10/09/2017, 22:40
Una vez más en el mismo día, Koko estaba ofreciendo su hombro a alguien para que se desahogase, esta vez era Eri la persona a quien abrazaba efusivamente y en quien dejaba suaves caricias en la nuca. Como una madre consolando a su hijo con la sola diferencia de que se trataba de dos chicas de edades similares.
—No te guardes nada —le susurró dándole un tierno beso en la oreja.
Más de una vez uno intenta mostrarse fuerte, pero al final necesita desahogarse de alguna manera. Unas horas atrás había sido Akame el que confió en la pecosa para quebrarse al fin, esta vez era la Furukawa quien decidía hacerlo y realmente, si bien a la Kageyama generaba satisfacción saber que había gente que confiaba en ella a pesar de casi ni conocerla, prefería que no hubiesen muchos más que necesitasen de un extraño para dejar salir lo que tuviesen guardado.
Aun así, Koko simplemente se dedicó a acariciar a la contraria con ternura, permitiéndole que llorase tanto como le fuese necesario sin moverse del lugar. En cuanto la peli-morado decidiera separarse se lo permitiría sin pegas, obviamente.
—No te guardes nada —le susurró dándole un tierno beso en la oreja.
Más de una vez uno intenta mostrarse fuerte, pero al final necesita desahogarse de alguna manera. Unas horas atrás había sido Akame el que confió en la pecosa para quebrarse al fin, esta vez era la Furukawa quien decidía hacerlo y realmente, si bien a la Kageyama generaba satisfacción saber que había gente que confiaba en ella a pesar de casi ni conocerla, prefería que no hubiesen muchos más que necesitasen de un extraño para dejar salir lo que tuviesen guardado.
Aun así, Koko simplemente se dedicó a acariciar a la contraria con ternura, permitiéndole que llorase tanto como le fuese necesario sin moverse del lugar. En cuanto la peli-morado decidiera separarse se lo permitiría sin pegas, obviamente.