14/09/2017, 03:10
(Última modificación: 14/09/2017, 03:24 por Uchiha Datsue.)
Bajó la mano, inseguro. Había repetido aquella acción al menos una decena de veces. Primero, subía los nudillos a media altura. Luego, los aproximaba a la puerta, suspiraba y, tras unos segundos de debate interno, los volvía a bajar.
Quería llamar. Quería entrar. Pero aquella puerta le daba demasiado miedo. Demasiado respeto. O, más bien, lo que había tras ella. Nada más y nada menos que Uchiha Akame. Si es que había vuelto ya. Pese a que era bastante tarde, sabía que a su compañero le gustaban las escapadas nocturnas esporádicas.
Datsue había ido a disculparse. A limar asperezas. No le convenía tener a Uchiha Akame de enemigo, y pese a que sabía que era una misión suicida, debía intentar resolverlo. No quería pasarse el resto de su vida vigilándose las espaldas en su propia Aldea. La cuestión era… ¿cómo se ganaría su perdón?
«Mierda…»
Dio media vuelta y se alejó. Lo de la revista había sido un tremendo acierto y una cagada al mismo tiempo. En apenas unas horas ya se había armado un buen revuelo. Dos días después, el Uchiha dudaba que los rumores no hubiesen alcanzado ya a los propios habitantes del Valle. Si la ponía a la venta en la Villa, estaba convencido, se la quitarían de las manos. Un éxito de ventas rotundo.
Sin embargo, había dos problemas. Uno que no había vislumbrado, y otro que le había estallado en la cara hacía dos noches. El primero era que se forraría con el primer número. Y eso era un problema porque, luego, la gente podría descubrir la verdad. Riko ya lo había hecho, y nada impedía que el resto no lo hiciese también. Quizá hasta los propios Sakamoto tomasen cartas en el asunto. En ese caso, su credibilidad quedaría en entredicho para siempre. Nadie querría leer los próximos números de la revista por considerarlo una estafa, y, lo que era incluso peor, todo el mundo estaría receloso para hacer negocios con él. No le creerían. No confiarían en su palabra.
El segundo, tenía nombre y apellido: Hozuki Chokichi. Aquel tipo no entendía de momentos, de cuando era conveniente sacar a la luz una bomba o no. Se había ido con la revista, y le había amenazado con publicarla él mismo sin su ayuda. Aquel problema era todavía más gordo, pues no solo se llevaría las culpas igualmente, sino que aún por encima se quedaría sin pasta. Pero como aquel problema no podía resolverlo —no, al menos, hasta que regresasen a la Villa—, era mejor olvidarse de él y centrarse en el que sí.
«Recuperar la credibilidad de mis compañeros…» Suspiró. No iba a ser tarea fácil. Esta vez sin dudas ni miedos, llamó a la puerta. No era la de Uchiha Akame —mejor dejarle a él para el final—, sino que se trataba de una habitación del piso inferior.
Concretamente, la habitación de…
Quería llamar. Quería entrar. Pero aquella puerta le daba demasiado miedo. Demasiado respeto. O, más bien, lo que había tras ella. Nada más y nada menos que Uchiha Akame. Si es que había vuelto ya. Pese a que era bastante tarde, sabía que a su compañero le gustaban las escapadas nocturnas esporádicas.
Datsue había ido a disculparse. A limar asperezas. No le convenía tener a Uchiha Akame de enemigo, y pese a que sabía que era una misión suicida, debía intentar resolverlo. No quería pasarse el resto de su vida vigilándose las espaldas en su propia Aldea. La cuestión era… ¿cómo se ganaría su perdón?
«Mierda…»
Dio media vuelta y se alejó. Lo de la revista había sido un tremendo acierto y una cagada al mismo tiempo. En apenas unas horas ya se había armado un buen revuelo. Dos días después, el Uchiha dudaba que los rumores no hubiesen alcanzado ya a los propios habitantes del Valle. Si la ponía a la venta en la Villa, estaba convencido, se la quitarían de las manos. Un éxito de ventas rotundo.
Sin embargo, había dos problemas. Uno que no había vislumbrado, y otro que le había estallado en la cara hacía dos noches. El primero era que se forraría con el primer número. Y eso era un problema porque, luego, la gente podría descubrir la verdad. Riko ya lo había hecho, y nada impedía que el resto no lo hiciese también. Quizá hasta los propios Sakamoto tomasen cartas en el asunto. En ese caso, su credibilidad quedaría en entredicho para siempre. Nadie querría leer los próximos números de la revista por considerarlo una estafa, y, lo que era incluso peor, todo el mundo estaría receloso para hacer negocios con él. No le creerían. No confiarían en su palabra.
El segundo, tenía nombre y apellido: Hozuki Chokichi. Aquel tipo no entendía de momentos, de cuando era conveniente sacar a la luz una bomba o no. Se había ido con la revista, y le había amenazado con publicarla él mismo sin su ayuda. Aquel problema era todavía más gordo, pues no solo se llevaría las culpas igualmente, sino que aún por encima se quedaría sin pasta. Pero como aquel problema no podía resolverlo —no, al menos, hasta que regresasen a la Villa—, era mejor olvidarse de él y centrarse en el que sí.
«Recuperar la credibilidad de mis compañeros…» Suspiró. No iba a ser tarea fácil. Esta vez sin dudas ni miedos, llamó a la puerta. No era la de Uchiha Akame —mejor dejarle a él para el final—, sino que se trataba de una habitación del piso inferior.
Concretamente, la habitación de…
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado