11/09/2017, 21:06
(Última modificación: 11/09/2017, 21:09 por Sasagani Yota.)
Allí estábamos de nuevo. Esta vez con unos cuantos participantes menos. Un total de 4 merecidos combatientes se partirían los morros por conseguir una de las 2 codiciadas plazas para la gran final de aquel torneo que había alcanzado su ecuador. La gente ya se frotaba las manos, claro. Era una maldita semifinal. Seguro que verían cosas realmente interesantes, combates sobrecogedores que les cortarían la respiración en algún que otro momento.
Las puertas se abrieron y por el umbral que había dejado una figura morena y de pelo rubio platino lo atravesó. En mi boca yacía un caramelo, está vez sin palo. Tuve que superar los nervios de la espera de algún modo.
Caminaba con las manos en los bolsillos de mis pantalones piratas negros. Las mangas carmesies de mi camiseta la manga larga escondían los secretitos que sujetaban mis muñecas y encima de ella, una camiseta amarilla con detalles negros y, como no, aquel colgante, mi bien más preciado, lucía encima de mi pecho.
Fui avanzando hasta quedar justo delante del palco presidencial, donde Kenzou vería a su único combatiente de la semifinal en acción e hice una reverencia. Luego mostré una sonrisa y me coloqué en mi lugar a la espera de mi rival. Mis ojos inspeccionaban la otra puerta abierta, donde mi oponente haría acto de presencia e inspeccionaría nada más se dejase ver.
Las puertas se abrieron y por el umbral que había dejado una figura morena y de pelo rubio platino lo atravesó. En mi boca yacía un caramelo, está vez sin palo. Tuve que superar los nervios de la espera de algún modo.
Caminaba con las manos en los bolsillos de mis pantalones piratas negros. Las mangas carmesies de mi camiseta la manga larga escondían los secretitos que sujetaban mis muñecas y encima de ella, una camiseta amarilla con detalles negros y, como no, aquel colgante, mi bien más preciado, lucía encima de mi pecho.
Fui avanzando hasta quedar justo delante del palco presidencial, donde Kenzou vería a su único combatiente de la semifinal en acción e hice una reverencia. Luego mostré una sonrisa y me coloqué en mi lugar a la espera de mi rival. Mis ojos inspeccionaban la otra puerta abierta, donde mi oponente haría acto de presencia e inspeccionaría nada más se dejase ver.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa