11/09/2017, 21:00
Como había pensado en un principio el joven Yuki, no fue nada difícil localizar “Sabores de Tormenta”. Tardo una media hora en llegar al sitio. Más o menos lo que se tardaba desde el gran edificio del Arashikage hasta el distrito comercial más unos cinco minutos que fue lo que le costó encontrar el restaurante.
El lugar estaba rodeado de gente curiosa, que observaba desde fuera el lugar, como si de la escena de un asesinato se tratase. Hablando de forma literaria se habían cargado el restaurante favorito de esa gente y visto así, podía catalogarse de asesinato. Sin embargo allí se encontraba Mikazuki, dispuesto a resolver el misterio y salvar el local que tanto gustaba a aquellas personas. Un local que jamás estaría al alcance de su cartera.
Como no era muy alto por edad, no podía ver a través de las personas, pero eso también era una virtud en aquellas circunstancias, porque teniendo en cuenta que era de constitución delgada, podía colarse entre las personas y llegar hasta la entrada.
Allí encontró una valla que decía: “Cerrado hasta nuevo aviso”. Era lógico, si dejaba entrar a toda esa gente, se perderían todas las pruebas que pudiese haber en el interior del local. Si es que él criminal había dejado alguna. Quizás era un tipo más listo que Mikazuki o quizás incluso podía tratarse de una simple rata que había desordenado el lugar. Desde allí no podía averiguarlo, tenía que entrar dentro.
Por suerte para Mikazuki, y aunque no estaba seguro al cien por cien, el que parecía el dueño del local estaba fuera fumándose un cigarrillo. Parecia un hombre fuerte, aunque estaba un poco rellenito, tal vez era fanatico de su propio arroz, o tal vez gastaba todo el dinero que ganaba en pegarse unos increíbles festines. Aquello no era asunto del joven Yuki, él estaba allí para otra cosa.
—Disculpe —Dijo Mikazuki acercándose al hombre que fumaba —Mi nombre es Mikazuki, me envía la Arashikage a investigar un crimen en este local ¿Puedo presumir que es usted Riya Yogaru? —Decidió utilizar una jerga mas adulta, para que a pesar de su apariencia y la bandana que llevaba al cuello, el hombre no le juzgara antes de tiempo.
El lugar estaba rodeado de gente curiosa, que observaba desde fuera el lugar, como si de la escena de un asesinato se tratase. Hablando de forma literaria se habían cargado el restaurante favorito de esa gente y visto así, podía catalogarse de asesinato. Sin embargo allí se encontraba Mikazuki, dispuesto a resolver el misterio y salvar el local que tanto gustaba a aquellas personas. Un local que jamás estaría al alcance de su cartera.
Como no era muy alto por edad, no podía ver a través de las personas, pero eso también era una virtud en aquellas circunstancias, porque teniendo en cuenta que era de constitución delgada, podía colarse entre las personas y llegar hasta la entrada.
Allí encontró una valla que decía: “Cerrado hasta nuevo aviso”. Era lógico, si dejaba entrar a toda esa gente, se perderían todas las pruebas que pudiese haber en el interior del local. Si es que él criminal había dejado alguna. Quizás era un tipo más listo que Mikazuki o quizás incluso podía tratarse de una simple rata que había desordenado el lugar. Desde allí no podía averiguarlo, tenía que entrar dentro.
Por suerte para Mikazuki, y aunque no estaba seguro al cien por cien, el que parecía el dueño del local estaba fuera fumándose un cigarrillo. Parecia un hombre fuerte, aunque estaba un poco rellenito, tal vez era fanatico de su propio arroz, o tal vez gastaba todo el dinero que ganaba en pegarse unos increíbles festines. Aquello no era asunto del joven Yuki, él estaba allí para otra cosa.
—Disculpe —Dijo Mikazuki acercándose al hombre que fumaba —Mi nombre es Mikazuki, me envía la Arashikage a investigar un crimen en este local ¿Puedo presumir que es usted Riya Yogaru? —Decidió utilizar una jerga mas adulta, para que a pesar de su apariencia y la bandana que llevaba al cuello, el hombre no le juzgara antes de tiempo.