15/09/2017, 16:22
Ayame había hechos unas preguntas pero no había tenido oportunidad de contestarle, pues la ANBU recuperó el habla y de sus labios escaparon unas palabras.
—Ma... Manase-san... M... Me has salvado la vida.
Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal, rompiendo su seria mirada. No puedo evitar realizar una ligera reverencia, por dentro se sentía aliviado de no tener que tomar una decisión por la totalidad del grupo. Había logrado extender la vida de Shanise y ahora esta sería capaz de seguir liderando el equipo.
El grupo volvería al camino, el palacio sería destacado como un lugar seguro para detenerse y llegar a destino seguía siendo una prioridad. Así como Ayame había buscado sus cosas, el joven médico se había tomado un momento para arreglarse y juntar sus cosas. Hane, a falta de una vaina apropiada, había sido envuelta en vendas y reposaba en el interior de su cintura, por encima de su kit médico.
Podía llegar a decir que era el que estaba menos cansado del grupo, no lo habían envenenado ni intentado secuestrar, simplemente le habían despertado en un momento para que hiciera lo que mejor sabía hacer. Aun así, el retomar el viaje se le hizo tan pesado como a sus compañeras. Incluso con la capa no podía detener los azotes del clima, debía existir una forma más eficiente de recorrer esas distancias. Pero aún no la había encontrado.
Su mirada por momentos oscilaba entre la líder del equipo y la joven jinchuuriki, a la primera por si en algún momento su cuerpo llegaba a experimentar algún efecto retardado del veneno y a la segunda en caso de que llegase a pasarle cualquier cosa. Finalmente, Shanise se detuvo.
—Chicos. Ya queda poco para la Ciudad Fantasma. Antes de que lleguemos, tenemos algunas cosas sobre las que discutir. ¿Qué os parece si aprovechamos para hacer un alto en el camino y descansar?
Ayame asintió suspirando y se echó donde estaba parada.
—¿Qué ocurre, Shanise-senpai?
Consultó entonces haciendo su mejor esfuerzo porque las palabras salieran de sus labios.
Mogura por su parte trataría de ser un poco más paciente y esperaría a que Shanise se sentase. No hubo necesidad de hacer ninguna pregunta, Ayame la había hecho por él.
—Ma... Manase-san... M... Me has salvado la vida.
Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal, rompiendo su seria mirada. No puedo evitar realizar una ligera reverencia, por dentro se sentía aliviado de no tener que tomar una decisión por la totalidad del grupo. Había logrado extender la vida de Shanise y ahora esta sería capaz de seguir liderando el equipo.
El grupo volvería al camino, el palacio sería destacado como un lugar seguro para detenerse y llegar a destino seguía siendo una prioridad. Así como Ayame había buscado sus cosas, el joven médico se había tomado un momento para arreglarse y juntar sus cosas. Hane, a falta de una vaina apropiada, había sido envuelta en vendas y reposaba en el interior de su cintura, por encima de su kit médico.
Podía llegar a decir que era el que estaba menos cansado del grupo, no lo habían envenenado ni intentado secuestrar, simplemente le habían despertado en un momento para que hiciera lo que mejor sabía hacer. Aun así, el retomar el viaje se le hizo tan pesado como a sus compañeras. Incluso con la capa no podía detener los azotes del clima, debía existir una forma más eficiente de recorrer esas distancias. Pero aún no la había encontrado.
Su mirada por momentos oscilaba entre la líder del equipo y la joven jinchuuriki, a la primera por si en algún momento su cuerpo llegaba a experimentar algún efecto retardado del veneno y a la segunda en caso de que llegase a pasarle cualquier cosa. Finalmente, Shanise se detuvo.
—Chicos. Ya queda poco para la Ciudad Fantasma. Antes de que lleguemos, tenemos algunas cosas sobre las que discutir. ¿Qué os parece si aprovechamos para hacer un alto en el camino y descansar?
Ayame asintió suspirando y se echó donde estaba parada.
—¿Qué ocurre, Shanise-senpai?
Consultó entonces haciendo su mejor esfuerzo porque las palabras salieran de sus labios.
Mogura por su parte trataría de ser un poco más paciente y esperaría a que Shanise se sentase. No hubo necesidad de hacer ninguna pregunta, Ayame la había hecho por él.
Hablo - Pienso