12/09/2017, 15:42
El Uchiha le tendió su ninjatō al anciano sin pensárselo demasiado; incluso con cierta ansia. Había sospechado que la espada no era de buena calidad desde el mismo momento que la había comprado, pero su poco presupuesto y las prisas por hacerse con una antes de su combate de la segunda ronda le habían obligado a tomar la única que pudo encontrar.
«No puede ser tan mala, ¿no?», se cuestionó el Uchiha. Estaba a punto de darse cuenta de que se equivocaba.
Mientras tanto, por el rabillo del ojo captó cómo el shinobi de Ame, el que se había llevado toda la demostración bostezando y protestando, le observaba con pobre disimulo. Akame curvó sus labios en una sonrisa un tanto pilluela, y sin tapujos le gritó al gennin.
—¡Eh, compañero! No tengas miedo, acércate si te interesa nuestra conversación. Tal vez aprendas algo más sobre espadas.
«No puede ser tan mala, ¿no?», se cuestionó el Uchiha. Estaba a punto de darse cuenta de que se equivocaba.
Mientras tanto, por el rabillo del ojo captó cómo el shinobi de Ame, el que se había llevado toda la demostración bostezando y protestando, le observaba con pobre disimulo. Akame curvó sus labios en una sonrisa un tanto pilluela, y sin tapujos le gritó al gennin.
—¡Eh, compañero! No tengas miedo, acércate si te interesa nuestra conversación. Tal vez aprendas algo más sobre espadas.