar con eso. Con un chunnin, un jounin o incluso otro gennin que fuera mayor que él, era otra historia diferente.
Sí, tenía un pergamino con el mismísimo sello de la Arashikage diciendo que tenía que investigar, pero eso no era suficiente para obligar a alguien a que contestara todas sus preguntas.
—En caso de respuesta negativa y en caso de necesitarlo ¿Contaría con la posibilidad de buscar a un ninja con un rango superior al mío para que obligase a la otra parte a responder las preguntas que yo considere necesarias para resolver el misterio? —No había más preguntas, así que…—Esas son todas mis dudas
No pensaba preguntar más fueran cual fueran las respuestas del hombre. Lo que respondiera solo cambiaría la forma en la que el joven Yuki se tomaría la investigación. En realidad, tal vez no necesitase las respuestas.
Una vez resueltas sus dudas, y si nada lo retenía más tiempo en aquel lugar, Mikazuki se marcharía en dirección a “Sabores de la Tormenta”. Nuca había podido permitirse comer un lugar como ese, pero al encontrarse en uno de los callejones principales del distrito comercial no sería tarea difícil localizarlo.
¿Qué se encontraría Mikazuki al llegar allí?
Detrás de la montaña de papeles que había sobre el escritorio de la recepción se encontraba un hombre de avanzada edad con aparentes problemas de vista que solucionaba con unas enormes gafas. Al menos eso era lo que aparentaba, pero Mikazuki era de ese tipo de personas que evitan los prejuicios, sobre todo por la apariencia. El sabia de sobra lo que se sentía, y aquel afable señor parecía no haberlo juzgado a él por ser, como muchos decían, “demasiado joven para ser un ninja de verdad”.
Al cabo de apenas un minuto el hombre le cedió a Mikazuki un pergamino con la información del que sería su primer trabajo como Ninja. Lo abrió y leyó atentamente su contenido para si mismo:
Riya Yogaru es una comerciante culinaria muy conocida en Amegakure que regenta un local de comida llamado “Sabores de Tormenta”. Ubicado en uno de los callejones principales del Distrito comercial; suele ser uno de los más concurridos, con una amplia gama de platos de sabores exóticos, recetas secretas e ingredientes desconocidos que suelen encantar al público gastronómico que generalmente concurre en su local. Su plato más famoso es el Tonkatsu con arroz, superando con creces el sabor y la presentación de los otros restaurantes de la zona.
Hace dos noches, sin embargo; el local fue víctima de un aparente robo. Se necesita de la asistencia de un shinobi con altas aptitudes en pruebas de lógica y razonamiento, mínimo, y con alto índice de coeficiente intelectual para analizar la escena del crimen y desvelar lo que allí ha sucedido.
Hace dos noches, sin embargo; el local fue víctima de un aparente robo. Se necesita de la asistencia de un shinobi con altas aptitudes en pruebas de lógica y razonamiento, mínimo, y con alto índice de coeficiente intelectual para analizar la escena del crimen y desvelar lo que allí ha sucedido.
—¿Alguna duda?
Más que tener dudas sobre la misión en sí misma, el joven Yuki tenía dudas sobre lo que podía o no hacer durante la misión. La misión en si podía resumirse en la sencilla tarea de averiguar qué había pasado, y reportarlo. Pero a priori, no podía descartar que el culpable pudiera haber sido un jonin experimentado que obviamente le daría una paliza si intentaba detenerlo. De ser así, probablemente iba a resultarle un reto muy difícil encontrar pistas que lo llevaran a resolver el caso. Lo estaba deseando, muy dentro de él, quería que fuera una tarea complicada.
—Tengo un par de preguntas sencillas ¿Tengo alguna autoridad para interrogar a quien yo considere sospecho aunque se trate de un shinobi de rango superior? Y, en caso de respuesta afirmativa ¿Tengo algo que demuestre que poseo dicha autoridad?
Él no era más que un mocoso a la vista de los adultos. Frente a un civil no había ningún problema, la badana ya le proporcionaba cierta autoridad sobre ellos, y aunque la mayoría de los adultos lo tomaban por un simple crio, era capaz de lidiar con eso. Con un chunnin, un jounin o incluso otro gennin que fuera mayor que él, era otra historia diferente.
Sí, tenía un pergamino con el mismísimo sello de la Arashikage diciendo que tenía que investigar, pero eso no era suficiente para obligar a alguien a que contestara todas sus preguntas.
—En caso de respuesta negativa y en caso de necesitarlo ¿Contaría con la posibilidad de buscar a un ninja con un rango superior al mío para que obligase a la otra parte a responder las preguntas que yo considere necesarias para resolver el misterio? —No había más preguntas, así que…—Esas son todas mis dudas
No pensaba preguntar más fueran cual fueran las respuestas del hombre. Lo que respondiera solo cambiaría la forma en la que el joven Yuki se tomaría la investigación. En realidad, tal vez no necesitase las respuestas.
Una vez resueltas sus dudas, y si nada lo retenía más tiempo en aquel lugar, Mikazuki se marcharía en dirección a “Sabores de la Tormenta”. Nuca había podido permitirse comer un lugar como ese, pero al encontrarse en uno de los callejones principales del distrito comercial no sería tarea difícil localizarlo.
¿Qué se encontraría Mikazuki al llegar allí?