13/09/2017, 15:39
—Así debe ser. Lo que no me explico es cómo ha conseguido entrar aquí. ¡Es el palacio del Señor Feudal! A no ser que...
Mogura escuchaba las palabras de su superior mientras el tratamiento de las quemaduras avanzaba.
»A no ser que supiera que íbamos a hospedarnos en el palacio. A no ser que haya alguien dentro de palacio como cómplice... Mierda. Chicos, lo siento mucho, pero tendremos que irnos sin dormir aquí, me temo que este sitio podría no ser seg...
Un Kajitsu Hōzuki dentro del palacio del señor feudal, le incomodaba un poco pensar que el grupo tuviese semejante influencia como para poder compartir el mismo techo que la persona más importante del país. Shanise se lamentó el no poder continuar la noche en ese lugar pero fue en el momento en que quiso terminar su oración que sus palabras se interrumpieron.
El joven médico levantó la mirada y pudo ver con claridad a una Shanise que parecía haber visto un fantasma.
—Segu... Se... se... s...
No pudo terminar de hablar. La fémina se agarró la garganta y cayó de espaldas. Las venas de la cara empezaron a marcársele bajo la piel, y los ojos se le pusieron en blanco y su mirada se perdió. Se estaba ahogando.
«¡Mierda...!»
El brillo de las manos del médico desapareció, su cuerpo se giró para quedar junto a Shanise.
¡Aguante un poco, Shanise-san!
No había que ser ningún genio para darse cuenta de que la mujer estaba siendo víctima de un veneno, veneno que afectaba su respiración. Aún así era preciso detenerse un par de segundos y localizar de manera precisa la ubicación de la toxina.
Una mano se extendió hasta su kit médico, de su interior tomaría un recipiente que en su interior contenía un elemento imprescindible para la técnica que necesitaba realizar. Su otra palma se haría con Hane.
Con todos los elementos listos, y sin intención de perder ni un segundo, iniciaría el proceso. Practicaría una incisión con el filo de la espada, esta sería lo suficientemente profunda para llegar a la ubicación del veneno. Haría a un lado la wakizashi y vertería en sus manos el fluido, el cual a pesar de ser tan liquido como el agua, gracias a la concentración de chakra médico conseguía que no escapase de sus dedos. Sin pensarlo dos veces, empujaría el fluido al interior de la incisión y comenzaría el proceso de extraer la toxina.
«No va a morir el día de hoy, Shanise-san...»
La situación era critica, pero su pulso no se había alterado ante la naturaleza del momento, ni ante el cuerpo lleno de quemaduras de la joven kunoichi o la grotesca imagen de una mujer asfixiándose. Tenía estomago para eso y más. Aun así, su mirada no podría estar más seria, quizás debido al nivel de concentración que precisaba en ese instante.
Mogura escuchaba las palabras de su superior mientras el tratamiento de las quemaduras avanzaba.
»A no ser que supiera que íbamos a hospedarnos en el palacio. A no ser que haya alguien dentro de palacio como cómplice... Mierda. Chicos, lo siento mucho, pero tendremos que irnos sin dormir aquí, me temo que este sitio podría no ser seg...
Un Kajitsu Hōzuki dentro del palacio del señor feudal, le incomodaba un poco pensar que el grupo tuviese semejante influencia como para poder compartir el mismo techo que la persona más importante del país. Shanise se lamentó el no poder continuar la noche en ese lugar pero fue en el momento en que quiso terminar su oración que sus palabras se interrumpieron.
El joven médico levantó la mirada y pudo ver con claridad a una Shanise que parecía haber visto un fantasma.
—Segu... Se... se... s...
No pudo terminar de hablar. La fémina se agarró la garganta y cayó de espaldas. Las venas de la cara empezaron a marcársele bajo la piel, y los ojos se le pusieron en blanco y su mirada se perdió. Se estaba ahogando.
«¡Mierda...!»
El brillo de las manos del médico desapareció, su cuerpo se giró para quedar junto a Shanise.
¡Aguante un poco, Shanise-san!
No había que ser ningún genio para darse cuenta de que la mujer estaba siendo víctima de un veneno, veneno que afectaba su respiración. Aún así era preciso detenerse un par de segundos y localizar de manera precisa la ubicación de la toxina.
Una mano se extendió hasta su kit médico, de su interior tomaría un recipiente que en su interior contenía un elemento imprescindible para la técnica que necesitaba realizar. Su otra palma se haría con Hane.
Con todos los elementos listos, y sin intención de perder ni un segundo, iniciaría el proceso. Practicaría una incisión con el filo de la espada, esta sería lo suficientemente profunda para llegar a la ubicación del veneno. Haría a un lado la wakizashi y vertería en sus manos el fluido, el cual a pesar de ser tan liquido como el agua, gracias a la concentración de chakra médico conseguía que no escapase de sus dedos. Sin pensarlo dos veces, empujaría el fluido al interior de la incisión y comenzaría el proceso de extraer la toxina.
«No va a morir el día de hoy, Shanise-san...»
La situación era critica, pero su pulso no se había alterado ante la naturaleza del momento, ni ante el cuerpo lleno de quemaduras de la joven kunoichi o la grotesca imagen de una mujer asfixiándose. Tenía estomago para eso y más. Aun así, su mirada no podría estar más seria, quizás debido al nivel de concentración que precisaba en ese instante.
Hablo - Pienso