15/09/2017, 15:49
(Última modificación: 15/09/2017, 15:50 por Uchiha Akame.)
Cuando Akame vio como el borracho se alejaba, convencido por su amigo, estuvo apunto de soltar un suspiro de alivio. No le dio tiempo. Incluso antes de llegar a incorporarse por completo, el amigo de Chae sacó rápidamente un kunai y le apuñaló por la espalda. Fue un ataque certero, preciso y mortal. «Más que premeditado», dedujo el Uchiha. ¿Y ya está? ¿Un ninja acababa de asesinar a otro en la calle, a plena luz del día, y ya está? Incrédulo, el gennin se puso completamente en pie y asintió con gesto tenso a las palabras del tal Raimyogan. «Parece tan nervioso como nosotros... Es evidente que tiene miedo a las represalias de lo que acabamos de oír».
Akame abrió la boca para contestar, pero Datsue se le adelantó. Así pues, el mayor de los Uchiha se limitó a asentir otra vez y darse media vuelta para empezar a andar en la dirección en la que habían venido; la residencia del Uzukage.
Mientras caminaba, empezó a ser realmente consciente de lo que acababa de ocurrir. «Un asesinato en plena calle, sin juicio, sin pruebas, sin nada»; le resultaba tremendamente familiar a la entrada en escena que había hecho Gouna —ahora muerta— matando al falso Zoku. Y recordó lo mal que le había sentado aquello. Oonindo estaba resultando ser un lugar mucho más cruel y brutal de lo que él se había imaginado.
—¿Qué demonios está pasando en la Villa? —masculló el Uchiha, por lo bajo, como si temiese ser oído tal y como lo habían temido Chae y Raimyogan.
Una frase seguía retenida en su mente. Palabras que resonaban altas y claras como el Sol de una mañana de Verano. Palabras que tardaría mucho, mucho tiempo en sacarse de la cabeza.
Cuando sus pasos les condujesen a la residencia de Uzumaki Zoku, Akame pediría entrada a quien quiera que la estuviese custodiando y buscaría verse con el Kage.
Akame abrió la boca para contestar, pero Datsue se le adelantó. Así pues, el mayor de los Uchiha se limitó a asentir otra vez y darse media vuelta para empezar a andar en la dirección en la que habían venido; la residencia del Uzukage.
Mientras caminaba, empezó a ser realmente consciente de lo que acababa de ocurrir. «Un asesinato en plena calle, sin juicio, sin pruebas, sin nada»; le resultaba tremendamente familiar a la entrada en escena que había hecho Gouna —ahora muerta— matando al falso Zoku. Y recordó lo mal que le había sentado aquello. Oonindo estaba resultando ser un lugar mucho más cruel y brutal de lo que él se había imaginado.
—¿Qué demonios está pasando en la Villa? —masculló el Uchiha, por lo bajo, como si temiese ser oído tal y como lo habían temido Chae y Raimyogan.
Una frase seguía retenida en su mente. Palabras que resonaban altas y claras como el Sol de una mañana de Verano. Palabras que tardaría mucho, mucho tiempo en sacarse de la cabeza.
«Adaptarse o morir»
Cuando sus pasos les condujesen a la residencia de Uzumaki Zoku, Akame pediría entrada a quien quiera que la estuviese custodiando y buscaría verse con el Kage.